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Fue hace justo diez años, el 19 de mayo de 2015, cuando José Mujica visitó Gipuzkoa para conocer, al fin, el caserío de Beasain de ... donde procede su familia. Fue una visita corta, pero conmomedora para el político, que pudo conocer en persona el que fue el hogar de sus antepasados.
«¡O sea que mi origen es guipuzcoano!», bromeaba entonces el expresidente de Uruguay que falleció ayer tras una larga enfermedad. La frase no es baladí. Fue una investigacion de Mikel Prieto, de Eusko Ikaskuntza, y de la que se hizo eco este periódico, la descubrió que los antecedentes de Mujica se encontraban en Beasain y no en la localidad vizcaína de Muxika, que el uruguayo visitó en 2013 convencido de que allí se encontraban los orígenes de su familia.
El trabajo de Prieto, recogido en el libro 'La familia vasca de José Mujica' apunta a que la casa matriz de la saga es el caserío Muxika del barrio de Astigarreta en Beasain, una construcción de la que hay referencias al menos desde el siglo XVI. La investigación incluye doce generaciones, desde el expresidente hasta Pascual Muxica y Marina Arregui, feligreses de la parroquia de Astigarreta en el último cuarto del siglo XVI. Un antepasado del expresidente uruguayo dejó el caserío para trasladarse al barrio de Urrestilla de Azpeitia y de allí la familia se fue a Tolosa. Fue en la villa papelera donde en 1818 nació Francisco Musica Yeregui, bisabuelo del político. Éste se caso con una donostiarra de padre italiano, Catalina Chipiriano Esnaola, y en 1841 embarcaron del puerto de San Sebastián rumbo a América con un hijo de dos años y una hija de pocos meses.
El destino de la familia fue Uruguay ya que en Montevideo residía un tío de Francisco, Juan Fermín Yeregui Yzaguirre. Así, en 1846, en la ciudad uruguaya de Florida nació el cuarto hijo del matrimonio, José Cruz, abuelo del expresidente.
Una vez terminada la investigación, el propio Prieto envió el árbol genealógico completo y el dossier de su trabajo a la sede de la presidencia de Uruguay. A los pocos días recibió una llamada de agradecimiento. «Creo que 'El Pepe', como cariñosamente le llaman sus paisanos, se ha quedado muy sorprendido al descubrir, con documentos históricos en la mano, que su bisabuelo no viene de Bizkaia sino del corazón de Gipuzkoa», comentaba entonces el historiador.
Y tenía razón porque a los pocos meses Mujica -ya expresidente de Uruguay- decidió volver a Euskadi para, esta vez sí, conocer el verdadero origen de su familia. En su visita, dentro de un viaje privado que el uruguayo realizó junto a su mujer Lucía Topolansky, pudo conocer y charlar con los moradores del caserío familiar, enclavado cerca del alto de Mandubia. Tal y como recoge Mitxel Ezquiaga en la crónica de aquel día, «el político fue recibido por Pedro Alustiza y Rosario Mujica, que pese al apellido no tiene que ver con el mandatario uruguayo. Familiares del matrimonio también estuvieron presentes en la reunión, vieron imágenes antiguas, conversaron y sobre todo Mujica se quedó impresionado por la ganbara del edificio que evoca al aspecto que tenía hace cuatro siglos».
Tras visitar el caserío de su familia, Mujica y su mujer se trasladaron a San Sebastián. A pesar de que la voluntad del mandatario era disfrutar de un viaje «privado, familiar y tranquilo, casi anónimo», los compromisos del expresidente fueron inevitables. En la capital guipuzcoana fue recibido por el entonces alcalde Juan Karlos Izagirre y desde el consistorio pudo ver el puerto de donde partió su bisabuelo rumbo a América para dar comienzo a una nueva saga al otro lado del charco.
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