La inflación vacía el almacén del Banco de Alimentos de Gipuzkoa

Por ello, el Banco de Alimentos se ve en la necesidad de reforzar la campaña de recogida de primavera, para la que este año realizarán un llamamiento especial. El objetivo es volver a llenar las baldas para tener reservas suficientes. Serán dos días, el 12 y 13 de mayo, en los que esperan que la solidaridad de la sociedad guipuzcoana se repita tras «la buena acogida de la última Gran Recogida», afirma Belén Méndez de Vigo, presidenta del Banco de Alimentos de Gipuzkoa.

De esta forma, volverán los carros al exterior de las tiendas y los voluntarios para que la gente «se acerque a donar y podamos ayudar a quienes más lo necesitan». También habrá posibilidad de comprar bonos al pasar por las cajas de los supermercados, y la entidad mantiene abierta durante todo el año su cuenta corriente para quienes quieran realizar donaciones a través de transferencia bancaria o por medio de Bizum y Paypal.

Si el año pasado en primavera estuvieron presentes en 30 tiendas de Gipuzkoa, en esta ocasión lo harán en más de 50 establecimientos de Eroski y Uvesco (Super Amara y BM). Legumbres, arroz, pasta, leche, aceite, conservas, café, cacao... son alimentos que solicitan para ayudar a los más vulnerables. En la entidad son conscientes de que la «situación económica se ha complicado para todos». «Cualquier aporte, por pequeño que sea, ayuda mucho. Si cada persona solo puede aportar un kilo de arroz, al final se consiguen muchos kilos», asegura Méndez de Vigo.

La inflación es el gran reto a encarar pese a los buenos datos de la última Gran Recogida. Se llegaron a recolectar 240 toneladas de comida, ingresaron 85.000 euros en sus cuentas corrientes, y vendieron bonos por valor de 305.000 euros. En total, 630.000 euros, que iguala a las cifras alcanzadas en 2019. «La gente respondió muy bien. Tradicionalmente, con esa campaña conseguíamos hacer acopio suficiente para llegar hasta el mes de noviembre del siguiente año. Ahora, creemos que va a ser imposible», reconoce la presidenta de la entidad.

Los precios de algunos productos de primera necesidad han subido hasta un 30% en apenas unos meses y alimentos como el aceite o pañales se han convertido en productos «casi inaccesibles». Esto ha obligado al Banco de Alimentos a tener que «recortar» las cantidades de los lotes. «Hasta hace nada, cada persona recibía de media tres cuartos de litros de aceite o 700 gramos de pasta. Ahora les tenemos que dar medio litro y 450 gramos», lamenta Carlos Fernández, vicepresidente de la asociación.

Especialmente han notado la carestía a la hora de adquirir productos infantiles como pañales o leche. «El año pasado compramos 33.000 litros de leche con el dinero de los bonos. Nos costó 21.000 euros. Ahora esa misma cantidad nos cuesta 28.000 euros. Un incremento de un 33% en apenas unos meses».

A esto se suma el último quebradero de cabeza. El Banco de Alimentos está dentro de la red de reparto de comida del Fondo de Ayuda europeo. Desde esta red les han comunicado que este 2023 no habrá reparto de leche ni tampoco de aceite, dos productos que consideran básicos en Oiartzun.

«Es un golpe para nosotros porque tendremos que recurrir a más litros de nuestra reserva y no tendremos esa ayuda europea», apunta Belén Méndez de Vigo, que recuerda la inquietud que vivió el año pasado cuando la leche de procedencia guipuzcoana no llegaba al almacén por «problemas con el transporte». «Llegamos a considerar ir a Francia a pedirla. Es un alimento fundamental que no puede faltar en la dieta, especialmente de los más pequeños», sostiene Méndez de Vigo.

El Banco de Alimentos colabora con 168 asociaciones y ayuntamientos de Gipuzkoa que permiten llegar a 21.600 usuarios, según los datos del último trimestre. Hay un gran número de personas de origen extranjero, señala la presidenta, pero también «muchos guipuzcoanos, y mucha gente con trabajo».

El número de personas que recurren a la solidaridad para tener un plato de comida en su mesa no ha subido desde el final de la pandemia. Méndez de Vigo recuerda el repunte durante los años del covid, pero «en el último año la cifra se mantiene más o menos estable, aunque sigue siendo mucha la gente que atendemos en una situación de vulnerabilidad», explica Fernández. «Hay familias que vivían en una situación normal hasta hace no mucho que han visto cómo cada vez cuesta más llegar a fin de mes. Todo se ha encarecido, tanto para las personas necesitadas como para las que no lo han notado. La gente está concienciada de que es un momento complicado y toca apoyarse los unos a los otros», apuntan desde el Banco de Alimentos. Esperan que el nuevo llamamiento sea tan bien acogido como el de Navidad para poder mirar las baldas del almacén con tranquilidad.