¡¡¡Más noticias asombrosas!!!

Comenzamos de luto, en un caso en el que, por una vez, la esquela se preparó antes que la propia muerte (o, errata de por medio, «murte»)…

No andaban muy sembrados el 29 de diciembre de 1963, cuando publicaron esta noticia situada en «Beirunt» (en vez de Beirut), igual que no habían estado atinados los tres amigos de un peluquero libanés a quien le habían gastado «una macabra inocentada». Al abrir la persiana de su establecimiento, se encontró con «una gran esquela anunciando su propia muerte. Tan grande ha sido su emoción y tan fuerte la impresión, que ha caído muerto repentinamente». Al menos, la esquela ya la tenían adelantada (disculpen por el humor negro).

También en la onda siniestra, consignamos la siguiente tragedia de abril de 1964. Ah, ¿pero qué?, ¿realmente no fue una tragedia?

Nos encontramos ante un caso de redacción equívoca para buscar el impacto. Si hubieran escrito que en Phoenix habían provocado un accidente aéreo controlado con fines experimentales acaso no hubiésemos leído la noticia, pero peor es leerla irritados por el engaño. En todo caso, ¿sufrieron los maniquíes o no?

Otro texto asombroso, y no publicado un 28 de diciembre, descubría el invento del siglo, ¡unas botas de fútbol milagrosas!…

El señor Quílez, alicantino y autor del invento, aseguraba que sus botas corregían los desvíos en los disparos a portería. Después de muchas pruebas, «hoy ya puedo asegurar que lo de echar los balones fuera, cuando se chuta a la portería, está corregido. Que las botas son maravillosas, que los disparos van todos a puerta y, además, se chuta con más potencia».

Pues qué bien. Lo que no entendemos es qué ha podido ocurrir desde 1964 para que los futbolistas sigan echando tantos balones fuera de las redes.

Otra rareza. Por televisión hemos visto bodas en cimas de montañas y en el fondo del mar. En 1964 se hablaba, sin foto que lo atestiguase, de un enlace matrimonial celebrado en Oxford con llegada espectacular al templo…

Se nota que eran otros tiempos, que hoy la novia también se hubiera lanzado en paracaídas.

Cerramos nuestra colección de recortes al filo de lo increíble con uno que apareció en la última página en octubre de 1965, o sea, algo más de veinte años después del final de la Segunda Guerra Mundial, y que nos suena a historia de película. Si es que hay «errores administrativos» que…