«Les hicimos un favor y tratan de aprovecharse; saben que viven en un piso turístico»
La empresa gestora de la vivienda de Orio de la que una pareja se niega a salir aduce que «se acogió a esta familia por ayudarla» y ahora se siente «engañada»
«No salimos de nuestro asombro. Se les hace un favor y responden así. Siempre han sabido que se trata de un piso turístico regulado ... como tal, que se dedica a eso todo el año, no solo en verano, y que se ha hecho con ellos una excepción precisamente por su situación personal, la buena voluntad de la propietaria, y siempre bajo la premisa de que era mientras buscaban otra vivienda». Responsables de la empresa que gestiona el piso de Orio en el que residen Daniel Scott y Marta Rizzo, una pareja de origen argentino que, como ayer contó DV, rechazan abandonar la vivienda que habitan una vez vencido el contrato de arrendamiento que tienen firmado hasta el 15 de junio al entender que ese contrato constituye un «fraude de ley», matizan la versión de la pareja.
En primer lugar, aclaran que «no somos una agencia inmobiliaria como afirman, sino una empresa turística dedicada al alquiler de viviendas turísticas. De hecho, el piso en cuestión es una vivienda turística, no un piso con finalidad residencial».
Un dato primordial, pues a entender de esta empresa no sería aplicable el principio legal de que el alquiler temporal de una vivienda debe estar vinculado efectivamente a una necesidad de alojamiento eventual demostrable por parte del inquilino para no constituir un fraude de ley (firmar un contrato temporal para eludir los condicionantes del alquiler a largo plazo a sabiendas de que para el inquilino supone su residencia estable). Un fundamento que constituye la base de la resistencia de Daniel y Marta a desalojar la vivienda en el plazo acordado.
Las fuentes de la empresa explican que «en marzo de 2023 llegaron acompañados por una pareja del pueblo pidiendo que por favor les dejáramos alquilar el piso en cuestión porque no encontraban otro alojamiento. Les remarcamos que se trata de una vivienda turística, que debían buscar en el mercado residencial, pero insistían en que no encontraban nada. Atendiendo a su situación personal, recién llegados al país y con un hijo con autismo, hablamos con la dueña y esta aceptó acogerles en su vivienda. Se firmó un contrato de dos meses, hasta el inicio de la temporada de verano, pero como seguían sin encontrar una residencia, y siempre a petición de ellos, la propietaria aceptó que siguieran en su piso durante el verano (de 2023) e incluso excepcionalmente se firmó un contrato hasta junio de 2024, siempre bajo la premisa de que estarían mientras buscaban un piso de alquiler de larga duración».
Tal y como señalaron Daniel y Marta, dejaron la vivienda en julio y agosto pasados, tras los que «volvieron a pedir si podían alquilar de nuevo la vivienda en septiembre y durante el curso 24-25. Les volvimos a remarcar que debían buscar otro piso, que este es turístico, pero insistieron y de nuevo la propietaria volvió a aceptar acogerles por hacerles un favor».
Primera línea de playa y garaje
En la compañía recalcan que «es un piso en primera línea de playa, de tres habitaciones y garaje por el que pagan 1.050 euros, muy por debajo del precio de mercado», y cuestionan si «realmente han estado buscando otro alojamiento. Todos sabemos cómo está el mercado del alquiler, pero se hace difícil pensar que no hayan encontrado alternativa en dos años. Quizás no en Orio, pero en otros municipios cercanos...».
Aseguran que «hemos tenido muchos gestos con ellos, además del mero hecho de dejarles vivir en un piso turístico. No les hemos cobrado comisiones, aunque el contrato era hasta el 15 de junio se les ha dejado estar hasta el 21...».
Lamentan una situación que para ellos es «una decepción» y advierten de que «si tienen que decidir los tribunales, así será. Creemos tener argumentos suficientes, pues es un piso que es vivienda turística desde al menos 2015, siempre se ha destinado a esa función, donde la temporalidad va intrínseca, y esta familia es el primer caso con un contrato a largo plazo, los primeros ocupantes que nos son turistas, y ahora tratan de aprovecharse». «No se trata de un propietario que les echa en verano o que intenta burlar la ley, como intentan hacer ver. Ellos sabían desde el principio dónde están y nos sentimos víctimas de un engaño por su parte», rematan.
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