Los gobios, pequeños y alargados, viven en aguas dulces y salobres del litoral. El gobio es solitario pero sus alevines nadan en bancos para simular ... la forma de un pez de mayor tamaño y protegerse de depredadores. Como su supervivencia depende del grupo han aprendido a moverse de forma sincronizada, respondiendo en milésimas de segundo a los movimientos de sus vecinos.
Konrad Lorenz, Nobel de Medicina, relató en un artículo uno de los experimentos con gobios que realizó Erich von Holst, pionero de los estudios del comportamiento animal. Mediante una cirugía Holst extirpó a un alevín de gobio la porción anterior del cerebro, donde se hallan las reacciones de adhesión al grupo. Como resultado, el gobio operado ve, come y nada con normalidad pero cambia su carácter. Se aparta del resto sin miedo y sigue su propio curso sin preocuparse de si le siguen. La determinación del alevín anima al resto de peces, que lo siguen, convirtiéndole en el líder del grupo.
Observo el movimiento bello e hipnótico de un banco de sardinas. Se comportan como una comunidad que ha desarrollado una inteligencia colectiva y comparte las decisiones. En cambio, el gobio descerebrado actúa en solitario, movido por su interés, aunque sus decisiones perjudiquen al grupo.
Apenas veo informativos. Desde que conocí la historia de Erich von Holst temo ver de espaldas a algún líder, fijarme en su nuca y comprobar que disimula bajo el pelo una cicatriz en la parte anterior del cráneo.
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