Un muro se traga cuatro autobuses en Arrasate

Parte de la cubierta de las pistas de pádel de San Marcial-Txingudi, desprendida. El acceso a Behobia, cortado por la caída de árboles. La caseta de la pista de patinaje de la plaza del Ensanche, desmontada por precaución. Irun acumuló ayer más de un centenar de incidencias provocadas por el fuerte viento, informa Joana Ochoteco.

Uno de los puntos que más problemas generó fue ese corte de la carretera entre el centro y Behobia, que permaneció cerrado al tráfico de vehículos durante la mayor parte de la jornada. Una situación similar se vivió en la carretera a la altura del Golf. Ambas circunstancias provocaron el colapso del tráfico en la ciudad durante toda la jornada . «Vaya panorama. Estana todo cortado. He tardado más de un hora en salir de Irun para ir a trabajar y a la vuelta me he encontrado con el mismo escenario», se lamentaba un vecino del barrio de Arbes.

Quienes no tuvieron que coger el coche tampoco se libraron de las molestias, o algún susto, derivados de esas fortísimas rachas de viento. «Se me ha roto un cristal», lamentaba una vecina de San Miguel. En ese mismo barrio, contaba, se están realizando obras para instalar una cubierta en un parque infantil «y el viento ha dejado todo hecho un desastre. Las vallas volcadas, los materiales de trabajo desperdigados...». Se lo contaba a una vecina de Puiana, que se llevó un buen susto «a las siete y media de la mañana» con el estruendo que provocó la caída de «lo que parecía la puerta de algún armario exterior» en su terraza.

Otras de las incidencias que dejó el vendaval fueron desperfectos en la cubierta del parque Nagore Laffage, desprendimientos de cascotes, barandillas y señales viarias; así como varias chapas afectadas en la cubierta del frontón Uranzu. Ese desmontaje de urgencia que tuvo que realizarse en la pista de patinaje de la plaza del Ensanche provocará que, durante todo este fin de semana, la instalación esté cerrada al público. Otra actividad prevista para hoy también ha tenido que suspenderse: en la plaza Pío XII iba a tener lugar una jornada dedicada al hip-hop, pero el viento dañó la carpa que iba a acoger la actividad y se ha optado por posponer su celebración.

Las instalaciones deportivas tampoco se libraron: las cubiertas del recinto de pádel de San Marcial-Txingudi sufrieron desperfectos y permanecen cerradas hasta nuevo aviso. En el polideportivo Artaleku se produjeron problemas en el conducto de climatización del agua, lo que provocó el cierre de las instalaciones durante toda la jornada.

El riesgo de desbordamiento del Bidasoa fue otra de las grandes preocupaciones de la jornada: de madrugada, efectivos de Protección Civil y Policía Municipal instalaron en Behobia las compuertas anti-inundaciones y se retiraron los vehículos de las zonas más expuestas como medidas preventivas.

Un desprendimiento de tierras originó el desplome de un muro de hormigón que sepultó cuatro autobuses urbanos que pernoctaban en las cocheras de la antigua Pesa, en el barrio Musakola, informa Kepa Oliden.

Dos autobuses urbanos locales y dos comarcales, que permanecían estacionados en el exterior de las cocheras, resultaron gravemente dañados. Hacia las 23.30 horas del jueves la ladera se vino abajo, afectada por las intensas lluvias que cayeron, arrastrando el muro de contención que la aguantaba. El desprendimiento destruyó también el vestuario de los conductores, que en ese momento se hallaba vacío.

Transportes Pesa adquirió hace veinte años el pabellón de la quebrada empresa de muebles de cocina Pereda, edificada en 1970 en la empinada vaguada del riachuelo Istingaerreka. El muro de contención data de la época y ha acabado cediendo bajo la presión de la ladera inundada de agua tras las intensas precipitaciones.

Los autobuses sepultados por el muro de hormigón quedaron «para la chatarra», según Jose Álvarez, responsable de operaciones de la división de Euskadi del Grupo Avanza, empresa propietaria de la antigua Transportes Pesa.

El mayor perjuicio afecta al servicio de transporte urbano municipal, que normalmente opera con cuatro vehículos más otro de reserva. Desde ayer viernes lo hace con solo tres unidades y sin ninguno de reserva. Por ese motivo, Álvarez advirtió que el servicio «funciona en precario y podría haber retrasos». Sin embargo, añadió que «cuatro chóferes se relevan ininterrumpidamente para tratar de minimizar las afecciones».

Una de las incidencias más repetidas fue la caída de árboles y ramas que obstaculizaban la circulación. Como informa Joakin Sudupe, la antigua carretera de Azkarate en dirección a Elgoibar permaneció cortada al igual que el vial de acceso a Attola desde la altura del restaurante Otarre. También se cerró la carretera que lleva al barro de Olaso. Además, tres dotaciones de bomberos acudieron por la mañana al barrio de Txalon Erreka por un conato de incendio originado en una fachada al comenzar a arder un transformador eléctrico, Por seguridad, se desalojó a algunos vecinos.

En este municipio, donde el servicio de motora quedó suspendido hasta primeras horas de la tarde, las fuertes rachas de viento rompieron parte de la vidriera situada en la iglesia de Donibane, informa Elena Viñas. Al parecer la cristalera se había dañado durante una alerta naranja reciente y este viernes ya no pudo poner resistencia a la fuerza del vendaval.

Desde el Ayuntamiento se comunicó que había tenido que retirar varios árboles caídos, uno de ellos en la N-636, a la altura del Golf que provocó grandes retenciones, y otros dos en la zona del Puntal, además de registrarse varios cortes de luz en la zona de la Benta y en Bernat Etxepare, y de la caída de la iluminación navideña en Amute. La feria de productos de caserío que se celebra todos los sábados en la calle San Pedro se ha suspendido.

La circulación en esta localidad del Alto Deba fue muy complicada a consecuencia del desprendimiento en la carretera GI-2630 a las 10.30 horas, informa Marian González. Al estar cerrada la carretera de Udana por obras, la vía afectada este viernes es la única que se puede emplear para entrar y salir del municipio. «¡Solo nos faltaba esto!» se lamentaban ayer los indignados automovilistas, que todos los días padecen las colas entre Oñati y San Prudencio.

También estaba complicada la circulación en la carretera dirección a Eibar, que este viernes se mantuvo cerrada mientras se procedía a la retirada de tierra desprendida sobre la calzada, informa J. A. Migura.