Gipuzkoa logra esquivar la gripe aviar

Pese a que la transmisión de animales infectados a humanos «sigue siendo un evento poco común», según advierten las autoridades, los virus de influenza aviar pueden propagarse a animales salvajes, de granja y domésticos, «lo que provoca infecciones y brotes en aves de corral y mamíferos». En este sentido, desde el ente foral sostienen que «desde que en otoño de 2021 se detectaran en Europa numerosos casos de esta enfermedad en aves silvestres y domésticas, estamos tomando medidas de vigilancia para la detección temprana del virus». Por ello, desde entonces están «informando y formando a los profesionales del primer sector sobre los síntomas del virus y los pasos a seguir para evitar su propagación».

Además, añaden desde el área que dirige Mikel Azpiri, «se ha reforzado también la bioseguridad, de tal manera que se han establecido sistemas de seguridad para evitar en las explotaciones avícolas para lograr que no se dé el contacto con las aves silvestres».

Con todo, en caso de que se detectase un caso del virus de influenza aviar en el territorio, desde la Diputación subrayan que «nuestra relación con los agentes del primer sector es continua. Hemos impulsado una mesa de salud con ellos para abordar cualquier tema que pueda surgir en referencia a cualquier enfermedad vegetal o animal».

Por otra parte, si bien en el sector ganadero este año está transcurriendo sin grandes sobresaltos, la segunda mitad del ejercicio 2023 estuvo marcado por la fuerte incidencia del virus de las vacas. Los datos del servicio de Promoción y Salud Agroganadera apuntan a que «la enfermedad, estimamos, pudo afectar al 98% de las explotaciones de ganado vacuno y a un 67% de los animales». En algunos casos, manifiestan, «el virus cursó sin manifestaciones clínicas, mientras que en otros concluyó con la muerte de alguna res». El virus de las vacas causó el año pasado en el territorio la muerte de 600 cabezas de ganado y afectó de manera perniciosa a cerca de 3.000 ejemplares.

«En el caso del ganado ovino la prevalencia en explotación fue del 58%», según indican las mismas fuentes. Respecto al virus de las vacas, la Diputación Foral abrió una línea de «ayudas extraordinarias a este sector para apoyar a las explotaciones afectadas y paliar así las dificultades socioeconómicas derivadas de esta enfermedad». En total, el ente foral destinó 1,1 millones de euros para compensar la pérdida de los animales «y las repercusiones o secuelas en su estado productivo o reproductivo una vez superada la enfermedad». Ese dinero se repartió de la siguiente manera: 661.700 euros por las cabezas de ganado perdidas y 438.300 por las citadas repercusiones.

El objetivo de estas ayudas extraordinarias es apoyar a los baserritarras dedicados al ganado vacuno (carne, leche, mixto, cebo y bravío) paliando las dificultades socioeconómicas que sus explotaciones experimentaron como consecuencia de la crisis originada por el virus, que provocó una reducción en los rendimientos animales, un aumento de los costes por tratamiento y atención sanitaria, y un incremento de la mortalidad. «Situaciones graves exigen decisiones de calado, y nuestra voluntad es clara: proteger una actividad esencial para Gipuzkoa, su economía, su paisaje y su equilibrio», señalan desde la Diputación.

Tanto en el sector ganadero como en el avícola, los protocolos de actuación ante la aparición de enfermedades que puedan afectar a los animales están «en constante funcionamiento, porque también tenemos un sistema de vigilancia que incluye un componente pasivo y un componente activo», explican desde el ente foral. Así, si se detectase que una explotación animal se ha visto afectada, el primer paso sería «la inmovilización inmediata de la explotación afectada y la realización de la encuesta epidemiológica con objeto de conocer el posible origen del foco y qué explotaciones podría haber en riesgo por movimientos de personas y vehículos».

En el caso de la gripe aviar, que es el último sobre el que se ha alertado a nivel europeo, «se ha descubierto que afecta a todas las aves y principalmente a las aves de corral, así como a aves de compañía y silvestres», cuentan. Las aves migratorias juegan un papel fundamental en la propagación de la enfermedad a lo largo de sus rutas migratorias, «ya que en muchas ocasiones son asintomáticas y suponen el principal reservorio del virus». El verano, concluyen, suele ser una época de menor circulación del virus.