¿Podría Gipuzkoa construir un hospital en diez días como China en Wuhan?
La construcción del centro sanitario de Wuhan ha asombrado al mundo con miles de personas trabajando día y noche. ¿Aquí se podría hacer?
Diez días. Es lo que han tardado en Wuhan en levantar un hospital para afrontar la demanda de pacientes que está provocando el coronavirus. La edificación ha asombrado al mundo y también se ha convertido en la mejor herramienta de propaganda para el gobierno chino. Entre las preguntas que se genera, ¿podría Gipuzkoa construir un centro como este en apenas una semana?
«Difícilmente» –por no decir imposible– es la primera reflexión de los expertos. Hacer frente a una construcción mastodóntica de este calibre requiere de un precisión milimétrica y necesita de unas facilidades burocráticas que en Gipuzkoa pueden llegar a eternizarse. Como dato, edificar el Hospital del Eibar, el último levantado en nuestro territorio, costó 31 millones de euros y unos siete años de obras. Da servicio a 75.000 vecinos de Debabarrena. Un granito de arena si tenemos en cuenta que el recién estrenado centro sanitario de Wuhan tiene una capacidad de 1.000 camas –en doce plantas– y está operado por 1.400 médicos.
El mundo entero ha podido seguir minuto a minuto un 'Gran Hermano' de los operarios que han levantado el hospital de Wuhan con una sincronización magistral. Un trabajo de hormiguitas que Gorka Natxiondo, director general de Moyua, pone en valor: «Tiene un gran mérito. Construir en diez días un hospital así requiere de un desarrollo de coordinación y movilización energética que difícilmente se puede replicar», argumenta.
Los números abruman. Miles de personas y decenas de máquinas han trabajado sin descanso en la construcción. En la edificación de la incineradora o en la remodelación del Reale Arena los responsables de Moyua han necesitado 400 operarios en el momento «de mayor trabajo», reconoce Natxiondo. «Una cifra mayor a esa es muy complicado de ver en Gipuzkoa», se sincera.
Desde luego tiene claro que construir el Hospital de Wuhan ha sido un plan bien trazado: «Algo tenían que tener pensado porque los paneles del prefabricado necesitan diez días de asentamiento. Tendrán un protocolo de actuación», remarca.
A la hora de valorar una construcción de esta envergadura, Natxiondo sitúa al otro lado de la balanza además del cómo, qué se ha construido. Reconoce que es una solución para un problema «puntual. No se puede comparar un hospital que se construye en diez días para una emergencia puntual. ¿Qué futuro va a tener? Probablemente en cinco o diez años ya estará abandonado. La construcción no tiene valor añadido», reconoce el director general de Moyua.
La burocracia suele ser otro de los grandes hándicap. Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio pero en el caso de China no parece que haya sido un obstáculo. Los expertos calculan que para levantar un hospital al menos se necesitan cinco años, siempre y cuando todo vaya bajo los plazos previstos. Entre encontrar parcelas de equipamiento, modificar planes municipales urbanísticos y proyectos que deben salir a concurso, con su ristra de habituales recursos muy propios de Gipuzkoa, los plazos pueden llegar a enquistarse.
Las condiciones de seguridad de los trabajadores es una de las grandes diferencias que observa Natxiondo. «Aquí el convenio está centrado en el bienestar de los trabajadores. No se puede trabajar cómo lo han hecho en la construcción. Las condiciones no son ni de lejos como las que tenemos en Gipuzkoa».