En aquellas sobremesas familiares de domingo, después del pollo asado con patatas, se repetía de forma espontánea un pequeño rito. Una persona encontraba en su ... ración un hueso fino en forma de 'V' y escogía a uno de los comensales para compartir un juego. Agarraban el hueso, cada una por un extremo y tiraban de él hasta partirlo en dos. Quien se quedaba con el trozo más largo se ganaba el derecho a pedir un deseo.
La fúrcula o espoleta de la suerte se encuentra en la parte superior de la pechuga, ahí donde se unen las clavículas. La creencia de que este hueso poseía el don de regalar la buena fortuna se remonta a los etruscos. Los pueblos antiguos sacrificaban aves para invocar a los dioses y predecir el futuro o resolver problemas. Las gallinas eran veneradas por dar huevos y los gallos porque, mucho antes de los relojes, anunciaban el nuevo día.
Leo, esta semana, que 700 gallinas han invadido las calles de Torrevieja, en Alicante. Hace unos siglos habría sido interpretado como un regalo de los dioses. Hace 40 años habrían desaparecido misteriosamente de las calles. Hoy, el ayuntamiento ofrece 26.000 euros a la empresa que las retire pero a ninguna le compensa el contrato. Tiempos extraños. Hoy es muy improbable encontrar un hueso de la suerte. El 80 por ciento del pollo que comemos se vende despiezado, fileteado o precocinado, muchos jóvenes no han visto nunca un pollo entero crudo y casi nadie sabríamos cómo proceder con una gallina viva.
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