
José Emilio Lafuente
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José Emilio Lafuente
El secretario general de Cáritas Gipuzkoa, José Emilio Lafuente, explica que la situación de personas sin hogar en el territorio «sigue incrementando» y que el perfil mayoritario es el de «jóvenes migrantes, de entre 18 y 30 años», y añade que «se constata el tema del problema de la falta de vivienda; la falta de alojamiento, los problemas del empadronamiento y los de formalización de contratos de alquiler».
- ¿Cuál es el balance de 2024?
- De momento no tenemos los datos, porque todavía tenemos que elaborarlos, pero en base a cómo ha ido el año, las personas que hemos ido atendiendo y las necesidades que hemos ido cubriendo, detectamos que una de las situaciones que se sigue incrementando es el de personas sin hogar. En el año 2022 atendimos a 750 personas sin hogar, en 2023 atendimos a 897, y entre enero y septiembre del 2024, porque no tenemos cerrado el año, se atendieron a 1.313. El número de atenciones a personas en calle sigue incrementándose año tras año, aunque es importante destacar que eso no significa que el número de personas que estén en calle haya aumentado en la misma proporción que la atención: también hemos ido respondiendo un poco mejor y organizándonos mejor a esta necesidad y tenemos más capacidad de respuesta.
- ¿Cuál es el perfil de estas personas?
- La gran mayoría son jóvenes migrantes entre los 18 y los 45 años de edad, más o menos. De esta franja, la gran mayoría son personas más jóvenes, que andan entre los 20, 30 o 35 años de edad y que, fundamentalmente, no tienen problemas ni de consumo, ni de desestructura a nivel de personalidad y a nivel social. Lo que les afecta es la situación y el condicionante legal en el que viven.
- ¿A qué se refiere?
- Por un lado existe una legislación en materia de extranjería que establece una serie de restricciones, como es el poder acceder a un empleo, por lo que no van a poder trabajar hasta que no lleven un periodo de tiempo mínimo entre nosotros, que es de tres años. Tampoco van a poder acceder a ayudas de sistema de protección social, como una RGI, porque necesitan ese periodo mínimo de empadronamiento que no tienen. También van a tener muchas dificultades para poder acceder a otro tipo de ayudas, tampoco tienen vivienda... Todas esas situaciones son las que les llevan a estar en una situación de calle. Son personas jóvenes que se pueden incorporar perfectamente a una actividad laboral y a las que habría que ponerles medios para cubrir sus necesidades básicas de alimentación, higiene, alojamiento, ocupación o una formación para hacer de esta espera a que se apruebe el periodo de tiempo que establece la legislación para poder incorporarse al mercado laboral, la mejor posible y de manera acompañada, y así hacer de este proceso uno de calidad y en condiciones para ellos.
- ¿De dónde proceden estos jóvenes?
- Mayoritariamente son del norte de África, magrebíes, subsaharianos... Pero el porcentaje mayoritario serían del Magreb.
- La imagen más tradicional de una persona sin hogar suele ser la de un hombre solo. ¿Sigue siendo así?
- El colectivo tradicional sigue estando: aquellas personas que llevan ya muchos años en la calle, con problemáticas más complejas de consumo o de salud mental.
- ¿Y qué otros colectivos han sufrido?
- Otros dos perfiles que no son cuantitativamente significativos, pero que también se nos dan, son el de familias que puntualmente han estado en calle en algún momento con hijos menores a su cargo y el de personas que provienen de la calle, tienen ingresos hospitalarios y una vez que se produce el alta hospitalaria no tienen recursos ni una vivienda para poder llevar a cabo esa convalecencia. Significativamente no son destacables por el número, pero sí por la gravedad de la situación de quien lo padece.
- Aunque se dice adiós al año 2024, los problemas no se quedan atrás. ¿Qué es lo que más preocupación genera de cara a 2025?
- Se ha constatado el problema de la falta de vivienda, falta de alojamiento, sobre todo en las personas a nivel individual, estos jóvenes de los que hemos hablado, y los problemas del empadronamiento y de formalización de contratos de alquiler. Por eso, durante este año queremos hacer hincapié en el tema de la vivienda. Hoy en día, si este es un tema de por sí es súper complejo y el poder acceder a la vivienda es súper complicado, lo que sí vemos es que el mantenimiento de la vivienda también tiene su dificultad. Las personas y familias que tienen este problema hacen muchos esfuerzos para mantener la vivienda y no perderla.
- ¿Con qué se han encontrado?
- Las familias llevan a cabo estrategias diferentes. En la adversidad, y cuando se dan este tipo de situaciones de necesidad, inevitablemente surgen estrategias para no perder la casa. Aquellas otras personas que quieren acceder a una vivienda y no tienen otra opción se ven obligadas a compartir la vivienda o hasta la habitación. Es un tema que se da con mucha frecuencia, mucho más de lo que pensamos, en determinados colectivos y familias. Esta decisión, por un lado, cubre la necesidad de alojamiento, pero queda cuestionado todo lo que tiene que ver con la autonomía, la dignificación, el querer llevar a cabo un proyecto de vida... Para algunas personas son medidas temporales hasta que puedan encontrar alguna solución de alojamiento mejor pero para otras, como no les llega a esa situación de alojamiento, se va alargando excesivamente en el tiempo. Este es un tema que nosotros destacamos dentro de esta situación de complejidad y dificultad de vivienda.
- ¿La situación de calle es el extremo de la pobreza?
- Sí. Es la situación límite y la cara más severa de la pobreza, pero por otro lado la necesidad de estas personas, sobre todo de familias con menores que tienen que compartir vivienda con otras familias y con otras personas y en ocasiones hasta la propia habitación, es una situación que nos preocupa. Otra problemática es que, de las personas atendidas en Cáritas que están en calle, sin ningún tipo de alojamiento o recurso, la mayoría son hombres. La mujer se sostiene más antes de llegar a la calle, pero la forma en la que se sostienen algunas mujeres no está exenta de riesgos para ella en cuanto a su intimidad. Asumen una serie de riesgos que también habría que tratar de atender y evitar para que no se produzcan situaciones que pueden poner a una mujer en situación de mucha vulnerabilidad.
- Casos de prostitución, por ejemplo.
- Claro. Por evitar acabar en la calle se puede asumir unos riesgos muy altos para la integridad de la persona. Vamos a intentar intervenir y actuar de manera preventiva ahí para evitar que haya mujeres que se vean abocadas a asumir unos riesgos que no son aceptables para ninguna persona.
- ¿Cómo van a trabajar el problema?
- Tenemos programada una campaña que va a durar todo el curso, desde septiembre hasta junio, para dar a conocer y visibilizar el problema del alojamiento en las personas que están en calle, en familias, en jóvenes, en mujer y en jóvenes. En septiembre de 2024 ya trabajamos el tema de la vivienda en relación con las personas sin hogar; durante el mes de diciembre trabajamos el tema de la vivienda con las familias que tienen hijos a su cargo, y en los meses de abril y de junio vamos a trabajar el problema de la vivienda en relación a la mujer y en relación a las personas jóvenes y en todos esos condicionantes de falta de patrón, falta de contratos de alquiler y requisitos de acceso.
- ¿Hay más pobreza en Gipuzkoa de la que la gente es consciente? Quizás, hasta nuestro vecino podría rozar el umbral de pobreza.
- Eso es. En 2023 los datos de atención eran de 16.568 personas beneficiarias de la acción de Cáritas, que son 5.420 hogares; sin contar a las 897 personas en situación de calle atendidas. Es una realidad que en ocasiones está invisibilizada y que no se conoce, pero que está entre nosotros. La pobreza o la exclusión no es algo de lo que tengamos que avergonzarnos.
- ¿Qué tipo de ayuda precisan estos hogares?
- El apoyo económico que recibieron las personas atendidas en 2023, por ejemplo, fueron casi 3 millones de euros. El 30% de esas ayudas se destinó a gastos relacionados con la vivienda, su mantenimiento pago de suministros de la vivienda. Casi 900.000 euros. Otro 40% fue para sufragar necesidades básicas, como la alimentación.
- ¿Qué impacto que tiene la falta de vivienda y de alojamiento en las personas atendidas?
- Durante todo el año 2024 hemos estado trabajando en un estudio para conocer y medir el impacto. Y aunque los datos todavía son provisionales, pues falta explotar las cifras del último semestro del año, hemos cogido una muestra de 2.889 hogares entre enero y mayo del 2024 -llamamos hogares a todas las situaciones atendidas, puede ser un hogar de una persona, de dos o de cuatro-. Lo que nos dice esta muestra es que un 17,7% de esos hogares, que son 513 hogares son, en su gran mayoría, personas solas que no disponen de ningún tipo de alojamiento. O sea, son personas que están en calle, que pueden vivir en la calle, en un cajero, en una tienda de campaña o en algún parque. El estudio también revela que el 21% de los hogares de esa muestra carece de padrón, es decir, 600 hogares. Un 68% de los hogares que sí tienen empadronamiento tienen problemas con su contrato de alquiler, porque a lo mejor no lo tienen formalizado por escrito, lo que genera una serie de problemas y de situaciones, sobre todo de inseguridad jurídica.
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