Familiares y amigos despiden a la víctima del crimen de Elgoibar antes de su traslado a Nicaragua
El responso del párroco fue seguido en directo por los padres de la víctima a través de un móvil desde el país centroamericano
El cadáver de Pablo Acuña, el ciudadano nicaragüense que falleció el pasado 11 de mayo tras ser acuchillado en Elgoibar por un compatriota ... suyo, emprendió ayer su último viaje, el que le llevará desde Gipuzkoa hasta su país natal para ser enterrado. El cuerpo que ha permanecido en el Instituto de Medicina Legal de Donostia mientras llegaban los resultados de ADN, fue entregado a la familia y trasladado al tanatorio del Bajo Deba, en Elgoibar, donde durante dos horas fue velado por sus allegados.
En torno a treinta personas se dieron cita en las instalaciones funerarias para rendirle un último adiós. El párroco de la localidad, Benantzio Otaegi, pronunció un responso que fue seguido en directo por los familiares de Acuña en Nicaragua, entre ellos por sus padres y su hermana Mayra, a través del teléfono móvil de una de las personas presentes en el tanatorio.
El cuerpo de Pablo Acuña, una vez embalsamado será conducido a Almería en un vehículo fúnebre, desde donde partirá hacia su país de origen.
La repatriación ha sido posible gracias a la solidaridad, sobre todo, de la comunidad nicaragüense en Euskadi así como la del Estado español. El apoyo de dos organizaciones, Humanidad y Nicaragua en Euskadi, ha sido determinante. Promovieron actividades en Madrid y otra en Abadiño que permitió recaudar 4.000 euros. Además, han recibido la ayuda de vecinos de Elgoibar. Los gastos del traslado ascienden a algo más de 5.000 euros.
Pablo Acuña, de 36 años, fue apuñalado por otro compatriota cuando despedía a su novia en un portal en Elgoibar. Víctima y agresor mantuvieron aquella madrugada una trifulca en un bar de la localidad frecuentado por personas de origen latinoamericano, después de que el fallecido se molestara porque su pareja bailó con el presunto homicida. Este se encuentra en prisión después de que fuese detenido por la Ertzaintza cuando presuntamente pretendía huir entre los participantes de una marcha montañera. El agresor está acusado de un delito de homicidio y otro de lesiones, ya que durante el incidente agredió también a la mujer de la que el fallecido se estaba despidiendo.
Los principales testigos del crimen afirman que víctima y agresor protagonizaron un altercado, después de que el fallecido se incomodara porque su novia había bailado con el presunto homicida.
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