«Nos estamos endeudando y avalando con nuestras propiedades»
Los hosteleros alertan de que «están pidiendo más créditos para estar al corriente de pagos y así poder pedir la ayuda»
La realidad que llevan viviendo desde hace diez meses miles de familias en Gipuzkoa que dependen directamente de la hostelería, no solo se resume con ... la incertidumbre que muchos reiteran. Estas empresas se están convirtiendo en muchos casos en pozos sin fondo «al que vamos sumando deudas y más deudas, e incluso avalando con tus propiedades», comenta David Vega, del Baluarte de la Parte Vieja donostiarra.
«Es cierto que las ayudas de junio han empezado a llegar, pero vienen con medio año de retraso», critica. Además, explica que «hay gente a la que se le están denegando ayudas porque no están al corriente de pagos, y en muchos casos, es imposible», señala este hostelero. «La gente se endeuda para estar al día con los pagos y así poder recibir la ayuda», que sirve en buena parte de los casos para, a su vez, disminuir la deuda. «Ahí está la perversión de toda esta historia».
«Entiendo que no tiene que ser fácil, porque además hay tantas casuísticas como establecimientos, pero somos un sector que ha cumplido desde el principio y la situación es muy frustrante», lamenta.
Pequeñas empresas
De los 12.219 establecimientos de hostelería que hay en Euskadi, el 67% tiene plantillas de entre 1-3 trabajadores; el 25% cuentan con entre 4-10, y apenas el 5% restante, con más de 10 empleados.
En el caso específico de Gipuzkoa, donde hay 3.150 establecimientos registrados; 1.600 son empresas con entre 1-3 trabajadores; 1.300 locales tienen una plantilla de entre 4-10 personas, y 260 bares o restaurantes, suman más de diez empleados.
El caso de David habría que enmarcarlo en ese último grupo. El Baluarte abrió sus puertas hace dos años, por lo que apenas tuvo un año largo para disfrutar antes del covid, y cuenta con 25 personas en plantilla «a las que ya no sé ni qué decirles». «En un establecimiento como este, a dónde voy con 3.000 euros de ayuda. Al final lo que haces es pedir más créditos ICO, que tengo un año para devolverlos, y hasta que el banco considere procedente seguir dándomelos», se resigna.
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