Julen Aginagalde: «Ahora vemos la importancia que tienen»

Julen Aginagalde ya está en casa. Mejor dicho, lleva unas cuantas semanas. Y no parece que se vaya a mover. La prematura conclusión de la liga polaca de balonmano debido al COVID-19 ha acelerado su retorno a Irun, donde descansa junto a su familia. Un viaje «largo, de 21 horas» desde Polonia al Bidasoa con escalas en Berlín, Frankfurt y Barcelona. Dos aviones y otros tantos desplazamientos en coche para tocar suelo guipuzcoano, donde está «mucho más tranquilo».

Antes de tomar el camino de vuelta, «estuve cenando en el restaurante de Polonia donde solemos ir habitualmente. Estuvimos hasta medianoche porque teníamos una cena reservada». Fue su última visita a un negocio hostelero en dos meses, tiempo que ha aprovechado para valorar el trabajo del sector: «Ahora vemos la importancia que tienen». Consciente del mal momento por el que pasa la hostelería, el pivote, que regresará al Bidasoa la próxima temporada, defiende que «hay que intentar ayudar en lo que se pueda».

No ha tardado en poner su granito de arena y «el primer día que abrió el Bar Manolo con take away, ahí estábamos». Define al local de Irun como «una de nuestras sedes» y considera positivo que busquen nuevas líneas de negocio como el servicio a domicilio: «Quizá culturalmente no estábamos acostumbrados, pero hay que hacer un esfuerzo para ayudar». Otro de los bares que están subrayados en rojo por el irundarra es el «Leku-Ona de Hondarribia».

La cercanía entre las dos localidades hace que el pivote se mueva por la hostelería de ambas como pez en el agua. A los hosteleros no les faltará en esta crisis el apoyo de un Julen Aginagalde que señala que «no es lo mismo estar en la terraza de casa que en un bar». El verano y el buen tiempo se acercan y las terrazas volverán a ser punto de encuentro de la sociedad. Ahí estará Julen.