Los doce municipios afectados por las riadas tardarán «semanas» en recuperarse
La Diputación activa mañana una mesa de trabajo con los alcaldes, que se preparan para una ardua labor hasta poder recuperarse totalmente de las fuertes riadas
Prácticamente a manguerazos y escobazos, los municipios de Tolosaldea y Goierri tratan de recuperar la tonalidad habitual de sus calles y prados tras un fin ... de semana de auzolan para retirar el color marrón que dejó el lodo tras las fuertes riadas sufridas durante la noche del viernes al sábado. Los daños sufridos en viviendas, garajes, comercios, empresas, carreteras y vías públicas son «graves», según calificó ayer la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, que comprobó sobre el terreno los efectos de lo que lo que Euskalmet definió como una «impredecible» tormenta. Las consecuencias económicas del desastre se prevén cuantiosas porque «hay muchas pérdidas en materiales de todo tipo», lamentó Mendoza. La primera estimación se espera mañana, cuando se reúna una mesa de trabajo extraordinaria con representantes de Diputación y de los municipos más afectados por el barro y la desolación.
La diputada general visitó la zona y anunció medidas para reparar las «muchas» pérdidas materiales
En esta comisión se analizarán asimismo las posibles medidas que sea necesario activar para reparar las pérdidas materiales. Así lo confirmó ayer Eider Mendoza tras el recorrido que llevó a cabo junto al diputado foral de Infraestructuras Viarias y Estrategia Territorial, Felix Urkola, por aquellos municipios más afectados de la cuenca del río Oria y sus afluentes. En medio de un escenario aún dantesco, con barro, troncos, ramas, rocas y agua acumulados en jardines, garajes o aceras, la diputada general aseguró que «los estragos han sido muchos» y «todavía hay mucho trabajo que hacer». Y también muchas horas de trámites con las compañías aseguradoras, otra cuestión que preocupa a quien ha resultado damnificado.
Puede ser cuestión de «días o semanas», según determinó ayer el alcalde de Ataun, Martin Aramendi, Su homólogo en Ibarra, Igor Zapirain, subrayó que el perjuicio económico es tal, que «la ayuda de la Diputación será imprescindible para que podamos darle la vuelta a la situación» sobrevenida tras apenas dos horas de lluvias torrenciales.
El primer aseo de emergencia ha permitido habilitar desde ayer las pocas carreteras que permanecían cerradas en el territorio, según confirmó hacia el mediodía la Diputación de Gipuzkoa en un comunicado.
Eider Mendoza asume que «los estragos han sido muchos» y «todavía hay mucho trabajo por hacer»
Allá adonde se desplazó durante la mañana dominical, Eider Mendoza pudo observar cómo centenares de vecinos y vecinas de todas las edades y condición continuaban achicando aún barro ya fuera de sus propiedades, de otras ajenas o de un jardín o una acequia. Una estampa que no era más que una fiel fotografía de la fuerza de las crecidas fluviales tras los fenomenales aguaceros caídos en estas dos comarcas del territorio, al igual que lo era esa marca en las paredes que separa el blanco de la fachada de la mancha marrón que dejaron el agua y el barro. «Las personas de los pueblos afectados han vuelto a dar un ejemplo de comunidad fuerte, de jóvenes y mayores, que no han dudado en remangarse y ser solidarios con quienes lo necesitaban, y eso, en estos momentos tan duros, es algo a remarcar».
Cientos de personas seguían ayer limpiando el barro dejado por la tromba que nadie logró predecir
Afortunadamente, el cielo concedió ayer una tregua y las escasas lloviznas caídas no agravaron más las tareas de limpieza y retirada del barro acumulado. En Ibarra, en Lazkao, en Tolosa, en Alegia, en Amezketa, en Berrobi, en Zaldibia, en Ataun, en Belauntza, y en tantos puntos sorprendidos primero por el aguacero que «ningún modelo meteorológico» pudo predecir, y luego por la riada y los desprendimientos registrados, vecinos de garajes, bajeras y plantas bajas realizaban ayer balance de los daños sufridos en sus pertenencias, ya sea el coche, la moto, un electrodoméstico o una colección de libros. En algunos casos con agradecimiento a la ayuda recibida, en otros más resignados al sentirse un tanto desasistidos sobre todo en aquellos puntos más aislados de los núcleos urbanos anegados.
En un domingo aún de faena tras un sábado que ya resultó arduo, en los corrillos se repetían varias frases ilustrativas de la catástrofe, ya fuera en Irura, en Lizartza o en Ikaztegieta: «Todo está para la basura» o «A ver ahora cómo se porta el seguro» para hacerse cargo de los desperfectos sufridos.
Fueron hasta 100 litros por metro cuadrado los que llegaron a caer en apenas dos horas, tal como explicó Eider Mendoza durante su valoración de la situación, alcanzando registros prácticamente históricos
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