El detenido por matar a un hombre con una pala de frontón confesó ser el autor del crimen

El suceso tuvo lugar la madrugada del miércoles 17 en una vivienda de la calle Mikeletes de Donostia, en el barrio de El Antiguo. Tomasz vivía en casa de J. Z., junto con otro hombre. Las discusiones entre ellos eran habituales. Ambos eran consumidores de estupefacientes. La noche de los hechos, tuvieron una fuerte disputa durante la cual J.Z. cogió una pala de frontón y comenzó a golpearle en la cabeza. Cuando los servicios de emergencia llegaron al lugar, el hombre ya estaba muerto y yacía en una de las habitaciones de la vivienda rodeado de un charco de sangre. El propietario de la vivienda fue detenido en el interior la misma junto con el otro inquilino, que finalmente quedó en libertad. Tras dos días en los calabozos de la comisaría de la Ertzaintza, donde ya admitió ante los agentes lo que había hecho, el jueves pasó a disposición judicial y tras confesar el crimen ingresó en la prisión de Martutene.

La pala utilizada en el crimen fue hallada por la Ertzaintza en la calle. Al parecer la había arrojado por la ventana. En el interior de la vivienda, que presentaba mucho desorden, también hallaron numerosos restos de alcohol y drogas. No era la primera vez que la policía acudía al piso alertada por un altercado. Los vecinos reconocen que estaban «hartos» de los «gritos y peleas» que se producían. Por ello muchos no se sorprendieron de lo ocurrido. «Estaba claro que algo así iba a acabar pasando», decían horas después de conocerse los hechos.

La víctima, tal y como reveló este periódico, ya estuvo a punto de morir previamente, tras recibir una paliza por parte de tres okupas con los que vivía en unos pabellones abandonados del barrio de Zikuñaga, en Hernani. El juicio por estos hechos se celebró el año pasado y una mujer y un hombre fueron condenados a 8 años de prisión por intento de homicidio. El hombre que les ayudó a trasladar el cuerpo fue condenado a 4 años y 4 meses de cárcel como cooperador necesario. Tomasz sufrió graves lesiones en la cabeza, ya que le rompieron el cráneo, la nariz, el pómulo y la mandíbula.

Este polaco de 49 años llegó a España hace 30 años. Durante un tiempo vivió en Ibiza, donde trabajaba como traductor de polaco, checo y ruso para juzgados y la policía. En 2010, tras dejar a su pareja, recaló en Gipuzkoa. El consumo de drogas le tuvo malviviendo en la calle, y desde hacía unos meses residía en casa de J. Z., donde los vecinos aseguran que trapicheaba con droga. «Subía y bajaba mucha gente».