El cuerpo estaba «semioculto» en una zona escarpada
El agente de la Ertzaintza encargado de realizar las primeras investigaciones reconoció este lunes que el cuerpo se encontraba «semioculto» en una zona escarpada y de «difícil acceso» del monte Andatza. Según él, no era un camino ni una senda que hiciera pensar que alguien pudiera pasar por ahí. «Cuando conseguí acercarme vi que el varón llevaba una chaqueta de cuero puesta y traté de apartársela para comprobar si portaba documentación. Ahí es cuando vi que tenía una bolsa con tabaco y las manos embridadas».
Una factura de hotel
Además del tabaco, a la víctima también se le encontró la factura del hotel donde se hospedó durante dos noches al salir de prisión. «Solo se leían los apellidos, pero ya en la recepción nos facilitaron su nombre y empezamos a trabajar», cuenta otro investigador de la Ertzaintza. «Gracias a la localización de los móviles y la matrícula del vehículo utilizado sabemos todos los movimientos que hicieron y nos consta que la principal coladoradora visitó al fallecido en su habitación hasta en dos ocasiones y que en una de ellas lo hizo para suministrarle droga». Además, el agente confirmó que en la furgoneta se encontraron una brida igual a la utilizada con el fallecido, así como cinta americana de color rojo que se utilizó para atarle los pies.