La costura vuelve a renacer en Gipuzkoa
Los talleres de arreglos y confección de prendas viven un auge en el territorio, donde costureras y sastres ya se han convertido en una nueva versión de las 'modistillas', que celebran hoy su jornada especial
El 13 de diciembre se celebra la festividad de Santa Lucía, patrona de las modistas, costureras y sastres. Un día en el que hasta ahora las conocidas como 'modistillas', empleadas de los numerosos talleres de corte y confección, salían a celebrar. Ahora, aunque la profesión parezca obsoleta, en Gipuzkoa está habiendo un auge de talleres de costura. Eso sí, de una naturaleza diferente, pues se dedican más a los arreglos de prendas, debido a una mayor conciencia ambiental en los jóvenes, más reacios a tirar la ropa usada, y al ahorro que supone frente al precio de una prenda nueva.
Henry Peña, un sastre que arregla y confecciona prendas en su negocio, 'By Me' en Donostia, da fe del aumento de este tipo de establecimientos en su barrio, mientras que Mariana Ostertag, admite tener «mucho trabajo», ya que los jóvenes suelen acudir a su local de Lazkao «con prendas que eran de sus abuelos para que se las arregle». Finalmente, Lourdes Alberdi, costurera de profesión en Azkoitia, asegura que el trabajo «se multiplica estos días con los arreglos a los trajes de Santo Tomás».
Henry Peña Donostia
«Las señoras siguen haciéndose trajes a medida»
«En esta zona de Gros han abierto dos locales de costura y de arreglos de ropa en menos de un mes. Es un negocio que está en auge», cuenta Henry Peña sobre el barrio donostiarra en el que se encuentra ubicado su pequeño taller, en el que hace trajes a medida y arreglar ropa.
Aprendió el oficio de su hermano, que «era diseñador y fue quien me enseñó a coser ropa hace años en República Dominicana. Allí trabajé elaborando pantalones a medida para golfistas americanos», explica Henry, de 53 años, que llegó a la capital guipuzcoana hace 15. Primero trabajó junto a una amiga y después decidió abrir su propio taller.
En cuanto al tipo de clientes, especifica que «vienen de todas las edades. Da igual que sean prendas de marca o no, mucha gente opta por arreglar y no tirar. Las prendas que más me piden arreglar son vestidos de fiesta, abrigos y los bajos de los pantalones, aunque soy especialista en conservar cazadoras de piel», apunta entre risas. «Además, recibo a muchas señoras que siguen haciéndose trajes y faldas a medida, y también he hecho algún vestido de novia. Abro desde las 8.00 de la mañana hasta las 19.30 y todo el día hay trabajo. Estoy muy bien acompañado por mi ayudante, Rajaé».
Mariana Ostertag Lazkao
«Los jóvenes vienen a arreglar la ropa de sus abuelos»
En Lazkao, la argentina Mariana Ostertag también hace arreglos de ropa y, al igual que Henry, afirma tener «mucho trabajo» y que personas de todas las edades, entre ellas muchos jóvenes, llegan a su tienda solicitando arreglar prendas que eran de sus abuelos.
«La verdad es que hay mucho trabajo, no doy abasto yo sola en Lazkao», admite. «También hago varias cosas por encargo, como mochilas y regalitos de ganchillo. Pero bueno, en lo que más trabajo es en arreglos». Antes de abrir su propio negocio había trabajado un tiempo en una mercería de Lazkao. «Yo ya sabía coser y trabajaba en la mercería, donde hacíamos muchos arreglos. Fue entonces cuando decidí abrir mi propio local hace cuatro años», cuenta.
«Algunos primero preguntan cuánto les va a costar hacer el arreglo de la prenda y ya luego valoran si hacerlo, pero otros estan muy concienciados con el medio ambiente y deciden arreglar las prendas. Otra tendencia que veo es la del 'Upcycling', una tendencia de reutilización creativa. Muchos jóvenes vienen con una chaqueta o americana que no les gusta y quieren hacerle alguna reforma. En otros casos también vienen a que les ajuste ropa que era de sus abuelos para usarla y tener una prenda diferente».
Si algo tiene que achacar Mariana a los jóvenes es que «no sepan coser».«Las nuevas generacioenes estudian carreras larguísimas y yo creo que vendría muy bien que aprendan a coser. Así ayudarían con toda la demanda que hay», finaliza.
Lourdes Alberdi Azkoitia
«Tenemos mucho trabajo con los trajes de Santo Tomás»
En Azpeitia, según informa Eli Aizpuru, la costurera de profesión Lourdes Alberdi lleva una década al frente de la mercería Alar. Puso en marcha su negocio hace ya diez años. Entre puntada y puntada esta joven azpeitiarra se ha labrado un futuro que arrancó «poco a poco», con la ayuda de su madre, Ana Arregui. Sin embargo, hoy dejará sus quehaceres para celebrar el 'día de las modistillas' por todo lo alto. «Iremos a comer para celebrar nuestro día», asegura.
El ajetreo y el ir y venir de su tienda en la Avenida Ignacio de Loiola es notable durante estos días. «Se acerca Santo Tomás y todo el mundo prepara los baserritarras para el próximo sábado», dice. Alar es un goteo incensante de personas. Chalecos para el traje de baserritarra, cintas para coser las faldas, calcetines, térmicos ahora que ha llegado el frío... Las clientas recogen innumerables arreglos. «La gente viene sobre todo para que les haga algunos arreglos, principalmente para coser los bajos o algún que otro descosido».
Si bien no le falta trabajo como modista, Lourdes segura que «las costumbres han cambiado». «Son muchas las personas que llegan a la tienda para que les haga arreglos que son muy básicos, con pequeños rotos en las telas que necesitan una simple puntada». Es algo que en un principio «chocaba» mucho a la joven costurera porque «nosotras, aunque fuese algo básico, aprendimos a hacer algunos arreglos, pero los jóvenes de ahora no saben ni coser un botón».
En este aspecto, sin embargo, también percibe un «cambio de tendencia» últimamente, motivado sobre todo «por las clases de costura y cursillos» que han comenzado a dar en Azpeitia. «He notado que mucha gente llega estos días pidiendo consejo para las combinaciones que pueden hacer en el baserritarra y confeccionar ellas mismas sus propios trajes con el material que adquieren en la tienda».
Pasado Santo Tomás y la época navideña, llegará San Sebastián, y la Tamborrada volverá a llenar su establecimiento con remiendos «para los trajes de diferentes compañías, así como particulares que quieren hacer algún apaño». Y luego, llegará el Carnaval. Como dice el refrán del 'día de las modistillas' «lo bonito de esta vida es coser sueños, bordar historias y poder desatar los nudos de nuestros días». Lourdes continuará al servicio de sus clientes entre puntada y puntada tras brindar por Santa Lucía y por el auge de los talleres de costura.