Los colegios refuerzan las medidas anticovid y suspenden ya actividades para evitar riesgos
El aumento de positivos entre los menores de 12 años obliga a los centros escolares a incrementar la prudencia en la práctica de deportes o en ensayos
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«Evitar riesgos» es la máxima que rige en la organización de la vida escolar. Los colegios son muy conscientes de que la situación epidemiológica ... no está bien, y que encima se está complicando. El foco de contagios y de confinamientos por contacto estrecho se da especialmente entre el alumnado menor de 12 años. Los alumnos de los ciclos de Infantil y Primaria, todavía sin permiso para vacunar, son los que mayor riesgo tienen de contagiarse, además de propagar el virus, por lo que los centros refuerzan las medidas de prevención, algunos más allá de los protocolos establecidos ya de por sí estrictos.
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En Getaria, en Iturzaeta Herri Eskola, están viviendo unas semanas complicadas. Un tercio de su alumnado está confinado, todos menores de 12 años. Hace dos semanas tuvieron que suspender su participación en algunos partidos de deporte escolar porque no completaban equipos. Esta semana han decidido no jugar más «hasta nuevo aviso», afirma Nagore Etxabe, su directora. «Vamos día a día, porque no se pueden hacer planes», asegura. Mantienen los entrenamientos aunque «no entrenan por equipos de chicas y chicos, como hasta ahora. Nos organizamos por aulas para hacer más férreo el grupo burbuja».
EL DATO
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633 casos por cada 100.000 habitantes es la tasa de incidencia entre la población de 0 a 9 años, la mayor entre las diferentes rangos de edad. Le siguen los menores de 10 a 19 años con 455 casos.
En Jesuitak Donostia esta semana han suspendido sus ensayos de tamborrada hasta el 16 de diciembre. «Lo hacemos por precaución, ensayan en el exterior pero se juntan dos cursos, 6º de Primaria y 1º de la ESO, los primeros no vacunados y los segundos sí», explica Jon Arruti, director del centro. «Viendo la situación decidimos analizar por dónde más podíamos acotar al virus, hasta esta semana no hemos tenido ni un caso y empezamos a tener alguno, pocos, pero más vale cortar a tiempo», apunta. No es el único centro donostiarra en posponer sus ensayos de la fiesta grande, Axular Lizeoa también esta semana ha tomado la misma decisión. En esta ikastola además solicitaron el aplazamiento de algunos partidos de deporte escolar ante el incremento de los confinamientos. Varios encuentros de multideporte se han tenido que aplazar por el mismo motivo en diferentes localidades.
«Cada vez hay más familias de Infantil que han decidido no traer a sus hijos al colegio hasta después de Navidades»
Nagore EtxabeIturzaeta | Herri Eskola (Getaria)
Ese autorefuerzo de medidas también se da en la Urretxu- Zumarraga Ikastola. «Hemos atrasado algunas reuniones presenciales a la semana que viene», dice su director Markel Garralda. «Esta semana hemos visto cómo se han incrementado los casos entre los menores de 12 años, y creemos que es mejor prevenir», explica, «entre el alumnado de la ESO y Bachillerato, apenas si hay algún positivo muy puntual». Otra de las medidas que han adoptado es aumentar las distancias entre los grupos de edades del servicio de guardería, «donde es muy difícil mantener los grupos burbuja». También han aumentado las distancias de seguridad en el comedor en el Colegio Público San Andrés de Eibar. «Estamos todo el día pensando qué más podemos hacer para que no se cuele el virus», manifiesta Ana Inchausti, su directora. «No vamos a celebrar ningún evento que suponga acercar a grupos burbuja, las cosas en nuestra localidad no están bien».
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«Sí vemos cierto relajo en pequeños detalles. Hemos optado por reducir riesgos y hemos quitar los ensayos de tamborrada»
Jon Arruti | Jesuitak Donostia Ikastetxea
Los datos de incidencia acumulada entre los más jóvenes de edad dan cuenta de la situación. Los menores de entre 0 y 9 años tienen una tasa de incidencia de 631 casos por cada 100.000 habitantes, la más alta entre los rangos de edad. La población de entre 10 y 19 años suma 455 casos de incidencia, pero entre ellos los mayores de 12 años ya cuentan con la vacunación.
En el centro que dirige Etxabe han empezado a notar «cada vez más» que hay familias de Infantil que han optado por no llevar al colegio a sus pequeños. «No se la quieren jugar o han sufrido ya varios confinamientos. Prefieren prevenir y ya nos han notificado que volverán después de las Navidades», sostiene.
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«Muchos empiezan con vómitos o diarreas y los padres no lo asocian a Covid. Ahí también se demora el hacer pruebas»
Ana Inchausti | Colegio público San Andrés (Eibar)
Un caso positivo obliga a confinar al entorno de compañeros no vacunados que estén a una distancia menor de dos metros. «En 6º de Primaria tenemos algún caso de estudiantes que han repetido curso. Tienen 12 años, y están vacunados, sus compañeros menores de esa edad se han ido a casa y ellos pueden seguir yendo al colegio extremando las precauciones», declara Inchausti. «Lo malo es que los rastreadores están a tope de trabajo y llegan a tardar dos o tres días en detectar los contactos estrechos aunque sepamos quiénes son», se lamenta. «Ese retraso puede producir que se propague más el virus, porque nosotros podemos sugerir a las familias que no vengan a clase, pero no tenemos validez legal para obligarles a hacerlo».
Síntomas confusos
El Departamento de Educación envió esta semana una carta a los centros escolares para instarles a «extremar las medidas de prevención». Además solicita evitar encuentros en eventos como merendolas de cumpleaños o actividades extraordinarias que impliquen la interacción de alumnos de grupos de convivencia estable de Infantil o Primaria.
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Los colegios siguen al pie de la letra las normas establecidas desde principios de curso, pocos se abrieron a dejar a sus alumnos de Secundaria a quitarse la mascarilla en los recreos tal y como permitía el último protocolo sanitario. Aún y todo, se han vuelto a poner en contacto con las familias para insistir en la necesidad de ser cuidadosos y a que ante cualquier síntoma no lleven a sus hijos al colegio.
«Sí vemos cierto relajo en pequeños detalles», cuenta Arruti. «Es complicado hacer cumplir todo a rajatabla dentro del centro cuando en la calle la realidad es otra. Mascarillas no del todo bien puestas, flujos de entradas y salidas que no se acaban de respetar. Cosas pequeñas pero estamos en la obligación de extremar las precauciones».
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Ana Inchausti tiene la sensación de que «el año pasado las familias estaban muy agobiadas con todo el tema del Covid, y este curso lo relativizan más», expone. «La mayor dificultad está en que la sintomatología que se está dando no es la clásica que todo el mundo conoce de fiebre, dolor de cabeza o tos. Tenemos muchos casos de pequeños que empiezan con vómitos y diarreas. Los padres piensan que es una gastroenteritis, ni se imaginan que puede ser Covid, y van pasando los días sin hacerse una prueba».
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