El colapso en la Seguridad Social de Gipuzkoa causa retrasos de hasta un año en las prestaciones
La pandemia ha agravado una situación sobrevenida desde hace años por la escasez de personal, que empeorará con el aumento de jubilaciones por el retiro de los hijos del 'baby boom'
La Seguridad Social en Gipuzkoa está al borde del colapso. A una recurrente escasez de personal se han unido las consecuencias de la pandemia ... en forma de bajas de funcionarios, cuarentenas, un aumento de la carga laboral por la existencia de un mayor número de expedientes... La consecuencia es que los retrasos en la tramitación y aprobación de solicitudes de bajas, jubilaciones y prestaciones se acumulan, hasta el punto de que hay demandantes que llevan varios meses esperando una respuesta del organismo encargado de gestionar las prestaciones públicas del Estado.
Los más afectados son quienes solicitan las pagas por incapacidad, más aún si se trata de una pensión permanente. En estos casos las demoras llegan a superar el año, dado que al retraso en la gestión administrativa se suma que la escasez de efectivos afecta también al cuerpo de médicos, encargados de verificar las dolencias de los solicitantes, y que tampoco dan abasto.
Trámites más habituales, como el acceso a la pensión de jubilación de quienes se retiran del mercado laboral, se dilatan más de un mes, cuando lo habitual hasta el año pasado era resolverlos en una semana, y hace tres o cuatro años se aprobaban en tres días.
En esta ocasión, la crisis del Covid no es la responsable, aunque sí ha puesto la puntilla, explican fuentes sindicales. «Ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero es un problema de falta de personal que venimos arrastrando desde hace años», subrayan. «Llevamos doce años sin una Oferta Pública de Empleo (OPE) y en este tiempo se ha ido jubilando mucha gente sin que haya habido relevo. Solo ha habido concursos para puestos altos. Cuando estábamos en la sede de la calle Podavines llegamos a ser más de 500 trabajadores, y ahora somos 260».
Ponen como uno de los ejemplos más recientes lo que ha sucedido en la sección que tramita las jubilaciones de los guipuzcoanos. «En un año se ha jubilado la mitad de la plantilla y en ese área hemos pasado de 12 trabajadores a media docena», denuncian. El problema se agrava porque ante la ausencia de OPEs «tampoco hay una bolsa de trabajo que permita reemplazar las bajas o jubilaciones, así que cuando falta alguien es más trabajo para el resto y el problema de los retrasos aumenta».
Los más afectados son los solicitantes de una pensión de incapacidad; a la demora administrativa se suma la escasez de médicos
La situación es «crítica», aseguran. Los sindicatos y el comité de empresa llevan años alertando del «problema» sin éxito. Lejos de corregirse, la precariedad tiende a agravarse en el futuro. «Una gran parte de la plantilla ronda los 60 años y les queda poco para jubilarse, por lo que si el Estado no pone remedio pronto la situación va a ser insostenible, si es que no lo es ya», advierten. Un dato revelador es que entre el personal administrativo encargado de tramitar las solicitudes «el trabajador más joven tiene 49 o 50 años», resaltan las fuentes consultadas.
El problema es común a las tres entidades que, junto a la gerencia de informática, conforman el organismo: el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS), y el Instituto Social de la Marina (ISM). También en otros organismos de la Administración del Estado, como el Servicio de Empleo (Sepe) o el INE.
La dificultad de coger cita
Para los usuarios, las consecuencias del colapso se sienten desde el primer momento, la hora de pedir cita. Una auténtica odisea, como pudo comprobar ayer mismo este periódico. En un intento de reservar por internet una cita para solicitar una pensión, el sistema solo ofrecía la posibilidad de ser atendido en las oficinas de Eibar y Zarautz. Para San Sebastián, Irun y Beasain no fue posible, ya que la respuesta era que «no hay disponibilidad para los próximos días».
También falló la alternativa de pedir la cita a través del teléfono. El mensaje del servicio automático habilitado en el 901 10 65 70, disponible las 24 horas del día de lunes a domingo, era que «este canal no ofrece esta posibilidad actualmente».
La tramitación de una pensión de jubilación, que hace unos años se hacía en tres días, ahora tarda más de un mes
Los impedimentos para poder ser atendido presencialmente dificultan la tramitación de buena parte de las solicitudes, ya que aunque muchas de ellas se pueden realizar por internet, las dudas o el desconocimiento sobre cómo hacerlo retraen a una mayoría de ciudadanos a dar el paso sin el asesoramiento directo de los trabajadores de la Seguridad Social. La alternativa es recurrir a los servicios de una gestoría, con el consiguiente coste económico para el demandante.
El problema es mayor para algunas prestaciones, como las pensiones de viudedad, que no se pueden solicitar 'online', lo que mantiene a muchas mujeres en el limbo.
La saturación da lugar a situaciones rocambolescas. Para realizar cualquier trámite con la Seguridad Social de forma telemática hace falta una clave personal. El problema es que esa clave no se puede conseguir 'online', ya que solo la puede dar un funcionario del organismo de forma presencial, con lo que quien no dispone de esa clave anteriormente se encuentra atrapado. Sin cita previa no hay clave y sin clave no hay trámite.
Derivación a otras provincias
Al tratarse la Seguridad Social de un ente estatal, el organismo trata de descongestionar el embudo en las provincias más tensionadas, como Gipuzkoa, derivando la tramitación de algunas solicitudes a otras donde el embotellamiento es menor. «En nuestro caso a Burgos, por ejemplo», revelan las fuentes.
Situación actual
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Prestaciones y pensiones por incapacidad. Su aprobación llega a demorarse más de un año. A la escasez de personal administrativo se suma la insuficiencia de médicos.
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Pensiones de jubilación. El retraso medio es de un mes, cuando hasta el año pasado se tramitaban en menos de una semana.
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Cita previa por internet. Ayer no era posible coger cita para solicitar una pensión o prestación en las oficinas de San Sebastián, Irun y Beasain. Sí había disponibilidad en Eibar y Zarautz.
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Cita previa telefónica. El servicio automático en el 901 10 65 70 anunciaba ayer que «este canal no ofrece esta posibilidad actualmente»
Pero esta maniobra se ha topado con el recrudecimiento de la pandemia de coronavirus en Gipuzkoa, que en esta segunda ola está siendo mucho más intensa en el territorio que en primavera, lo que está ocasionando que se hayan disparado las solicitudes de baja por enfermedad, tanto de las personas que han sido contagiadas como de aquellas que sin estarlo deben guardar cuarentena por precaución.
La realidad es que el colapso no desaparece y los trabajadores del organismo advierten con cierta angustia de que la situación «empeorará notablemente» cuando empiece a llegar la «avalancha» de solicitudes de pensiones de jubilación de la generación del 'baby boom'. Se trata de los nacidos entre los años 1960 y 1975, el grupo de edad más numeroso en España, que empezará a retirarse del mercado laboral en breve. Los mayores han cumplido este año los 60. Los llamados 'baby boomers' son los hijos de la generación que nació en los años posteriores a la Guerra Civil, momento en que hubo una explosión de la natalidad y, por tanto, se disparó el número de habitantes. Es un fenómeno habitual después de que un país supere situaciones catastróficas.
Los afectados
«Pedí el recargo de prestaciones hace 2 años»
Marco Remberto Ortiz, vecino de Tolosa, sufrió un accidente laboral allá por 2017, hace tres años. Trabajaba en una empresa cárnica, «era repartidor, pero también hacía labores de almacén con la carne», apunta. «Me rompí los tendones de los hombros y tuve que someterme a cuatro cirugías», recuerda apesadumbrado. «Fueron momentos muy duros». Primero le dieron la incapacidad parcial y después, vista su evolución, la total. Dada su situación, el 3 de octubre de 2018, después de someterse a las operaciones necesarias, solicitó un recargo de prestaciones «por falta de medidas de seguridad. Me han roto para toda la vida», se lamenta.
Al no recibir respuesta alguna, al tiempo, Marco decidió coger una nueva cita en la Seguridad Social. «Quería ver cómo estaba el trámite, si se había avanzado en algo o había algún problema. Me encontré con que a la Seguridad Social no había llegado mi petición, se les había traspapelado. Nos pusieron en contacto con la inspectora, que nos dijo que aún no lo había enviado», explica.
Su reacción fue de «sorpresa absoluta. Uno por otro, la casa sin barrer. La inspectora me dijo que con el Covid se le había complicado la tramitación y por eso se había retrasado, pero yo pedí el recargo de prestaciones en 2018, hace dos años», apunta. «El trámite lleva parado desde entonces. Parece que ahora la inspectora va a poner el asunto en marcha de nuevo, espero que ya haya llegado la petición a la Seguridad Social, pero es desesperante. Han pasado tres años desde que me operaron y dos desde que hice la petición. Mi vida sigue rota y va a ser así pase lo que pase», argumenta en tono nostálgico.
«Aún me deben seis meses de daños y supervivencia»
El marido de María Josefa Etxabe, vecina de Hernani, falleció el pasado 23 de mayo «víctima del amianto». Fue en plena pandemia, lo que hizo su pérdida aún más difícil. Fueron momentos «complicados» para María Josefa, que además de tener que enfrentarse al duelo se encontró con los retrasos burocráticos acentuados.
«En aquel momento no me atendieron en la Seguridad Social. A los días empezaron a dar citas telefónicas, pero era imposible que alguien descolgara el teléfono. Estaban a tope», recuerda. «Costó mucho», pero finalmente, el 7 de julio, mes y medio después del fallecimiento, María Josefa consiguió tramitar la pensión de viudedad.
«Parecía que el asunto se iba solucionando, pero qué va», apunta. Tardaron tres meses en ingresarle las cinco mensualidades de viudedad que le correspondían, que las ha recibido en octubre. Pero todavía le falta cobrar las seis mensualidades de daños y supervivencia de su marido.
«Me deben seis meses de daños y supervivencia porque mi marido murió por el amianto. Me dijeron que iban a tardar unos días y ya ha pasado más de un mes», se lamenta esta mujer, que ha intentando adelantar los trámites por activa y por pasiva. «Les llamas, pero te dan largas. Cada uno te dice una cosa y al final te quedas igual. Es muy complicado que te atiendan rápido, y más difícil aún que tramiten tu petición en el tiempo estimado. Se alargan y al final parece que nunca llega», dice desde su casa en Hernani, donde espera una pronta respuesta de la Seguridad Social.
«No sé si me indemnizarán. Sigo igual que el año pasado»
Hace tres años que la vida de Santiago Fernández García, vecino de Hernani, dio un vuelco. De pronto comenzó con «fiebres altas», se encontraba «mal» y decidió acudir al médico. «No sabía lo que me pasaba, tampoco me esperaba el diagnóstico», admite. «Me auscultaron y tras varias pruebas me dijeron que tenía un tumor en el pulmón. Me extirparon medio órgano. El amianto me lo había estropeado», explica al otro lado del teléfono entre parones para retomar el aire. «Sigo en tratamiento», matiza, «pero todavía estoy a la espera de la indemnización. Lo único que tengo es un control continuo de los médicos. Tengo que ir a revisión de vez en cuando», señala dolido.
Solicitó la indemnización por la Seguridad Social el 18 de noviembre de 2019, hace un año. Desde entonces está «a la espera. No sé si me indemnizarán o qué va a pasar. Yo sigo igual, sin novedades. Lucho para seguir adelante, con medio pulmón menos, pero los trámites son muy lentos en la Seguridad Social».
Por ahora, asegura, «no me han ofrecido nada. Se hace larga la espera. Además, en estos momentos de pandemia la incertidumbre es aún mayor». Se han puesto en contacto con el servicio de la Seguridad Social en dos ocasiones, «pero se defienden con que tienen mucho trabajo, están agobiados y tramitando la solicitud. El problema es que llevan así un año».
Está perdido. «No sé si voy a optar por la pensión de jubilación o la de incapacidad absoluta. Tendremos que ver qué pasa en los próximos meses y cómo evoluciona el asunto. Mientras tanto, seguiremos luchando», sentencia.
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