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María de Arriba, Mikel Tainta, Sara Aurtenetxe y Pablo Martínez Lage, en la biblioteca de Cita Alzhéimer. Los cuatro participan en el nuevo proyecto. ARIZMENDI
Cita Alzhéimer recluta a 200 vecinos de Beasain para una investigación mundial sobre demencia

Cita Alzhéimer recluta a 200 vecinos de Beasain para una investigación mundial sobre demencia

El proyecto Deba fue el laboratorio de todas estas pruebas que ahora han llegado al prestigioso instituto Karolinska de Estocolmo | La iniciativa pretende demostrar que es posible prevenir estas enfermedades o retrasar sus efectos

Ana Vozmediano

SAN SEBASTIÁN.

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Jueves, 1 de enero 1970

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El germen de la investigación comenzó en Deba, la localidad costera guipuzcoana en la que Cita Alzhéimer decidió hacer un estudio de campo entre sus habitantes de más de 65 años para analizar variables de esta enfermedad, para saber cuántas personas podían desarrollar este mal en un futuro.

La posterior experiencia en Beasain supuso llevar a la práctica lo que se había constatado en el proyecto de Deba y en el análisis de su población de más de 65 años y, ahora Cita vuela en iniciativas punteras e internacionales tras ser admitida en el World Wide Finger, auspiciado por el instituto Karolinska de Estocolmo. Se trata de aplicar en Gipuzkoa un sistema de prevención que puede retrasar la enfermedad y sus avances.

Dos neurólogos, Pablo Martínez Lage, responsable de la entidad, y Mikel Tainta, que ha diseñado el proyecto de investigación Goiz Zaindu, coinciden en que Gipuzkoa ha entrado así en la punta de lanza mundial de la prevención de las demencias, «que no siempre son a causa del alzhéimer».

Tanto los ejercicios deportivos como los cognitivos deben ser personalizados

Junto a ellos, en ese World Wide Finger, están USA, Singapur, China, Gran Bretaña y Australia. Han contado con la colaboración fundamental del Ayuntamiento de Beasain con su alcalde, Aitor Aldasoro, a la cabeza, y de Osakidetza, tanto a través del centro de salud de la localidad del Goierri como del hospital comarcal de Zumarraga. Biodonostia es parte de una iniciativa que el Gobierno Vasco apoya.

La dosis correcta

El punto de partida de este ambicioso proyecto es demostrar que el Finger puede aplicarse en un lugar con los hábitos y la idiosincrasia de Euskadi. La publicación de ese Finger en 2016 demostró que determinadas intervenciones médicas aplicadas a personas de más de 65 años con un riesgo de desarrollar demencia en el futuro, mejoraba los rendimientos de los afectados y retardaba los daños que el mal produce.

Se trata de un control de factores de riesgo vascular combinado con un programa de actividad física, con entrenamiento cognitivo y cambios de hábitos alimenticios. Los dos neurólogos explican que la población tiene conocimientos sobre qué hábitos resultan más sanos, que la gente sabe que tiene que tomarse la tensión o hacer ejercicio. Muchos hombres y mujeres, además, cumplen con esos criterios básicos de cuidado de la salud.

La investigación concluirá el año que viene y el objetivo es extenderla a toda Gipuzkoa

«Pero no se trata solo de eso. Está muy bien eso de decir a la gente que ande más, que coma más pescado o que haga crucigramas o sudokus como fórmula para ejercitar la mente. Pero el objetivo es buscar la dosis correcta de cada cosa, dar un formato serio a todos estos consejos, elaborar materiales adecuados que tengan en cuenta la edad, el idioma o la salud de cada posible paciente. Hablamos de un tratamiento intermodal aplicado a una diana de población concreta, que es para la que será efectiva».

La clave del World Wide Finger es demostrar en qué ámbitos de vida es eficaz este control de hábitos que puede retrasar la aparición de una enfermedad temida y que, insisten tanto Martínez Lage como Tainta, no está provocada siempre por el Mal de Alzheimer. Las enfermedades cardiovasculares son una de las causas de las demencias, «además más fáciles de controlar».

Para esta investigación sobre la posible aplicación del Finger, Cita Alzhéimer cuenta con doscientos voluntarios que está reclutando poco a poco entre aquellos vecinos de más de 65 años que tienen un riesgo de desarrollar demencia según el índice Caide. Todas ellas fueron identificadas en el proyecto de detección temprana que se desarrolló en Beasain. La mitad participará en el grupo de intervención. La otra mitad en el de control.

Actividad física y nutrición

Los primeros cambiarán su estilo de vida, con un control estrecho de cada paso que dan. Para empezar con el ambulatorio de Beasain se encargarán de medir los factores vasculares y del asesoramiento nutricional de la dieta orientada hacia patrones de la cocina mediterránea y adaptada a cada persona. La actividad física se desarrollará en el polideportivo de la localidad y se realizarán de forma periódica ejercicios de estimulación cognitiva «que van a estar personalizados». Amalia Barandiaran y María de Arriba se encargan en Cita Alzhéimer de estos últimos aspectos. Insisten en que debe tratarse de ejercicios concretos y pensados para este tipo de enfermedades.

El resto, el centenar de la fase de control, recibirá cuidados estándar de salud, que no serán tan específicos y que se asemejan a aquellos que se pautan para la mayoría de la población. Una vez transcurrido el plazo de un año se tendrán los primeros resultados.

¿Por qué se ha elegido Beasain y no Deba, que fue el origen y el laboratorio de toda esta experiencia? La explicación es clara. En la localidad costera, Cita era quien se dirigía a las personas de más de 65 años, y pedía su colaboración. «Nosotros les captábamos, les perseguíamos para que colaboraran», bromean. En Beasain, sin embargo, se optó por otra vía: era la gente la que acudía al centro de salud para que le evaluaran las posibilidades que tenían de poder padecer una demencia. En todos los casos eran personas que estaban interesadas este tipo de enfermedades. El pueblo y sus autoridades se volcaron. El alcalde llegó a incluir la iniciativa en su programa electoral de las municipales.

«En Deba seguiremos con otros estudios diferentes, como seguimos estudiando la evolución de los quinientos voluntarios que nos ayudan a conocer la enfermedad. Si todavía no se puede hablar de curación, habrá que centrarse en la prevención».

Este estudio, el Goiz Zaindu, que va a cuidar a la población de Beasain, deberá estar finalizado en 2019. Con él se demostrará que la aplicación del Finger ha sido posible y que es posible extraer conclusiones del muestreo de los doscientos casos. Se habrá llegado de Deba a Estocolmo, la capital sueca, en la que se encuentra el Instituto Karolinska. «El trayecto ha sido intenso y el trabajo duro», aseguran estos profesionales.

En toda Gipuzkoa

Llegará el momento entonces de realizar el estudio en toda Gipuzkoa, puede que posteriormente en toda Euskadi. Se necesitarán unas 2.000 personas que deberán pasar previamente por el Caide, el índice que analiza las probabilidades que tiene una persona de contraer algún tipo de demencia y la investigación comenzará por San Sebastián.

«Toda esta intervención se encuadra, además, en dar importancia al cerebro en toda esta corriente del envejecimiento activo y saludable que no se acuerda de él».

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