Recuerdo que cuando trabajaba en un conocido centro de investigación de la universidad Autónoma de Madrid, allá por los primeros años de la década de ... los 70, se estaban fabricando chips, con transistores del tamaño de 10 micras (millonésima de metro). En un chip se podían meter la «prodigiosa» cantidad de 2.300 transistores. Y se nos advertía de que estábamos llegando al límite de lo que se podía disminuir.
Hace unos días estaba revisando mis escritos antiguos y en uno de hace diez años hablaba de que IBM había logrado fabricar chips experimentales a 7 nanómetros (nm)(milésima de micra). Y también se nos advertía de que se estaba llegando al límite.
Hace unos días he podido leer que ya se están fabricando en serie, transistores a 2 nm. Y de forma experimental se ha llegado a 1 nm e incluso se han hecho transistores con solo una molécula. Pero de los experimentos de laboratorio a la práctica comercial suele haber un gran trecho.
Quedémonos con lo que se fabrica comercialmente en grandes cantidades. Desde las 10 micras de 1972 a los 2 nanómetros de hoy la diferencia es de 5.000 veces. Para que nos hagamos una idea, en un chip del tamaño de una uña hoy hay cincuenta mil millones de transistores.
Lo más sorprendente es que las advertencias de los primeros años 70 eran ciertas. Pero aquellas limitaciones se han utilizado a nuestro favor. Lo que en 1972 era un problema hoy forma parte de la solución.
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