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Una carta para Javier
Alumnas de estética de FP acuden a la residencia San Ignacio de Donostia para entregar y leer a los mayores cartas llenas de cariño y, de paso, hacerles la manicura. «Nos habéis hecho muy felices», afirman los residentes
Existen varios colores de esmalte de uña, pero ninguno como el rojo y el verde, los colores de la Navidad. Una de las épocas más ... especiales del año, en parte, gracias a las buenas acciones y los bonitos gestos que trae consigo. Una prueba de ello, ha sido la visita que 19 alumnas del centro de peluquería y estética Sustaker hicieron ayer a las personas más mayores de la residencia San Ignacio ubicada en Donostia, a donde llevaron la alegría y el bullicio leyendo sus cartas escritas a mano y haciéndoles la manicura a las residentes, que bailaron, cantaron, rieron y agradecieron el tiempo con las jóvenes.
Y es que este es el segundo año en el que estudiantes de todo Gipuzkoa participan en la iniciativa, 'Una carta par ti', impulsada por Hirukide, desde su área para jóvenes, Hirugazte, que se está desarrollando las semanas previas a Navidad. Una acción con la que la Asociación de Familias Numerosas de Euskadi quiere reforzar las relaciones intergeneracionales y en la que en Gipuzkoa este año han participado 932 alumnos de 19 centros educativos y 19 residencias y centros de día.
«Tenéis que venir más a menudo», les decía Josefina Cano, de 87 años, a varias de las jóvenes que la rodeaban mientras tocaba muy animada las castañuelas que acompañaban a Mari Cruz, otra de las residentes y la más alegre de la sala que no paraba de cantar. «Aquí estamos muy bien atendidos, pero nos hace falta la alegría de la juventud, yo pienso contestar a la carta que me han hecho las chicas, me ha hecho muy feliz, en mi época solía escribir mucho, también tocaba las castañuelas», añadía Josefina, quien nació en Cádiz y que llegó a Donostia cuando apenas tenía 2 años.
Esta acción busca «reforzar los lazos intergeneracionales en vísperas de las vacaciones navideñas y poner en valor la comunicación escrita tan en desuso hoy en día», indican desde Hirukide. Sharon Maradiaga, una de las participantes de la iniciativa de 16 años, cuenta que «antes de escribir la carta nos dijeron el nombre de la persona que nos había tocado y sus gustos, también nos pidieron que escribiésemos un poco sobre nosotros y sobre quienes éramos», decía la joven antes de empezar a leerle su carta a Javier, un residente de 84 años.
«Me llamo Sharon y soy de Honduras, llegué a Donostia hace dos años y allí solía pasar la Navidad con mis hermanos y con mi abuela, a quien hecho mucho de menos», leía la joven emocionada mientras se secaba las lágrimas y recibía unas palabras de consuelo de Javier. «Recibo la carta con mucho cariño, la guardaré junto a la foto de mi mujer y la que me escribió otro niño el año pasado», añadía Javier. «Perdona que me emocione, pero me he acordado de mis propios abuelos», finalizaba Sharon.
Después del momento tan emotivo, llegó la hora de bajar a la primera planta del edificio, en donde Pepi, Josefina y Conchi aguardaban a que las jóvenes visitantes les hiciesen la manicura. «Yo quiero un color natural», le decía Josefina a Ona Pérez, de 16 años. «Yo quiero que me las pintes en color salmón, aunque no nos puedes pintar el dedo indice porque allí nos ponen el pulsioxímetro para medirnos el nivel de oxígeno en la sangre», decía Pepi, de 78 años, quien quiso agradecerles su gesto a las jóvenes regalándoles varios dibujos y pulseras. «Estoy muy contenta de haber venido, está muy bien que se cuiden, porque ellas también tienen derecho a sentirse guapas», finalizaba Pérez, antes de recibir a otra residente.
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