Buitres leonados con mochila GPS
Capturan y colocan emisores a 13 aves necrófagas en Arantzazu para conocer sus movimientos
Si ustedes pasean estos días por Arantzazu, en Oñati, miran al cielo y contemplan el vuelo de los buitres leonados que acostumbran a vivir ... en las rocas de la cima de la montaña, no se extrañen si les notan una joroba en la espalda. Desde comienzos de mes, trece de estas aves necrófagas viven con una mochila a sus espaldas. Y no es porque hayan evolucionado y lleven allí los libros del colegio ni nada del estilo. Van equipados con un emisor de GPS que servirá para conocer los movimientos que efectúan estos ejemplares.
La iniciativa se enmarca dentro del proyecto Poctefa Ecogyp, participado por Hazi y la Diputación Foral de Gipuzkoa. Con ayuda de los guardas forestales del territorio, los días 6 y 7 de junio se capturaron y equiparon 13 buitres leonados con emisores GPS/GPRS en el parque natural de Aizkorri Aratz. Colocados a modo de mochila en las aves, estos dispositivos, de 50 g de peso, «están programados para emitir señales GPS que permiten conocer todos los movimientos que efectúen los ejemplares», explican los impulsores del proyecto, que recuerdan que es «la primera vez que se emprende un estudio de estas características en la Comunidad Autónoma Vasca».
El proyecto, en el que están representados a distintos niveles las regiones de ambos lados del Pirineo, persigue proteger el hábitat de las rapaces necrófagas, que actualmente se encuentran amenazadas. Según sostienen, estas especies y sus hábitats, lejos de ser un problema, «proporcionan importantes beneficios para el equilibrio de los ecosistemas y a los seres humanos por los servicios ecosistémicos que generan».
El caso del buitre leonado es un buen ejemplo. Es un ave necrófaga que se alimenta de cadáveres de animales domésticos y silvestres, por lo que «contribuye al mantenimiento de los pastizales, limita la difusión de enfermedades entre el ganado y evita los gastos necesarios para la retirada de subproductos de origen animal en las explotaciones», añaden fuentes del proyecto Ecogyp.
En la actualidad, a ambos lados de los Pirineos, determinadas especies (como el quebrantahuesos, el alimoche o el milano real) y sus hábitats presentan un estado de conservación precario. Conviene, por tanto, protegerlos. Otras especies (como el buitre leonado), en cambio, «presentan un estado de conservación más favorable, pero se ven denostadas».
Ecosistemas frágiles
Por este motivo, desde el proyecto aseguran que es recomendable «renovar los vínculos que unen al ser humano con la naturaleza. Todas estas especies y sus hábitats forman parte de ecosistemas frágiles, nuestros patrimonios, que sustentan procesos esenciales y constituyen vectores de numerosos servicios altamente beneficiosos para las sociedades humanas. La calidad de estos vectores de servicios garantiza la cantidad y la calidad de los servicios que brindan».
En Ecogyp apuestan por establecer una cooperación transfronteriza en los Pirineos «para explorar y poner en valor esta visión sistémica de los servicios ecológicos en el conjunto de los Pirineos, como un territorio biogeográfico», para «armonizar y compartir criterios, protocolos y recomendaciones para el seguimiento y la protección de los vectores de estos servicios, nuestro patrimonio común», y para «para poner en valor los servicios ecosistémicos y garantizar que perduren en el tiempo».
La iniciativa Poctefa Ecogyp está financiada por la Unión Europea a través de los fondos Feder. Por parte de Euskadi, participan con distintos niveles de implicación, El Gobierno Vasco a través de Hazi, la Diputación de Gipuzkoa y la de Araba.
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