De basura marina a mesa de oficina
El proyecto Gotaa, fruto de la colaboración entre Deusto Innogune y la consultora de sostenibilidad Dezetaa, elabora muebles a raíz de redes de pesca del Cantábrico
Cada año se abandonan en el mar más de 640.000 toneladas de artes de pesca, que pueden tardar hasta 600 años en degradarse. Pero ... estos residuos no tienen porqué terminar como basura, sino que se les puede dar una segunda vida. Las redes de pesca desechadas pueden acabar siendo muebles, accesorios como soportes para el teléfono e incluso elementos decorativos para una empresa como logotipos. La imaginación no tiene límites dentro del proyecto Gotaa, impulsado por la consultora donostiarra de sostenibilidad empresarial Dezetaa, en colaboración con el estudio de diseño retail especializado en soluciones ecodiseñadas Alai Retail, y con el apoyo de Innogune de la Universidad de Deusto. Cada una de sus mesas, por ejemplo, está hecha de «cuatro kilos de redes de pesca del Cantábrico y seis de plástico reciclado», explica Udane Alfonso, al frente de Gotaa, proyecto que solo cuenta con seis meses de andadura. Adelanta, además, que «estamos trabajando en el desarrollo de una tecnología de inyección de plástico para llegar al 100% de redes de pesca en nuestros productos».
Más que aportar su granito de arena, lo que aportan es «una pequeña gota. Estas gotas forman olas y, junto a muchas otras, las olas forman un océano de impacto», resume Alfonso. Además, «el mar sería menos si le faltara una gota». Con todo, la idea de generar este impacto medioambiental y de economía circular nació el pasado enero en las oficinas de la consultora Dezetaa, donde trabaja Alfonso como directora de proyectos junto con David Zabala, su fundador y director general, y Julen Callón como director de comunicación. Dezetaa da una segunda vida a los productos generados por las propias empresas. Ejemplo de ello sería la elaboración de bancos deportivos hechos con pelotas de tenis o mobiliario urbano con tarjetas de crédito.
A Udane Alfonso se le encendió la bombilla cuando aprendió que las estanterías que decoran el despacho están hechas de redes de pesca recicladas, algo que le fascinó e hizo que investigara y se informara sobre la problemática. Se empapó de datos y cifras. ¿Por qué no dar una segunda vida a estos materiales que contaminan el océano? Dezetaa ya contaba con la tecnología para hacerlo, gracias a CM plastik, laboratorio colaborador situado en Valencia encargado de que las ideas de Dezetaa cobren vida. Son quienes trituran los residuos y producen el panel de cada mesa o cada silla que firma Gotaa.
Dejar huella, gota a gota.
En el siguiente paso de producción entra en juego Sutargi, un proyecto socioempresarial que promueve oportunidades de desarrollo a personas en riesgo de exclusión y/o con discapacidad. En Sutargi no solo montan los productos, sino que también elaboran nuevos prototipos para posibles futuras colecciones. «Gotaa es un proyecto local y acercando los productos al territorio también dejamos huella», insisten.
«Cada año se abandonan en el mar más de 640.000 toneladas de artes de pesca, que pueden tardar hasta seiscientos años en degradarse», alerta Udane Alfonso. «A día de hoy estamos trabajando por medir el impacto de cada uno de nuestros productos, además de estar elaborando nuevos lanzamientos y desarrollando una página web con nombre propio para separar el proyecto de la consultora», adelantan los involucrados en Gotaa, preparados para surfear la ola de impacto que, gota a gota, nunca mejor dicho, genera cada uno de sus productos.
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