«Esto solo acaba de empezar y va a ir a peor»
Ibis Rodríguez lleva once años repartiendo alimentos a familias oñatiarras necesitadas
Ibis Rodríguez es un terremoto cubano, una mujer imparable que dedica parte de su vida a ayudar a los demás. Con humor y un carácter ... único, dirige la asociación de Cubanos y Extranjeros Sierra Maestra (Acesma) de Oñati, donde el reparto de alimentos a familias sin recursos copa una gran parte de su actividad. Una labor que lleva haciendo desde 2011, por lo que conoce a la perfección la realidad de su localidad y cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo.
Con toda esa experiencia a sus espaldas, asegura que «nunca» se han visto «tan desbordados» como ahora, a consecuencia de las secuelas sociales que está provocando la crisis de la Covid-19. Asegura que se han coordinado con el Ayuntamiento de la localidad para llegar «al mayor número de personas posible». Así, ellos reparten comida en su sede junto al edificio de la Universidad de Mondragon, mientras el consistorio otorga bonos para poder gastar en supermercados y comercios, de cara a adquirir otros productos de higiene, mascarillas, etc.
Desde el inicio del confinamiento, el número de familias que solicitan alimentos aumenta cada día. «Antes de que comenzara todo esto suministrábamos a unas 80 familias, pero ahora ya son casi 120, unas 300 personas», explica Ibis. En la última semana otros seis hogares han acudido a pedirle ayuda. «Es un goteo constante».
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Los primeros días de la cuarentena fueron «un caos, porque todo cerró y ya no teníamos donaciones», pero afirma que tuvieron «mucha suerte», porque contaban con 5.400 kilos de comida que acababan de recibir del FEGA, el Fondo Español de Garantía Agraria, a través de la Cruz Roja de San Sebastián. «Eso nos salvó», dice Ibis, que enseguida nombra al Banco de Alimentos de Bergara, que les ha dotado de más de 2.100 kilos de alimentos frescos y no perecederos, además de las bolsas con comida para los niños, que les llega gracias al transporte que realiza CEAR Euskadi. «También recibimos un palé con 2.400 kilos de patatas de un particular al que se le iban a echar a perder, porque no podía venderlas en los restaurantes», y que han ido repartiendo entre las familias, especialmente entre la amplia comunidad musulmana residente en Oñati, que no come carne y que acaba de pasar el Ramadán. «Desde los supermercados BM y las fruterías Sustrai de Oñati nos están dando el excedente», agradece Ibis, que pide a las empresas que no dejen de donar en el momento en el que «más las necesitamos».
Toda ayuda es poca en una situación que, a su juicio, «va para largo». «Esto solo acaba de empezar y va ir a peor», por eso hace un llamamiento «a todas las personas que estén pasándolo mal, que nos contacten, que estamos ahí para ayudarles».
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