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nuñez
Domingo, 1 de mayo 2022, 13:07
Puestos de artesanos, doma de caballos, aizkolaris, bertsolaris, rosquillas... la fiesta de apertura de los pastos de Aralar contó ayer con los ingredientes habituales, menos ... con los grandes protagonistas de la cita. Por primera vez faltó el ganado. Los pastores y ganaderos de la Mancomunidad de Enirio-Aralar y sus animales no aparecieron en las campas de Larraitz como protesta, y la barrera cuya apertura simboliza el comienzo de la temporada continuó cerrada una vez pasado el mediodía. No hubo chupinazo -que sí se escuchó en los dos años de pandemia- y tampoco se realizó el acto institucional con la lectura del manifiesto.
Tal y como adelantaron los ganaderos, no pasó ningún animal por la langa. Y la mayoría de los ganaderos y pastores ni se ha acercaron al aparcamiento de Zamao donde se celebraba la feria. Sin embargo, hicieron llegar su protesta con varios carteles en los que acusaban a la mancomunidad de dejarles de lado.
Fueron muchos los que se acercaron a Larraitz para disfrutar de la fiesta, aunque no tantos como en años anteriores, cuando los aparcamientos se llenaban y los coches abarrotaban las cunetas. Los asistentes visitaron los puestos y disfrutaron de las actividades organizadas a lo largo de la mañana. Muchos hasta pudieron quedarse a comer en los bares sin reservar, algo imposible hace tres años. Además de la feria, Oscar Ferrer ofreció una exhibición de doma, actuaron el cantante zaldibiarra Abarlotz Olano y el bertsolari Bixente Gorostidi, y no faltó la prueba de aizkolaris con Iker Vicente y Mikel Larrañaga. Por la tarde no hubo la tradicional romería, por lo que muchos optaron por irse y para las 14.00 no quedaba casi nadie. «Esto no lo había visto nunca», decía un asistente habitual.
Conflicto enquistado
«Faltamos los protagonistas», subrayaba Jon Zubizarreta, alcalde de Abaltzisketa y también ganadero recordando que si la fiesta de la apertura de pastos existe es justamente para visibilizar el trabajo del sector. Aun siendo del barrio, él fue uno de los que no se acercó y continuó con su quehacer como otro día cualquiera.
La ausencia de ayer fue solo la visibilización de un conflicto que ya lleva tiempo enquistado. Hace un año el propio Zubizarreta admitía que no tenían nada que celebrar. «En la reunión que se hizo con los sindicatos EHNE y ENBA ya se decidió que no íbamos a participar, y aunque no sabíamos si todos lo iban a respetar, al final así ha sido», comentaba. Para dar a conocer sus reivindicaciones algunos colocaron carteles en la zona con lemas como 'Gaurko larreak iraganeko lanaren emai-tza. Nolako etorkizuna nahi degu? Babes ditzagun abeltzainak' (Los pastos de hoy, resultado del trabajo del pasado. ¿Cuál es el futuro que queremos? Defendamos a los ganadero). «Solo queremos las mismas condiciones que en el resto de los montes», insistía. «Es una cuestión de voluntad política». Piden «medios e infraestructuras», pero en la Mancomunidad «están en el no».
Aunque no acudieron a la fiesta, varios ganaderos subieron ya ayer las primeras manadas de vacas, caballos, y rebaños de cabras y ovejas por otras entradas. «Han ido contentas, ya tenían ganas de subir», explicaba Zubizarreta, que subió a primera hora sus cabras.
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