«Nos amenazó con que iba a quemar El Infierno»
La Ertzaintza investiga si el incendio que causó un muerto y dos heridos en Donostia fue intencionado | Okupas que vivían en el edificio incriminan a un antiguo residente al que habían denunciado por amenazarles en las redes sociales
La Ertzaintza investiga si el incendio que ayer de madrugada causó la muerte de un hombre de 49 años y produjo heridas a ... otras dos personas que vivían de okupas en la sede de una antigua empresa en San Sebastián, fue provocado de manera intencionada. Es la principal hipótesis que baraja la Policía vasca tras escuchar el testimonio de una de las personas que residía en la instalación y que, según desveló, fueron amenazados por un antiguo residente. «Ayer tuvimos un juicio contra una persona que había vivido con nosotros y al terminar nos dijo que iba a quemar El Infierno. Ya es casualidad que unas horas después se haya producido este incendio», afirmó Mikel, uno de los residentes en el edificio siniestrado. Su imputación llevó a la Policía vasca a abrir una línea de investigación dirigida a esclarecer si existió o no intencionalidad en el suceso. No obstante, tampoco se descarta que el siniestro fuera consecuencia de un descuido con una fogata en un bidón metálico.
El incendio se originó sobre las 5.55 horas, en unas instalaciones que hace varias décadas albergaron la empresa de transportes La Guipuzcoana, situada en el Camino de Zubiberri, en la salida de Donostia hacia Añorga Txiki, en el punto que se conoce como El Infierno. Se trata de un edificio que consta de planta baja y dos alturas, actualmente propiedad de la constructora Amenabar, en el que residían media docena de okupas.
El fuego, cuyo origen está siendo investigado por la Ertzaintza, no tardó en adquirir grandes proporciones y se propagó por todo el edificio. De las seis personas que en el momento del suceso se hallaban en el interior, cinco lograron salir por sus propios medios. «Lo hicieron como pudieron», según palabras de amigos suyos. Una de ellas, no obstante, quedó inicialmente atrapada en un balcón y no vio otra salida que la de descolgarse desde el primer piso.
Una explosión
«Yo estaba dormido cuando he escuchado unos ruidos. Ha sido como una explosión. Me he asomado a ver qué pasaba y he visto que había llamas en la parte de abajo. He bajado a la calle y me he encontrado con un chico marroquí que había conseguido salir. Tenía su mano derecha quemada», relató Miguel, un joven que reside en el edificio de al lado y que fue testigo de los hechos.
Los minutos que siguieron fueron de máxima tensión. «En el balcón había otra persona que no podía salir porque todo el interior estaba en llamas. Le grité que saltara. Cogió una cuerda y se deslizó por ella. Pero como no era lo suficientemente larga, no llegaba al suelo y tuvo que saltar desde varios metros de altura. En la caída, parece ser que no apoyó bien y se fracturó el tobillo», explicó.
El testigo puso los hechos en conocimiento de los servicios de emergencia. «Cogí el teléfono y llamé al 112. Les dije que había un incendio. Yo estaba muy nervioso, histérico, y ellos me respondieron que estaban en camino».
El fuego terminó de extenderse por toda la parte interior de la edificación, construida con materiales de hormigón y madera. Hasta el lugar se desplazaron efectivos de los bomberos de la capital. En total acudieron dos vehículos con escala y tres tanques. En las labores se emplearon hasta trescientos metros de manguera, ya que la toma de agua se hallaba un tanto alejada. En total, quince bomberos tomaron parte en el operativo, entre ellos, el jefe del cuerpo, Imanol Andonegi.
El personal de extinción atacó el incendio desde el exterior, toda vez que estaba totalmente desarrollado. Los bomberos rescataron a dos perros que hallaron con vida y al mismo tiempo impidieron que las llamas se propagasen a otras instalaciones cercanas, una de las cuales, la más próxima, fue desalojada. También se desocuparon otras dependencias habitadas.
El siniestro quedó controlado en torno a las 8.00 horas y cuatro más tarde fue dado por extinguido. No obstante, los efectivos del parque donostiarra llevaron a cabo durante el día varias operaciones de enfriado del edificio para evitar el reavivamiento de los rescoldos.
A la zona acudieron también agentes de la Guardia Municipal, Ertzaintza y efectivos sanitarios que evacuaron a las dos personas heridas al Hospital Donostia. Asimismo, se trasladaron trabajadoras de Servicios Sociales del Ayuntamiento de la capital que asistieron a los residentes y les ofrecieron la posibilidad de ingresar en el Hogar del Transeúnte. La mayoría de ellos, sin embargo, rechazó el ofrecimiento, en buena medida porque disponían de recursos a los que dirigirse y asimismo porque no estaban dispuestos a desprenderse de sus perros. El personal municipal permaneció con ellos durante toda la mañana.
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Búsqueda del cadáver
En el transcurso de las labores de extinción, los bomberos fueron informados de que uno de los ocupantes podría encontrarse en el interior. Compañeros de la víctima relataron a los agentes de la Policía presentes haber escuchado gritos de una persona pidiendo auxilio. No obstante, no existía la certeza de que fuera así. Los peores presagios se confirmaron cuando un bombero descendió desde la plataforma de la escala hasta el interior del edificio. La inspección permitió descubrir el cadáver que permanecía en unas escaleras entre el primer piso y la planta baja.
«Se llamaba Goyo. Me han comentado que estaba saliendo de la casa pero que volvió a entrar a buscar algo y que luego no le dio tiempo», afirmó Mikel, quien recordó que «llevaba unos dos años». Allegados de la víctima manifestaron que el fallecido había nacido en Alemania y que antes de recalar en Donostia había residido en Asturias.
Entre los okupas se vivieron a lo largo de la mañana momentos de emoción, sobre todo cuando se les comunicó el hallazgo del cadáver y cuando hizo acto de presencia la excompañera del fallecido. El cuerpo fue evacuado al Instituto de Medicina Legal de la capital al objeto de serle practicada la autopsia. Previamente, sin embargo, el escenario fue procesado por agentes de la Unidad de Policía Científica de la Ertzaintza llegados desde Erandio.
La investigación se encuentra en manos del Servicio de Investigación Criminal de la Ertzaintza en Gipuzkoa, SICTG, especializado en el esclarecimiento de homicidios y asesinatos. A sus agentes corresponde establecer el desarrollo de los hechos y determinar si, como denunció uno de los ocupantes, el incendio pudo ser provocado de forma intencionada por el residente que mantenía un pleito con los que residían. «Nosotros le habíamos denunciado porque nos había amenazado a través de WhatsApp», desveló Mikel.
Al lugar de los hechos acudió el alcalde de Donostia, Eneko Goia, así como el concejal de Seguridad Ciudadana, Martín Ibabe, y el de Urbanismo, Enrique Ramos. También se personaron representantes de la empresa Amenabar, propietaria del edificio. Según ha podido saber este periódico, la constructora inició hace unos años un procedimiento judicial para que los okupas abandonasen el inmueble siniestrado.
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