«No tenemos ni agua ni luz en casa»

«Hemos leído que ya se podía volver y hemos entendido que era para quedarse, pero no es así. No hay ni agua ni luz, no es posible quedarse», reconocía Santi Pikabea, familiar de uno los vecinos afectados. «Ahí dentro no se puede vivir, está todo hecho un desastre. Solo hemos podido entrar a coger cosas».

Iñigo Garmendia, propietario de una consulta de estiramientos en el bloque afectado, se esmeraba en salvar todo el material posible. «La consulta está impracticable. Cuando los bomberos empezaron a tirar agua, se llenó de goteras. Las intentamos tapar con cubos pero fue imposible, parecían unas cataratas. Hemos podido salvar las hamacas y lo básico porque lo dejamos en la inmobiliaria de al lado, pero el inmueble está destrozado».

Frente al portal número 8 de la calle San Marcial, el bar Ikili abría sus puertas tras dos días cerrado. «Hemos dejado de dar dos cenas y un servicio de comidas, más el servicio de barra. Además, como la calle ha estado cerrada, está pasando mucha menos gente. Nosotros ya estamos trabajando con normalidad, pero a la calle todavía le queda», explicaba Jon Petrolanda, camarero del bar Ikili.

A pesar de que las labores de limpieza han avanzado considerablemente, todavía queda «bastante basura» dentro de la vivienda afectada. «Estamos sacando la basura quemada porque tienen que apuntalar los pisos. Tres personas han estado vaciando la cocina todo el día y todavía queda bastante. Lo que han sacado los bomberos es lo que había en la sala, pero nos falta la cocina y una habitación. Calculo que todavía estaremos limpiando el piso el sábado y el domingo. Espero que para el lunes ya esté vacío de basura», detallaba Aitor Eraunzetamurgil, trabajador de la empresa de limpieza Emai.