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La Justicia francesa culpa a Swiftair por la tragedia aérea de Mali en la que murió un donostiarra

El insuficiente entrenamiento de los pilotos es señalado en el informe

f. iturribarria

Martes, 24 de enero 2017, 08:52

Un informe del sumario que se instruye en París sobre las causas del accidente denuncia incumplimientos graves de la compañía española Swiftair en la formación de la tripulación, también española, que pereció en la catástrofe aérea que el 24 de julio de 2014 causó 116 muertos en Malí, entre ellos los seis miembros de la tripulación. Un equipo de vuelo en el que se encontraba el donostiarra Raúl Montero Rodríguez, de 28 años, como tripulante de cabina. Completaban el grupo el piloto Agustín Comerón, la primer oficial Isabel Gost, y los auxiliares de vuelo Rafael Gasanalieb, Miguel Ángel Rueda y Federico Cárderna.

Las circunstancias del siniestro y las eventuales responsabilidades se dirimen en Francia porque la mayoría de los fallecidos (54) tenían esa nacionalidad, pero en el siniestro perdieron la vida ciudadanos de 15 países.

El insuficiente entrenamiento de los pilotos es señalado en el informe como una de las explicaciones de que no activaran los sistemas anticongelación de los motores, cuyas sondas exteriores se vieron obstruidas por cristales de hielo y engendraron valores erróneos sobre el empuje real del avión, un McDonnell-83 de la firma de bajo coste fletado por Air Algérie para realizar el vuelo entre Uagadugú (capital de Burkina Faso) y Argel.

«Insuficiente formación»

"Swiftair no respetó sus compromisos relativos a las formaciones complementarias que hay que poner en marcha a raíz de largos períodos de inactividad. Este incumplimiento genera un déficit de entrenamiento», escriben los tres peritos judiciales, antiguos pilotos profesionales, en el documento entregado a finales de diciembre a los jueces instructores de la causa francesa. El informe pericial, de 250 páginas, ha sido consultado por el diario galo Le Figaro, que publica varios extractos en su edición en papel de hoy.

Del comandante Agustín Comerón, de 48 años, se dice que su actividad anual de 300 horas de vuelo «es mínima para mantener por sí sola una experiencia suficiente sobre las operaciones normales del aparato». Además no recibió una formación inicial en gestión de recursos de la tripulación (Crew Ressource Management, CRM), lo que constituye una infracción a las reglas de la aviación civil europea. En cuanto a la copiloto Isabel Gost, de 42 años, se observa que no navegó durante los ocho meses anteriores al siniestro y que no había pilotado un MD desde junio de 2013.

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