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La pareja formada por Tamara Falcó e Íñigo Onieva vuelve a ser el centro de atención mediáticia. Conocido es el ferviente deseo del matrimonio por convertirse en padres, un camino en el que llevan un tiempo trabajando y para el que, según se ha reportado, han recurrido incluso a la ciencia y a la ayuda de expertos en fertilidad. A pesar de que la marquesa ha compartido abiertamente las dificultades que han encontrado en esta búsqueda, su anhelo de darle un nieto a su madre, Isabel Preysler, es público y notorio.
Mientras esperan el «milagro» de un hijo biológico, la pareja ha decidido dar un paso significativo en la ampliación de su núcleo familiar. Este movimiento, aunque no es el esperado en primera instancia por muchos, subraya su compromiso mutuo y su deseo de compartir su hogar y su vida con nuevos miembros. Ya se ha podido ver en sus redes sociales el entusiasmo con el que han recibido a estas nuevas incorporaciones, que prometen traer alegría y dinamismo a su día a día y son una prueba del compromiso con el que ven su futuro juntos.
Los nuevos miembros que se suman a la «manada» de Tamara Falcó e Íñigo Onieva son dos adorables canes. La propia Tamara los ha presentado en sus redes sociales: Missy y Dalkkung. Se trata de dos ejemplares de raza Bichón Maltés, aunque otras informaciones sugieren que también podrían ser Shih Tzu, razas ambas caracterizadas por su pequeño tamaño y su pelaje blanco. Pesan menos de 8 kilos y la pareja los describe como bastante cariñosos y juguetones. Estos dos perritos ya disfrutan de las comodidades del hogar e incluso tienen una tienda de campaña estilo tipi en el salón familiar.
Esta ampliación canina complementa la familia peluda preexistente de la marquesa. Tamara tiene una perrita llamada Jacinta, un caniche toy de color canela del que no se separa. También cuenta con una golden retriever llamada Vanilla, que ahora tiene nuevos compañeros de juegos. La familia perruna de Tamara tuvo hasta 2021 a Celine, una perra gran danesa que formó parte de sus vidas durante cinco años y que, curiosamente, fue un regalo de Isabel Preysler a Mario Vargas Llosa en 2016.
La personalidad juguetona de Missy y Dalkkung parece encajar a la perfección con Jacinta, según desvelan en sus redes sociales. Mientras continúan con su búsqueda de ser padres biológicos, Tamara e Íñigo disfrutan plenamente de la compañía y la labor de educar a sus queridas mascotas.
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