Cuando Paco Porras ganó la Concha de Plata en San Sebastián: «Fue mágico»

El reciente éxito de la serie 'Superestar' en Netflix ha devuelto a Paco Porras a la actualidad. En esta producción creada y dirigida por Nacho Vigalondo, el mediático 'vidente de las hortalizas' cobra vida gracias a la brillante interpretación de Carlos Areces. La ficción retrata a algunas de las figuras más excéntricas y singulares de la televisión de los años 90 y principios del siglo XXI. Sin embargo, entre colorido, focos y sátira, pasa casi inadvertida una anécdota realmente insólita, que Areces relata interpretando a Porras: cuando, en 1972, el astrólogo se alzaba con la Concha de Plata en San Sebastián.

Pero no se trataba del Festival de Cine ni tampoco un galardón que recibía por una interpretación. Fue en el Festival Mágico de San Sebastián y el premio le llegó cuando tenía tan solo 13 años, como «mejor mentalista y nemotécnico». La gala tuvo lugar el 30 de abril en la discoteca La Perla. El entonces alcalde de la ciudad, Felipe de Ugarte, y otras autoridades entregaron la distinción al joven Porras, así como a un entonces debutante Juan Tamariz, de 29 años.

«Todavía no me creo todo lo bueno que me está pasando», cuenta Paco Porras desde su casa en el desierto de Tabernas (Almería), rodeado de cactus, lagartijas y una orografía que, según él, «quita el sentido». El recuerdo de aquel día, cuando fue nombrado mejor mentalista en San Sebastián, le asalta como un sueño intermitente: «Algo precioso, maravilloso. Fue por una ponencia sobre la historia del cine a través de la astrología. Fue un regalo mágico», rememora con una mezcla de orgullo y ternura. «Supuso un honor. Todo era verdad. Todo era mágico».

Francisco de Asís Porras de Ureña (66 años) reconoce que le resulta «abrumador» hablar de premios, pero a esa concha donostiarra le guarda «un cariño especial. Me trae muchos recuerdos de mi infancia, del niño que fui y que, en el fondo, sigo siendo», explica como si aún llevara dentro al joven que miraba al público con una corbata exageradamente grande y unas ideas demasiado brillantes para su edad.

Diplomado en Mentalismo, Porras desarrolló una carrera insólita. Prestó su voz al monstruo de las galletas en 'Barrio Sésamo' —siguiendo la estela titiritera, ventrílocua y televisiva de sus padres–, fue pionero del veganismo en la pequeña pantalla y recibió honores en Francia, China o Rumanía.

Uno de sus momentos más surrealistas lo vivió en Channel 4, en Reino Unido, cuando el diseñador Jean Paul Gaultier —«confeso admirador mío, sorprendentemente»— apareció disfrazado de zanahoria. «Diseñó él mismo el galardón y me lo entregó así vestido. Aquello fue antológico. Yo no sabía ni que me seguía», recuerda sobre aquel episodio emitido en la televisión británica.

El mediático astrólogo no solo ha vivido una trayectoria única y reconocida, también se enfrenta hoy a la vida con una mezcla de humor, valentía y gratitud. Desde su refugio almeriense reflexiona: «Tengo claro que el mejor premio que tengo es estar vivo después del cáncer y de los tres infartos de miocardio. Me han colocado cinco stents. El día que uno estalle, me haré un sofá con él, de tantos que tengo ya puestos», bromea mientras reconoce que «ahora es cuando estoy recibiendo buena crítica, porque siempre ha sido injusta conmigo».

Su conexión con Euskadi tiene, en cambio, un tinte más íntimo y afectivo. «Todo lo que suena a vasco me fascina: la mitología, el pueblo, el paisaje, la hospitalidad, la cultura, el sentido de independencia —que no independentista—. Estáis muy por encima de todo eso. Eso me conmueve», afirma.

Atiende la entrevista en una de las escasas pausas del rodaje de su nueva serie para televisión, «dado el éxito de todas las demás. Se llamará '¿Qué Porrás pasa aquí?'. Solo puedo adelantar eso». Mantiene su vitalidad, aunque con una mirada nostálgica: «Sigo siendo un crío. Un niño que nunca se ha ido. La vida es buscar, aprender a encontrarse a sí mismo».

En un tiempo que lo había reducido al 'meme' o a la televisión que formaba tal reparto de 'frikis', Paco Porras regresa como personaje de carne y hueso: único, excéntrico y lúcido. Un hombre que, entre anécdotas, galardones y batallas personales, demuestra que la magia, la autenticidad y el humor siguen siendo una forma de resistencia.

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