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Casa Trabanco: Historia de la sidra asturiana

Hoy nos escapamos hasta Gijón, hasta Lavandera, la cuna de una de las grandes familias sidreras asturianas, la familia Trabanco. Tres razones me han llevado hasta allí: primera, la conexión entre los mundos sidreros vasco y asturianos, la pasión por esta bebida y cultura; segunda, el apoyo constante de Trabanco al Proyecto Zaporeak, cuyo culmen fue la cena solidaria que organizaron en su sidrería-restaurante el pasado 15 de junio, donde tuvieron la colaboración de grandes casas amigas de Zaporeak, como Ganbara y Arzak, en representación donostiarra, junto a Casa Solla, Cocinandos y Sacha; y, tercera, por plantearos un plan diferente de cara a este mes de agosto, porque escaparse a Asturias y disfrutar de su paisaje y gastronomía siempre son una muy buena opción.

1925 es el año en el que se comenzó a comercializar sidra bajo la firma Trabanco. Fue Emilio Trabanco Trabanco quien dio ese importante paso, y, hoy en día son tercera y cuarta generación quienes llevan las riendas del negocio familiar y mantienen vivo el legado. La mayor producción la destinan a sus sidras naturales, Trabanco y Trabanco Selección, más estables, con mayor madurez, cuerpo y acidez. Con las primeras sidras del año elaboran 'Sobre la Madre', más afrutada, tierna y floral. A partir de ahí, van jugando, y podemos encontrar espumosas como el 'Lagar de Camín' o el Brut Nature Poma Aurea. También elaboran una sidra de mesa, Alicia, en homenaje a la abuela, pensada para que mantenga el carbónico en copa, al final es una sidra más limpia, más elegante. Para completar la gama cuentan con una gama de ciders 'Pecado del Paraíso', en lata y botellín, y derivados de la sidra como el vermouth Alma y el vinagre.

Trabanco también es cocina, de muchos kilates que acompaña a la perfección todos sus deliciosos caldos, y, eso es lo que nos ocupa hoy, hablar y recomendar la Sidrería Casa Trabanco. Proyecto que pusieron en marcha Samuel Trabanco y Toñi Olmo allá por el año 1983 y que hoy dirige su hija Yolanda Trabanco, quien cogió el relevo en el año 2000.

En sus fogones elaboran una cocina honesta, muy real, donde dan mucha importancia al entorno donde se encuentran ubicados, teniendo relación con productores cercanos y contando con una huerta propia de donde se nutren para llenar su despensa. Una cocina de kilómetro 0 y que nos cuenta la historia y tradición culinaria de Asturias. Esos guisos, esas cazuelas, esas recetas de toda la vida, las bordan. Parten de las recetas de las abuelas asturianas, las respetan y les aportan un punto de vista actual. Cuidado por los sabores auténticos, muy reconocibles en el paladar, pero, con un punto de atrevimiento que hace más interesante si cabe su propuesta gastronómica. También encontramos guiños a la cocina vasca, con ideas llevadas desde nuestra cultura del txotx. Si a todo ello le añadimos los culines que nos irán escanciando al momento, convierten la escapada a Lavandera en toda una experiencia gastronómica que merece mucho la pena conocer de primera mano.

Han sido varias las visitas y en todas y cada una de ellas Yolanda, su familia y su equipo nos han hecho sentirnos como en casa, nos han recibido con los brazos abiertos, nos han contado los secretos de su sidra, la historia familiar, y nos han deleitado con homenajes gastronómicos de los que hacen época. Estando en Asturias no podían faltar dos de los grandes platos de su tradición culinaria, dos propuestas que bordan: por un lado, la fabada, que está todo el año en carta y que es una delicia que entra bien con frío y calor; por otro lado, el cachopo, el tradicional con jamón ibérico y queso ahumado de Pría, o, el especial de cecina, queso de cabra y cebolla confitada.

Dos de sus grandes estrellas son las cebollas rellenas de bonito, y, en temporada la coliflor que primero cocinan a baja temperatura y luego la rebozan y fríen y que acompañan con una mayonesa de bonito. Las sardinas con jamón o el rollo de bonito en salsa, son dos buenas opciones marineras. Aunque si os queréis sentir como en casa, nada mejor que los tacos de bacalao fritos o el chuletón, que ya os puedo asegurar que no fallan. Los guisos también son una de sus grandes referencias, guisos que van cambiando y que siempre acompañan la fabada, como el pote asturiano, las fabes con almejas o las patatinas con pulpo. Para terminar, su arroz con leche es una maravilla, igual que el sorbete de manzana asada que sorprende muy gratamente, tampoco se quedan atrás la crema de queso suave con puré de mango o el bizcocho templado de chocolate fluido. Una gran casa de comida, una buena sidrería, una experiencia gastronómica difícil de olvidar, eso es Sidrería Casa Trabanco. On egin!

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