El Curry Verde en Hondarribia: el arte de una buena croqueta
Una cocina donde juegan con las verduras de temporada con toques internacionales
Si decidís seguir mi recomendación y escaparos hasta Hondarribia para visitar El Curry Verde y disfrutar de su menú, no dudéis en apostar por tomar sus croquetas como aperitivo, me atrevería a decir que os sorprenderán. La estrella, la que más nos sedujo fue la croqueta de puerro y queso emmental. Una señora croqueta, el arte de hacer una maravillosa croqueta, cremosa por dentro, es romperla y la bechamel tiene ese punto seductor que ya se come con la vista. Y qué sabor, qué delicia, el puerro y el emmental se unen para hacer felices nuestros paladares. Pero, si hay una croqueta que no deja indiferente, esa es la de brócoli al curry verde. Era la primera vez que veía al brócoli como ingrediente de una croqueta y me sorprendió muy gratamente, una textura diferente, pero, que entraba suave en boca y donde el juego con el curry verde le aporta personalidad y carácter al bocado. No es fácil encontrar dos propuestas de croquetas diferentes, especiales, y se agradece la apuesta. Se convierten en dos muy buenas maneras de arrancar la visita y experiencia gastronómica en El Curry Verde hondarribitarra.
Xabi Mendizabal y Enara Ormazabal son los que llevan las riendas del local, un restaurante que la semana pasada celebraba su duodécimo aniversario, puesto en marcha el 9 de febrero del 2012. El proyecto comenzó en la calle Santiago de la localidad bidasotarra, pero, en 2017 se trasladaron a la ubicación actual, en pleno puerto hondarribitarra.
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Dirección Minatera Ibilbidea 3-4
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Web: elcurryverde.com
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Tfno.:
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Comedor: 1 para 50 comensales + 1 terraza terraza para 50
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PRECIOS 2 de 5
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Precio carta 25 euros.
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Cierre lunes y martes y las noches de miércoles a domingo
Xabi estudió Economía en Bilbao y es ahí cuando empezó a asomar la cabeza en la hostelería trabajando como extra en varios lugares. También aprovechó para viajar y empaparse y enriquecerse con las culturas gastronómicas de otros países. En Hondarribia, trabajó en dos referencias culinarias del pueblo como son el Gran Sol, donde estuvo un invierno, y el Arroka Berri, donde trabajó durante dos temporadas.
Enara, en cambio, es diseñadora gráfica, se encontraba sin trabajo en el momento en el que se puso en marcha El Curry Verde y se metió de lleno en el proyecto, aportando un toque visual al proyecto. Entre los dos consiguen que visitar su casa se convierte en una bonita experiencia.
Desde que pusieron en marcha el restaurante, tuvieron muy claro la línea que querían trabajar, sustentándolo en dos pilares, la cocina vegetariana con las verduras como grandes protagonistas, y el toque internacional, los sabores e ingredientes de diferentes culturas gastronómicas a través del mundo. En 2012, cuando abrieron sus puertas, no era muy habitual encontrar propuestas internacionales entre nuestras calles, cosa que ha evolucionado y ha cambiado mucho durante estos 12 años.
Productos locales
En los últimos años han apostado por trabajar con los productos locales, con los productos de temporada que les ofrece la tierra, lo que les lleva a ofrecer una cocina muy cambiante, donde juegan, se divierten y transmiten conocimiento de este amplio e interesante mundo de las verduras. A partir de ahí, no faltan los viajes a través de sabores y recetas, una cocina enraizada en nuestra tierra, en nuestros productos, pero, que te invita a viajar a través del mundo sin moverte del puerto de Hondarribia. Una propuesta que te sorprende y te atrapa, que te lleva a descubrir nuevos sabores y recetas.
A lo largo de estos 12 años El Curry Verde ha ido evolucionando. Empezaron como restaurante, ofreciendo comidas y cenas, para luego añadirle el bar, sobre todo a raíz del cambio de ubicación. Hoy en día, su propuesta se basa en los desayunos y en el menú del día que ofrecen al mediodía, con alguna opción para picotear o acompañar el aperitivo.
En mi visita disfrutamos mucho con su menú del día, un menú que varía semanalmente. Nos gustaron mucho el frescor de la ensalada con cogollos, zanahorias, naranja y más ingredientes, todo un juego de sabores; las crujientes samosas; el toque ahumado de los calabacines, que le venía muy bien; la lasagna de setas; y las tartas de queso y la de chocolate y aguacate. Un menú más que interesante, con mucho sabor y carácter.
Como aperitivo encontraréis el rollito crujiente de primavera Thai, que se ha convertido en un clásico, el guacamole, o las patatas que acompañan con salsa Guancáina, una salsa peruana que se elabora a partir de ají amarillo y queso.
Y los desayunos, su nueva apuesta que está teniendo mucho éxito. Una amplia e interesante carta con 6 tostadas diferentes, 3 sandwiches, 2 bowls, 4 batidos y los zumos, ahí es nada. Todo ello, con un café de especialidad de Sakona, porque quieren cuidar y mimar este apartado. Un lugar con personalidad propia y donde se come muy bien. On egin!