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Jueves, 5 de enero 2023
Puede ser que no las conozcas por shortbread, su nombre oficial, pero seguro que alguna vez has probado (¡y repetido!) esta típica y tradicional galleta de mantequilla originaria de Escocia. Tal es su fama que este manjar escocés cuenta con una fecha fijada en el calendario, ya que cada 6 de enero se celebra el Día del 'shortbread'. Shortbread es un tipo de galleta de masa dulce y suave que se originó en Escocia. Se caracteriza por ser hecha con tres ingredientes básicos: harina, mantequilla y azúcar. A menudo se corta en forma de círculos o triángulos y se decora con patrones dibujados en la masa o con azúcar glas. Aunque hay muchas variaciones, el shortbread tradicional suele ser muy sabroso y crujiente.
El origen de este popular dulce escocés denominado 'shortbread' se remonta varios siglos atrás y, desde entonces, como muchas elaboraciones reposteras, ha ido sufrido variaciones en su recetario. Aunque en la actualidad sea una galleta que se elabora con mantequilla, en sus inicios el 'shortbread' se elaboraba con restos de masa de pan, endulzados y secados al horno, ya que la mantequilla era un producto de lujo. Sin embargo, el refinamiento de estas pastas llegó de la mano de la reina escocesa María Estuardo, quien introdujo la mantequilla en la receta de forma definitiva. Y así, hasta ahora.
Y es que se trata de una receta simple, que no requiere de levadura y cuya elaboración apenas ensucia la cocina. Tradicionalmente, los 'shortbreads' pueden encontrarse en tres formas diferentes: los 'petticoat tails' son triángulos derivados de dividir, en partes iguales, una masa grande de forma circular; los 'rounds' son unas gallegas circulares de tamaño pequeño; y los 'fingers', seguramente los más populares, son los de forma rectangular. Todas ellas tienen, sin embargo, un punto en común. ¿Cuál? Sea cual sea su forma, la galleta ha de estar decorada con pequeñas incisiones, marcadas con un tenedor.
Si eres amante de los 'shortbreads', ponte manos a la masa con una elaboración que se caracteriza por ser rápida y sencilla, y para la que tan solo se necesitan tres ingredientes básicos como son azúcar, mantequilla -importante que esté a temperatura ambiente- y harina de trigo o maicena.
1/2 taza de Azúcar
1/2 taza de mantequilla a temperatura ambiente
1 taza de harina de trigo
Precalentar el horno a 170ºC. Una vez esté encendido, arrancamos con los ingredientes, tamizando la harina y reservándola en un recipiente. A continuación, en otro bol preparamos la mezcla de mantequilla y azúcar, removiendo con suavidad hasta obtener una mezcla homogénea.
Incorporamos a la mezcla la harina previamente tamizada y se procede a seguir removiendo hasta que no haya ningún grumo. Si es necesario rectificar la masa, podremos verter un poco de agua o si está muy pegajosa, un poco de harina. Una vez obtengamos la textura, colocamos la masa sobre una superficie enharinada y la estiramos hasta que tenga el grosor de un centímetro. ¡Es importante respetar esta medida!
Cortar y hornear serán los últimos pasos de la elaboración de nuestros 'shortbread'. Troceamos la masa con un cuchillo o con ayuda de un molde, dándole a las galletas la forma que deseemos para, una vez cortadas, colocarlas sobre la bandeja de horno. Aquí estará la clave de no hornearlas con una temperatura demasiado elevada, sino con lo 170ºC indicados al principio. Pasado un tiempo de 12 minutos de calor, las sacamos del horno y tendremos que dejar enfriar antes de degustarlas. ¡Que aproveche!
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