Francina Armengol, la baronesa fiel a Sánchez

Su elección como candidata para sustituir a Meritxell Batet no ha sido casualidad. Al margen de su experiencia como presidenta autonómica, donde demostró su capacidad para gobernar con los soberanistas de Més y Podemos, su propuesta como tercera autoridad del Estado ha sido el intento de Sánchez de tender puentes con las formaciones soberanistas a las que necesita de cara a una potencial investidura.

Un perfil 'sensible' con Cataluña, tal y como exigió Junts en sus cuatro puntos para dar su voto a la candidatura del PSOE para presidir las Cortes. En sus ocho años al frente del Gobierno balear, Armengol impulsó la lengua catalana, apostando por la inmersión catalana en la educación y eliminando el carácter vehicular de la lengua castellana y dio pasos para una mayor autonomía de las regiones. Ya en la sesión constitutiva la nueva presidenta ha avalado que los nuevos diputados acaten la Constitución con distintas fórmulas y el uso de las lenguas cooficiales en la Cámara.

La expresidenta balear es la cuarta mujer que preside el Congreso. Antes que ella lo hicieron las populares Luisa Fernanda Rudi y Ana Pastor Julián (PP) y la socialista Meritxell Batet (PSOE). Tampoco es la primera vez que un político mallorquín se convierte en la tercera autoridad del Estado. Antes que ella lo fue Félix Pons, que se mantuvo en el cargo tres legislaturas, el más longevo de la historia de la democracia española y al que la presidenta mencionó en su primer discurso en el hemiciclo.

Nacida en Inca, Mallorca, el 11 de agosto de 1971, Armengol flirteó con el independentismo en el sindicato estudiantil Bloc d'Estudiants Independentistes, agrupación próxima a las juventudes de ERC, aunque se afilió al PSOE en los años 90. Fue concejala en el Ayuntamiento de su pueblo entre 1998 y 2000, consistorio del que su padre fue alcalde entre 1991 y 1995. En el Partido Socialista de Islas Baleares ocupó diversos cargos internos hasta ser la número uno y forma parte de la Ejecutiva federal del PSOE desde 2004. Tras dos legislaturas en el Consejo insular, presidió el gobierno autonómico entre 2015 y 2023.

En los últimos ocho años se ha mostrado fiel a Pedro Sánchez en su caída y resurrección como secretario general del partido. Pese a que en un primer momento avaló a Patxi López en las primarias de 2017, finalmente apoyó al candidato madrileño tras «escuchar y entender» a la militancia socialista y fue la única presidenta de un gobierno autonómico que se posicionó a su favor y no de Susana Díaz. También fue una de las pocas líderes territoriales del PSOE que en la anterior legislatura defendió al líder del Ejecutivo en los pactos con ERC y EH Bildu, mientras otros barones del partido como Javier Lambán o Emiliano García Page exhibían su desaprobación.

Su hoja de servicio no es inmaculada. Ya como secretaria general del partido, dio positivo en un control de alcoholemia en 2002. En 2020, fue sorprendida disfrutando de una noche de copas incumpliendo las restricciones que su propio gobierno había impulsado contra la pandemia.

Aunque las mayores polémicas han tenido que ver con dos cuestiones investigadas por la Justicia: el caso Puertos, que salpicó a la Autoridad Portuaria de Baleares y a su ex presidente -designado por Armengol, y el de las menores tuteladas prostituidas.

Tras el 28-M, se convirtió en líder de la oposición. Aunque se especuló en su momento con que Sánchez la seleccionaría para ser candidata al Senado, como otros nombres de peso procedentes del mundo institucional regional, finalmente optó por incluirla en las listas a la Cámara baja.