La debacle del PP vasco sitúa al partido al borde del abismo ante las municipales
Los peores resultados de la historia del partido con Casado hacen sonar todas las alarmas en Euskadi, donde defenderá la moderación el 26-M
JAVIER ROLDÁN
SAN SEBASTIÁN.
Martes, 30 de abril 2019, 09:21
La imagen del candidato guipuzcoano del PP Iñigo Arcauz en la noche electoral, viendo el escrutinio en 13TV prácticamente solo -su compañero de lista Txema ... Murguiondo fue su única compañía para la foto-, resumía gráficamente el hundimiento del partido en Euskadi. Todo ello después de que su presidente nacional, Pablo Casado, decidiera girar el rumbo del partido hacia la radicalidad, sin importarle los daños colaterales que esta maniobra política iba a causar en la formación vasca, cuya tradición liberal y moderada ha estado alejada de los extremismos. Alfonso Alonso, jefe de filas del partido en Euskadi y uno de los pocos 'sorayistas' que ostentan poder orgánico en el partido, había avisado de la importancia de no perder el centro y la moderación, y en muchos momentos tuvo que hacer funanbulismo político para evitar pronunciarse sobre situaciones que levantaron ampollas como la acusación a Sanchez de tener «las manos ensangrentadas» o las alusiciones al pasado de Eguiguren en el último debate televisado.
La noche electoral en la sede del PP de Donostia fue la imagen de la histórica debacle de la formación popular, que volvía a batir el récord de sus peores resultados. Arcauz, que fue elegido a través de un 'dedazo' del mismísimo Casado sin consultar a la dirección del partido en Gipuzkoa, no contó en la noche electoral con el acompañamiento público de Borja Sémper, presidente del partido en Gipuzkoa y que se mantuvo tan lejos de la campaña del aspirante 'casadista' que no estuvo en ninguno de los actos que Arcauz convocó en campaña. Entre ambos existió un cordón sanitario.
El descenso del caudal electoral del PP vasco en estas elecciones era un escenario contemplado por la dirección de Alonso, aunque, por lógica prudencia, en ningún momento se llegó a verbalizar de manera pública. Era un temor que se llegó a somatizar entre los cuadros directivos, pero sin duda pocos pensaban que el desmoronamiento se iba a producir en estos extremos tan drámaticos. El resultado es desolador al quedarse el partido sin representación en el Congreso -entre ellos el alavés Javier Maroto, número tres del partido en España- y lograr unos resultados que, en algunos casos, se quedaban por debajo de la AP de Fraga.
Los barones, como Sémper, afrontan ahora las municipales y forales para evitar otro varapalo
El malestar en Euskadi hacia la estrategia del líder popular sigue siendo indisimulado
En Gipuzkoa, con Sémper a la cabeza y desde el primer momento en que Casado eligió a su candidato, el partido se ha distanciado abiertamente de la impronta 'casadista'. De hecho, la estructura del partido trabaja desde hace meses en ofrecer una imagen totalmente opuesta -de talante moderado y liberal- a la que el inquilino de Génova imprimió a la campaña, y en ese empeño está Sémper, que intentará recuperar los votos perdidos en esta última cita y en las anteriores. Su imagen es el símbolo de su campaña a la Alcaldía de Donostia, y ha dejado prácticamente fuera de foco la sigla y el emblema del partido.
Remontar el vuelo o salvar los muebles en la segunda vuelta electoral que suponen las municipales será un 'más difícil todavía', pero el PP vasco amplificará su mensaje moderado para contrarrestar esta sucesión de calamidades.
Los barones en acción
El partido se asoma a un verdadero precipicio tras el desastre del pasado domingo. Además, se da la circunstancia de que en estas elecciones municipales se medirán en las urnas los principales barones territoriales como es el caso de Raquel González (Bilbao), Amaya Fernández (Bizkaia) o Iñaki Oyarzábal (Álava), al margen del propio Sémper. La posibilidad de que estos dirigentes reciban otro varapalo colocaría al partido en Euskadi en una situación de extrema debilidad.
Sin embargo, el malestar hacia la estrategia que Casado y su equipo ha desplegado para estas elecciones es indisimulado en Euskadi, que ha visto en pocos meses cómo laminaban al histórico Leopoldo Barreda, al expresidente del PP vasco Carlos Iturgaiz de la lista europea o la baja del partido de la veterana edil bilbaína Beatriz Marcos. Sin embargo, la presión hacia Pablo Casado, que ya empieza a aflorar, podría aplazarse para después del 26-M. Si los resultados empeorasen, el horizonte en el partido se antoja imprevisible.
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