El ruido como arma de doble filo
La resaca de polémica por las listas de EH Bildu se ha convertido en una palanca electoral de protagonismo político para la izquierda independentista
La séptima jornada electoral viene marcada por la resaca de la polémica de la listas de EH Bildu ¿Quién sacará mayor beneficio de ello? Ese ... es el debate, mientras ayer se recrudecía el enfrentamiento entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz del PP, Cuca Gamarra, en el Congreso. Los populares están poniendo toda la carne en el asador, convencidos de que han abierto un boquete serio en el electorado socialista. Y el PSOE cree que el PP se ha pasado de frenada y lo va a pagar porque está engordando el marco de Vox, que sube en las encuestas. Los comicios del 28-M son unas primarias de altísimo voltaje. Con mucho barro.
La polémica engorda una doble polarización: entre PNV y Bildu y entre Sánchez y Feijóo
Pero la pregunta es a quién beneficia tanto ruido. En el conjunto de España, con el electorado de centroderecha movilizado a tope, los decibelios de los últimos días desorientan a la gente de izquierdas, que se mueven más por otras cuestiones. ETA ha sepultado el debate de la vivienda. Esa es la realidad. El CIS lanzó ayer un diagnóstico curioso. Los socialistas mantienen la primacía, pero pierden un punto en intención de voto, seguidos de cerca por el PP y con el proyecto Sumar, liderado por Yolanda Díaz, que obtiene la tercera posición, desplazando a Vox al cuarto lugar, y dejando a Podemos como quinta fuerza con cerca del 6% de votos. El descenso de los socialistas explica la fuerte irrupción de la opción yolandista. Pero lo más paradójico es que, a pesar de la división de la izquierda, las formaciones que se sienten en este eje ideológico sumarían una suficiente mayoría para gobernar. Un dato que desmiente la tesis de que la fragmentación de las izquierdas pone la alfombra roja para llegar al poder a la derecha.
Pero la derecha puede verse pues beneficiada por la polémica de la listas, e, incluso, la ultraderecha. El problema generado por este asunto constituye una avería seria en la estrategia electoral del PSOE a la hora de taponar una posible fuga de votos hacia el PP. Así lo reconocen en privado algunos dirigentes territoriales socialistas, que han llamado de forma frecuente a Ferraz en los últimos días, preocupados por el impacto.
El CIS revela una espectacular irrupción de Díaz, que daría a Sánchez una mayoría estable
La respuesta de EH Bildu ha vuelto a suscitar una gran tormenta. La campaña distorsiona las cosas y el debate vidrioso sobre el pasado se enreda. El PNV aprovecha la circunstancia para marcar a EH Bildu. En Gipuzkoa y en San Sebastián, el asunto del relato no es anecdótico. A muchos les importa, sobre todo a los que conocieron el terrorismo. Luego, es verdad que existe una generación en la que ETA es un pasado lejano. En esta sociedad tampoco se han cerrado todas las heridas de ese cruel pasado y hay mochilas que, ciertamente, son dolorosas. Primero, para las víctimas.
Quizá EH Bildu ha preferido rectificar ante la presión ambiental, ante la indignación de los socialistas o ante la conveniencia de ofrecer gestos de empatía con las víctimas de ETA. O quizá ha hecho un mero cálculo electoral. La estrategia de abrirse a nuevos sectores sociales y políticos, que es en lo que está, tropezaba abiertamente con iniciativas tan erráticas como la inclusión inicial de expresos condenados por delitos de terrorismo. Quizá eso sirviera para alimentar al núcleo duro tradicional de la izquierda abertzale, pero para ampliar la mayoría no sirve. Por mucho que los nuevos electores no hayan vivido aquel drama como sus mayores.
El protagonismo alcanzado por EH Bildu en las últimas fechas es una potente palanca electoral. Porque sitúa a la izquierda independentista en el centro, porque, incluso, permite disimular la campaña plana de EH Bildu desarrollada en Gipuzkoa o en San Sebastián, en donde con tal de no cometer errores, navegan a menudo por las aguas del escapismo y de la permanente ambigüedad, sin entrar en las cuestiones candentes y comprometidas. Una cosa está clara. EH Bildu ha aprendido de algunos de los errores que cometió en su anterior etapa de gestión y no quiere para nada despertar el voto de rechazo que le costó el poder. Otra cuestión es que lo consiga.
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