La reconstrucción y el espejo de Feijóo
ANÁLISIS ·
La resaca de la noche electoral para el PP necesitó ayer mucho ibuprofeno entre sus cuadros directivos para aminorar las dolorosas secuelas que produjeron los ... paupérrimos resultados que los populares vascos obtuvieron en las urnas en su estreno en coalición con Ciudadanos. Para este viaje no se necesitaban estas alforjas. El PP vasco supura desde el domingo de unas heridas que quedaron abiertas desde aquel domingo de febrero en el que Alfonso Alonso fue fulminado por el aparato de Génova. Iturgaiz, que meses antes había sido defenestrado de Europa, se convirtió en urgente recambio en una insólita crisis interna del PP vasco, y parece que es el elegido para coser las costuras de un partido que está hecho trizas.
El malestar interno entre los populares vascos era ayer tan indisimulado que la propia Amaya Fernández, presidenta en funciones y alineada con los postulados de Alonso, utiliza una expresión tan llamativa como inquietante para describir el deteriorado escenario político al que se enfrentan. La expresión 'nos hemos pegado un tiro en el pie', verbalizado por la teórica cabeza visible del partido en Euskadi, vaticina un espinoso camino para la reconstrucción definitiva del partido. Una reformulación orgánica del partido que, después del batacazo sufrido en las urnas, debe abordarse a la mayor celeridad. Génova, en esta delicada coyuntura, debería activar un congreso extraordinario a la mayor brevedad para renovar sus estructuras directivas, en interinidad desde hace cinco meses. Unas elecciones internas, sin tutelas, reflejarían el verdadero sentir de una formación que en los últimos años ha estado caracterizada por la moderación. La dirección del PP vasco no puede prolongar más su estado de provisionalidad, ni tampoco la de Gipuzkoa, también en funciones. Esperar a que se celebren sus cónclaves cuando marcan los estatutos, es decir, en primavera, sería empeorar la situación, ya de por sí agravada por unos lacerantes resultados.
Casado y su ejecutiva deben reflexionar sobre el futuro del partido en Euskadi. ¿Dónde está el espíritu de aquella conferencia que se celebró en septiembre en Vitoria? ¿Qué PP quieren para Euskadi, moderado, liberal y en la centralidad, o pegado a la derecha para mimetizarse con un Vox que se sentará en el Parlamento Vasco? ¿El PP aspira a influir en el tablero de la política vasca o a terminar en una inanición política tras una infinita travesía por el desierto?
El espejo de Feijóo es al que los populares vascos se miraban ayer, aunque aún retumbaban en alguno oídos la frase escuchada en la noche electoral de que «se había ganado a las encuestas...»
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