El aterrizaje forzoso de los clásicos
Diario de campaña ·
Los candidatos recurren al debate sobre el futuro del autogobierno para romper la frialdad de la campaña electoral vascaEn la séptima jornada electoral, la temperatura apenas ha subido un grado. El termómetro sigue frío y no hay manera de elevar el diapasón ... y de distinguir las voces de los ecos. Esa sensación de apagado general comienza a preocupar en los cuarteles generales de los partidos. Quizá, por eso, todos buscan la frase de oro y exploran tácticas para zaherir al adversario. Que, hasta ahora, la campaña no levanta pasiones. Que este es un país pequeño y aquí nos conocemos todos. Y el 'factor nacional' sigue siendo el tarro de las esencias, el combustible más barato para quemar sentimientos. La rentable hoguera de la identidad.
Iñigo Urkullu, candidato del PNV a la reelección, volvió a señalar, y a alertar, del riesgo de 'recentralización' que, en su opinión, esconde el Gobierno de Pedro Sánchez, y en el que la Comisión de Reconstrucción -en la que los jeltzales votaron el miércoles en contra de algunas de sus propuestas- es un buen ejemplo de ello. Sobre todo en materia educativa y sanitaria. La advertencia no es nueva, no es un mero brindis al sol, sostienen los jeltzales, y constituye un verdadero aviso para navegantes para Sánchez. Sobre todo, argumentan, si quiere una mayoría viable que dé luz verde a unos Presupuestos en Madrid. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, realizó ayer el anuncio del acto más original de la campaña: un triple llamamiento a subir el domingo a los montes Ernio, Serantes y Zaldiaran. Un símbolo de esfuerzo. Los jeltzales intentan movilizar a sus bases con la épica mendigoizale.
La 'reconstrucción', según el PNV, puede ser como el caballo de Troya y utilizarse como ariete para desgastar al modelo autonómico. Los nacionalistas insisten en que Euskadi hubiera podido gestionar mejor la pandemia sin mando único y sin estado de alarma. Es decir, que más autogobierno no solo es sinónimo de 'más bienestar', sino también de 'más seguridad'.
Los socialistas de Idoia Mendia entran directamente al trapo de esta discusión y defienden la gestión 'coordinada' de la crisis. Y sí parecen dispuestos a rescatar el debate sobre el futuro estatus. Quieren alertar de los riesgos que, en su opinión, puede acarrear no movilizarse en las urnas frente a un peligro de frentismo nacionalista que no hay que descartar, en absoluto. Para el PSE, la abstención es un rival muy temible, porque un sector de sus electores, los más críticos y los más indecisos, no es precisamente de adhesión inquebrantable y le da mil vueltas a su voto hasta el último segundo. Por eso, Idoia Mendia acusó ayer al PNV de «esconder» su proyecto para superar el Estatuto, y recordó que, en su momento, los jeltzales pactaron las bases del nuevo marco político con EH Bildu para tener como anclaje el derecho a decidir. Es decir, a su juicio, cuando el nacionalismo vasco abraza la pretensión de un nuevo pacto para renovar el Estatuto de Gernika, hay gato encerrado. Porque prefiere obviar que mantiene en su programa electoral una explícita propuesta para celebrar una 'consulta habilitante'; es decir, un referéndum previo en Euskadi que 'blindaría' un texto acordado de nuevo Estatuto en el Parlamento Vasco, que, después de ser sometido a un primer veredicto en las urnas, debería ser negociado en el Congreso. Y, finalmente, sancionado en un segundo referéndum.
Es decir, jeltzales y socialistas, que compartirán previsiblemente tareas de gobierno en la próxima legislatura, colocan sus respectivos mojones en el debate y se marcan mutuamente. Los jeltzales para esgrimir el fantasma histórico de la LOAPA. Y los socialistas para advertir del riesgo de hegemonismo nacionalista. Como en los viejos tiempos.
En este duelo, Euskal Herria Bildu ha decidido poner el acento en su crítica al PSE a cuento de la reforma laboral, y de la votación en el Congreso que se repitió de forma inédita para tumbar una enmienda de los independentistas vascos. Lo ocurrido da argumentos a la formación soberanista para cargar las tintas contra el Partido Socialista y exigirle que cumpla lo pactado. Un asunto que, en todo caso, pone de relieve lo alejada que está en Euskadi la mera hipótesis de una alianza de izquierdas. Para Elkarrekin Podemos-IU, estas dificultades son obvias y le empujan a reforzar su apuesta por abrir un nuevo ciclo político para liberarse de complejos y prejuicios del pasado.
El símbolo de Gernika
A su vez, Carlos Iturgaiz espera que la foto de Pablo Casado e Inés Arrimadas el domingo en Gernika suponga toda una 'reconciliación' con el centro liberal vasco y el final de algunos clichés. Las visitas a Gernika se han convertido en un símbolo de 'unanimidad' en Euskadi. El más integrador.
Con el fin de semana, la subida de varios grados en la temperatura electoral se va agradecer, a la espera de nuevos debates y de las últimas encuestas. Lo que falta, de verdad, es una pizca de emoción y una mínima ración de ilusión. Hemos pasado esta primavera una desconocida prueba de estrés, el personal aún no se ha repuesto del todo de su impacto y no ha aterrizado mentalmente en las urnas. Todos lo sabíamos. Y ese sigue siendo el verdadero problema.
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