Una amarga noche para Casado
ANÁLISIS ·
El PP vasco volvió a encajar un nuevo revés en las urnas al perder cuatro escaños y retener cinco, uno de ellos sería para Ciudadanos. ... La fotografía que ha arrojado las urnas ha salido algo desenfocada para la coalición que el PP de Casado enhebró en Euskadi con los liberales de Ciudadanos, ahora liderados por Inés Arrimadas, como primer experimento de una entente constitucionalista con el objetivo puesto en la Moncloa. La prueba ha sido un fiasco porque la suma de votos de los dos partidos –129.000 hace cuatro años– ha restado al final al contabilizar la menguante cifra de 56.000 sufragios. En política las crisis aireadas a los cuatro vientos tienen fatales consecuencias. La escabechina interna que reventó la estructura directiva del PP vasco y se llevó por delante a Alonso, presidente del partido que fue apeado en febrero a pocos días de la frustrada convocatoria del 5 de abril, ha pasado de manera irremisible factura.
La abrupta marcha de Alonso, un moderado en sus tesis políticas y seguidor de los postulados del binomio Rajoy-Sáenz de Santamaría, ha dejado famélico al partido en Euskadi y no ha podido frenar la hemorragia de votos que está sufriendo desde hace quince años, una tendencia declinante sin freno precisamente cuando la violencia terrorista ya ha desaparecido. Los populares, en este escenario sin ETA, no han encontrado su espacio y parte de su antiguo electorado, ya sin la amenaza de los violentos, prefiere mantenerse en el voto útil de un PNV que, con Urkullu a la cabeza, se ha hecho fuerte en la centralidad.
Pablo Casado buscó de urgencia a Carlos Iturgaiz, un esencialista de las tesis 'aznaristas' de aquel PP de finales de los 90, para liderar el partido y revitalizarlo, pero no ha logrado en las urnas sacarlo del bache. Primero tendrá que reconstruir un partido diezmado, una tarea que no será nada fácil, y luego la formación conservadora deberá definir cuál es su hoja de ruta de cara el futuro: la derechización a la sombra de Vox o el camino de la moderación en la defensa del foralismo constitucionalista. Además, la estrategia de Casado tampoco ha conseguido atraer a los votantes de Vox, que han multiplicado sus votos en Euskadi y además ha conseguido por primera vez sacar un escaño en Vitoria. El peor escenario.
Y no hay que olvidar que la mayoría absoluta de Núñez Feijóo en Galicia es toda una enmienda a la totalidad a la política impulsada por Casado. El 'barón' gallego se hace más fuerte en el partido. Todo un aviso para navegantes.
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