Un reloj en marcha
La cuenta atrás del reloj electoral comienza oficialmente este próximo viernes aunque en la práctica se ha iniciado ya. Los protagonistas son en gran medida ... nuevos y tienen cuatro semanas para darse a conocer. Su apuesta es lograr que el debate electoral pivote sobre la agenda vasca y se proteja del ruido de la política española. No va a ser sencillo porque el pulso va a ser muy apretado. Pero el factor de proximidad puede funcionar en esta ocasión. Vivimos en un país pequeño en el que la desaparición del terrorismo nos ha liberado a todos y nos ha permitido, como decía el escritor Bernardo Atxaga, elevarnos unos centímetros del suelo y andar más ligeros, sin esa maldita mochila. El 21-A saldremos de dudas. La primera gran batalla se libra en el seno del nacionalismo vasco entre el PNV y EH Bildu. Habrá que comprobar si el desgaste del poder es tan evidente y si la alternativa que pregona el cambio de ciclo está tan madura.
Convendría un poco de cautela porque aún quedan muchos indecisos y hay movimientos en el subsuelo que quizá no se perciban a simple vista. No se trata de una discusión esencialista que gire alrededor del imaginario abertzale. Esa es la gran novedad, que la discusión se centra más en torno al eje económico y social, al funcionamiento de los servicios públicos, la sanidad, la educación, la vivienda y el empleo. La dialéctica derecha-izquierda, con todas sus matices, reemplaza al factor nacional que ha estado omnipresente en la conversación pública vasca en los últimos años. En el nuevo paisaje vasco, sin violencia, el debate electoral se 'europeiza'. El 21-A, los socialistas también van a tener que decantar el fiel de las alianzas y ser determinantes en la política de pactos. Todo apunta a que la opción PNV-PSE tiene todas las papeletas de continuar. Pero la relación de fuerzas que salga de las urnas será determinante para saber en qué condiciones se reedita la alianza, si Pedro Sánchez puede respirar aliviado, y si el PP logra salir del córner vasco y tener un papel clave si los jeltzales y el PSE no suman una mayoría absoluta.
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