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J. F.
Miércoles, 7 de mayo 2025, 13:04
El Parlamento Europeo, a través de su campaña «Europa contra la desinformación», está realizando talleres para equipar a periodistas con herramientas de verificación. Durante una de estas actividades en A Coruña, Carlos Rullán, responsable de redes sociales del Parlamento Europeo en España, ha ofrecido una perspectiva preocupante sobre la magnitud del problema. Según Rullán, la desinformación preocupa enormemente a la ciudadanía europea. Un 80% la ve como una amenaza directa a la democracia, lo que subraya la gravedad de la situación actual.
El experto explicó en declaraciones a la Cadena Ser que, si bien los bulos no son un fenómeno nuevo, su velocidad y alcance de difusión han cambiado radicalmente en la era digital. «Ahora es más fácil que nunca», afirmó, señalando directamente a plataformas como TikTok, X o Facebook, que viven del «engagement». El contenido emocional, como la desinformación, es «el que más atrae y se propaga, apelando a nuestras emociones más básicas como el miedo, la rabia o la sorpresa». Además, la desinformación ofrece «una respuesta sencilla a problemas muy complejos» y se ve reforzada por nuestros propios sesgos, como el de confirmación o el de grupo.
Rullán puso como ejemplo reciente de ataque a instituciones democráticas la difusión en febrero de contenidos falsos asegurando que la UE había creado un órgano supranacional para anular elecciones. En realidad, se trataba de la creación de una comisión parlamentaria denominada «Escudo Democrático», evidenciando cómo se manipula la información real para generar bulos.
Ante este panorama, el equipo de redes del Parlamento Europeo lleva a cabo una doble labor: por un lado, traducen el lenguaje institucional a un formato accesible para el ciudadano, y por otro, monitorizan la conversación social para detectar manipulaciones. Para corregir rápidamente las mentiras, trabajan «en comunidad con verificadores, periodistas y sociedad civil».
Carlos Rullán insistió en que la alfabetización mediática será fundamental en adelante y concluyó con un mensaje directo: «La mejor arma contra la desinformación es la ciudadanía informada». Para lograrlo, según Rullán, es necesario contar con «periodismo de calidad, herramientas de verificación y educación desde edades tempranas».
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