La demanda de Emmanuel y Brigitte Macron, nueva batalla de la guerra de Francia contra los bulos

El presidente francés, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte Macron, han presentado una demanda por difamación en Estados Unidos contra la influencer ultraderechista Candace Owens, marcando un nuevo capítulo en la lucha del Elíseo contra las campañas de desinformación. La acción legal se suma a los esfuerzos legislativos y educativos de Francia para combatir la propagación de noticias falsas, especialmente aquellas orquestadas con fines de desestabilización política.

La denuncia, presentada ante un tribunal de Delaware, acusa a Owens, quien cuenta con millones de seguidores en plataformas como Instagram, X y YouTube, de difundir una teoría conspirativa que sostiene que la primera dama francesa es una mujer transexual, nacida como Jean-Michel Trogneux, nombre que en realidad pertenece a su hermano. Según la demanda, Owens ha promovido esta teoría desde 2024, llegando incluso a vender camisetas con el rostro de Brigitte Macron y el eslogan «hombre del año». Además de estas acusaciones, la demanda señala que Owens ha afirmado que los Macron son parientes consanguíneos y que el presidente fue elegido como parte de un programa de control mental operado por la CIA.

La pareja presidencial ha declarado que presentó la demanda después de que Owens ignorara múltiples solicitudes de retractación de estas «mentiras verificablemente falsas y devastadoras». Brigitte Macron, de 72 años, ya había recurrido a los tribunales en Francia por afirmaciones similares sobre su identidad de género, dando lugar a la condena de dos mujeres el año pasado por difundir contenido falso en YouTube.

Esta no es la primera vez que Emmanuel Macron se ve envuelto en el centro de oleadas de desinformación. Durante su campaña presidencial de 2017, fue víctima de un «pirateo masivo» que culminó con la publicación de gigabytes de información confidencial de su partido, ¡En Marcha!, horas antes de las elecciones, en un intento de manipular el proceso democrático. En ese entonces, también circularon informaciones falsas sobre su presunta homosexualidad o una supuesta cuenta en un paraíso fiscal, propagadas principalmente por medios progubernamentales rusos como Russia Today (RT) y Sputnik. Tras asumir el cargo, Macron no dudó en criticar públicamente a estos medios calificándolos de «órganos de propaganda mentirosa» y «órganos de influencia».

Más recientemente, en mayo de 2025, el presidente francés fue objeto de otra «extravagante» campaña de desinformación del Kremlin, esta vez relacionada con un pañuelo arrugado que ocultó brevemente en una mesa durante un viaje en tren a Kyiv con el primer ministro británico, Keir Starmer, y el canciller alemán, Friedrich Merz. La mentira, ampliamente difundida por cuentas prorrusas y funcionarios del Kremlin como la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, acusaba a Macron de esconder una pequeña bolsa de cocaína. El rumor alcanzó millones de visitas en internet y ocupó titulares en la televisión nacional, obligando al Elíseo a desmentir rápidamente la historia.

Funcionarios franceses ven este engaño como otro intento ruso de desacreditar a Macron y a la 'Coalición de Voluntarios' en sus esfuerzos por apoyar a Ucrania y la paz. David Colon, experto en desinformación rusa, señala que los rusos también tienen como objetivo a los periodistas, quienes «dan eco» a estas narrativas. Algunas figuras prorrusas francesas, como Nicolas Dupont-Aignan y Florian Philippot, fueron identificadas como «repetidores» de esta retórica del Kremlin.

Ante la creciente amenaza de la desinformación, Francia ha adoptado una estrategia en varios ámbitos. Macron impulsó una ley específica para combatir las noticias falsas durante los periodos electorales, que fue aprobada por la Asamblea Nacional. Esta legislación permite a un candidato o partido recurrir de urgencia a un juez para solicitar la supresión de contenido, la eliminación de cuentas o incluso el bloqueo de sitios web que difundan noticias falsas de manera «deliberada». También aumenta las obligaciones de transparencia sobre el contenido patrocinado y otorga poderes al Consejo Superior de lo Audiovisual para intervenir contra intentos de desestabilización por parte de medios controlados por Estados extranjeros. Aunque la ley ha sido criticada por la oposición y sindicatos por posibles riesgos para la libertad de expresión, Macron la considera fundamental para garantizar la integridad del debate público.

Además de las medidas legislativas, Francia ha reforzado su lucha contra la desinformación a través del organismo Viginum y ha puesto un fuerte énfasis en la alfabetización mediática y la educación. El Centro de Educación en Medios e Información (CLEMI), dependiente del Ministerio de Educación ofrece recursos a profesores y organizando concursos de periodismo escolar. Desde 2015, el gobierno francés ha subvencionado cursos sobre veracidad e Internet, y financia asignaturas optativas en la enseñanza secundaria. Organizaciones civiles como 'Entre Les Lignes', compuesta por periodistas voluntarios, ofrecen talleres para jóvenes con el objetivo de promover el pensamiento crítico y convertirlos en «ciudadanos ilustrados», capaces de clasificar la información y dudar de las fuentes. Este enfoque integral busca no solo contrarrestar las mentiras una vez difundidas, sino también equipar a la ciudadanía con las herramientas necesarias para identificar y resistir la manipulación, un imperativo en el panorama geopolítico actual.

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