Qué es la inflación subyacente y por qué te debes preocupar
Esta medida se caracteriza por no tomar en cuenta los alimentos sin fabricar ni los productos energéticos
El ascenso imparable del IPC es uno de los temas del año. Un índice que te afecta en tu día a día, si bien el grueso de la ciudadanía se aleja de su evolución porque le cuesta interpretarlo. Cada mes te vamos contando cómo está, si sube o si baja, cómo se han comportado los diferentes conceptos y qué afección van a tener en tu bolsillo.
La situación económica mundial no levanta cabeza desde el arranque de 2020. Primero fue la pandemia, que paralizó la actividad hasta niveles no vistos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Después fue la falta de suministro o el encarecimiento de las materias primas. Últimamente, los precios de la energia (luz, gasolina) son los que han copado los titulares y, en menor medida, los alimentos frescos. ¿Por qué? Porque son los que han más subido y, en consecuencia, los que tiran el IPC al alza, como acaba de suceder en el mes de mayo.
Con todo, hay que aclarar algunos aspectos. Una cosa es la inflación, que abarca todos los aspectos, y otra la inflación subyacente. Más precisa. Y es la que te vamos a explicar en este artículo. Esta medida se caracteriza por no tomar en cuenta los alimentos sin fabricar ni los productos energéticos, ya que estos fluctúan según factores internacionales. Por ende, al haber conflictos bélicos, los precios de los alimentos y energía suben inmediatamente.
La cifra
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8,7% es la tasa del IPC en España en mayo tras subir cuatro décimas desde abril.
La inflación subyacente se usa para medir la escalada de precios tanto a corto como a mediano plazo debido a que los factores transitorios son eliminados. Por otro lado, este tipo de inflación permite medir los resultados de la política monetaria en un país, ya que se excluyen los elementos internacionales. Así es como este subconjunto incluye los bienes y servicios que presentan menor volatilidad con el transcurrir del tiempo. En consecuencia, prescinde de servicios administrados, agropecuarios y concertados, presentando menos altibajos en su tasa mensual.
La inflación subyacente se caracteriza por no tomar en cuenta los alimentos sin fabricar ni los productos energéticos
La inflación subyacente es una variante de la general y se diferencian en pequeños aspectos. Mientras que la general, mide el alza de los precios de los bienes y servicios en un periodo determinado, la subyacente hace lo mismo, pero tomando en cuenta menos elementos. Con el IPC se puede apreciar la evolución de los precios que se consumen en promedio en una vivienda española. A partir de este índice se obtiene la inflación subyacente, que extrae solo unos pocos rubros del IPC, arrojando una cifra mucho más precisa. Por ende, no se valora el combustible, electricidad, gas, frutas, verduras y otros elementos que sí aparecen en la inflación general. Asimismo, servicios como las comunicaciones, bebidas alcohólicas, tabaco, vivienda, calzado y muchos más forman parte del índice de precios al consumidor.
¿Y a cuánto está la inflación subyacente actualmente en nuestro país? Pues a un 4,9%, su nivel más elevado desde octubre de 1995. Este dato es preocupante, dado que indica que los fabricantes ya están trasladando las subidas de precios que han sufrido en las materias primas a los consumidores. Es decir, significa que los productores ya no pueden contener más el aumento de precios y, por tanto, deciden trasladarlos al resto de la economía. Una situación que impacta directamente en los bolsillos de los ciudadanos ya que ven cómo, por ejemplo, la cesta de la compra se encarece. Todo ello sin olvidar que los tipos de interés subirán en verano. Agárrense, que vienen curvas...
