Casi 190.000 vascos cobran menos de 1.300 euros debido al trabajo a tiempo parcial
Las medias jornadas se han disparado este año a máximos desde 2016, representando ya el 19% de todos los ocupados
Sergio Llamas
Lunes, 21 de julio 2025, 06:18
Un 21,5% de los asalariados vascos cobra menos de 1.315 euros al mes (reciben 14 pagas anuales), una precariedad que se nutre principalmente ... de los trabajadores con contrato parcial. Así lo advierte el estudio sobre el salario mínimo de negociación colectiva que el Gobierno Vasco presentó este pasado miércoles. Según recoge, en total 189.500 personas quedan por debajo de ese umbral de las que casi dos tercios no dispone de una jornada completa.
Se trata de un colectivo numeroso y con rasgos de mujer. «Hay 140.000 personas empleadas a tiempo parcial de las cuáles 103.000 son mujeres que trabajan en limpieza, hostelería o trabajo doméstico», identificó el viceconsejero de Empleo e Inclusión, Alfonso Gurpegui, durante el análisis de los datos elaborados por la consultora Ikertalde.
Su estudio se nutre de la Encuesta de Estructura Salarial (EES) y de la Encuesta de Población Activa (EPA), al ser estas dos estadísticas que incluyen servicios domésticos y pequeños empleadores, lo que les convierte en una fuente fiable para conocer los salarios que perciben los sectores más vulnerables.
El propio informe advierte que un 15% de las personas trabajadoras (un porcentaje que conforman 134.100 asalariados) ingresa menos de 1.144 euros cada mes. «En el análisis de estos datos podemos asegurar, de nuevo, que existe un problema mayor en los trabajadores a tiempo parcial», subraya Gurpegui. De hecho, estos representan el 83% del total de este grupo, que ni siquiera alcanza el actual SMI, fijado desde febrero en 1.184 euros.
La extrapolación de ambas bases de datos revelan también que el salario medio en Euskadi se sitúa en los 35.332 euros anuales para las personas con jornada completa, aunque para los trabajadores a tiempo parcial cae hasta los 12.749. Una situación que cada vez afecta a más vascos.
Y es que, según los últimos datos del INE, en Euskadi el empleo a tiempo parcial se ha disparado a máximos de la última década. Basta con comprobar las cifras del primer trimestre del año. Aunque los datos cifraron un aumento en el número total de empleados, lo hicieron a costa de las jornadas parciales. Los trabajadores a tiempo completo cayeron en 33.000 personas, una pérdida que compensaron las 40.000 nuevas incorporaciones a tiempo parcial. Se trata de un desequilibrio no visto desde 2016, que lleva a este grupo a representar ya el 19% de todos los ocupados actuales.
La parcialidad se nota, y lo hace donde más duele, creando pobreza también entre aquellos que asumen compromisos laborales. «Disponer de un empleo no garantiza estar al margen de las situaciones de pobreza o de ausencia de bienestar», alertan en la consejería de Economía, Trabajo y Empleo. Una máxima a la que el estudio intenta poner cifras. «Hay un componente considerable de personas que disponen de ingresos por trabajo asalariado y no obstante están dentro de los colectivos de Pobreza y Ausencia de Bienestar», detallan.
Entre el primer grupo, que conforman más de 100.000 vascos cuyos ingresos no alcanzan el 40% de la mediana total, se estima que un 29,5% de sus ingresos proceden del trabajo asalariado. Entre los segundos, más de 210.00 personas que se quedan por debajo del 60% de este valor y se asoman a la pobreza al tener dificultades para acceder a bienes de consumo duradero, como la vivienda, los salarios suponen más de la mitad de sus ingresos (el 51,2%).
Complementos al salario
Hay más estadísticas que buscan poner nombre y rostro a los trabajadores en situación de pobreza, y que resaltan el impacto que tiene la parcialidad. Ocurre con las prestaciones de la garantía de ingresos. El año pasado beneficiaron a 17.879 vascos con salarios laborales. A estos datos se podrían sumar también otras 11.344 ayudas dirigidas a personas con un empleo que no reciben la RGI, pero forman parte de unidades de convivencia en las que sí hay personas titulares de éstas. Sus apuros, además, se pueden calificar de «estructurales», ya que la mitad de este colectivo se benefician de este tipo de rentas desde hace más de dos años, y en 4.000 casos superan los cinco.
En resumen, «son personas que trabajan y que aún así no llegan a fin de mes», manifestó el viceconsejero de Empleo e Inclusión, quien destacó que entre los preceptores de estas ayudas vuelven a destacar las mujeres, y también las personas de entre 35 y 54 años, con un mayor predominio entre quienes no superan los estudios obligatorios.
En todo caso, aunque la parcialidad es el principal ingrediente en la falta de salarios para mantener con solvencia a las unidades de convivencia, hay otras realidades que contribuyen a su empeoramiento en el ámbito vasco, como un mayor coste de la vida -un 7% por encima de la media española según advierte el estudio- o una progresiva tercialización de los empleos en el territorio, que habitualmente contribuyen a reducir los ingresos que nutren las arcas familiares.
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