¿Es necesaria una ley que regule el teletrabajo?
La ministra de Trabajo abre un melón y pone en alerta a patronal y sindicatos, mientras empresas y trabajadores consultados por DV piden sentido común y sosiego
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha abierto la caja de los truenos al poner en marcha los trabajos previos para la aprobación en Cortes ... de una ley que regule el teletrabajo. Lo ha hecho sin contar con sindicatos ni patronal -lo que deja en mal lugar su teórica apuesta por el diálogo social- y sin esperar a conocer las eventuales sugerencias de la Comisión para la Reconstrucción desarrollada en el Congreso de los Diputados.
Sea como fuere, la polémica está ya servida, pues las primeras premisas conocidas de esa regulación obligan a las empresas a pagar la totalidad de los gastos que los trabajadores tengan que soportar en su casa, como puedan ser los servicios de internet, la luz o los ligados a los equipos informáticos necesarios para desarrollar la actividad habitual desde casa. Eso, junto al derecho a la desconexión digital, el derecho prioritario al teletrabajo para quienes cuenten ya con una reducción de jornada y la obligación a respetar la llamada 'desconexión digital' del empleado.
El primer contenido de la norma -siquiera teórico- no ha gustado nada a la CEOE, cuyo presidente, Antonio Garamendi, no ha tardado en recordar que, si les aprietan demasiado, las empresas siempre pueden deslocalizarse y empezar a contratar en países como Portugal, Brasil o Argentina».
Las espadas están en lo alto, y lo cierto es que el teletrabajo es una alternativa real al tradicional desempeño presencial que hemos descubierto de improviso, casi obligados y en el peor escenario anímico posible. Una posibilidad que funciona y que, precisamente por eso y por la evidencia de que ha llegado para quedarse, en mayor o menor medida, toca analizar.
Pero ¿qué opinan las empresas y los trabajadores de Gipuzkoa sobre este asunto? DV ha hecho un repaso de la situación con cinco compañías de cinco sectores diferentes, y el primer mensaje, rotundo y muy importante, es que lo que hemos conocido muchos en la pandemia no es, en modo alguno, el verdadero teletrabajo. De mera «supervivencia» tachan algunos de los entrevistados lo vivido, y recomiendan de algún modo no legislar 'en caliente'.
Cifras
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3,2% es el porcentaje de españoles que teletrabajaban antes de la pandemia, según el INE.
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4,3% es el porcentaje de personas que teletrabajan habitualmente más de la mitad de los días.
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5.000 al año ahorraría una empresa si se teletrabaja al ritmo del confinamiento, según EffiWork.
Quienes sí han conocido el empleo desde casa hablan maravillas de él, apuntan -sin embargo- que el contacto personal no conviene perderlo y no ponen por delante la cuestión de si la empresa ha de pagar o no el recibo de internet del empleado. Lo que sí surje una y otra vez es la necesidad de abordar el asunto con sosiego, y el que más vale tener un puesto de trabajo cómodo. De todos modos, alguna firma que ha preferido permanecer en el anonimato sí reconoce que el asunto se perfila como un auténtico caballo de batalla.
Ibermatica
José Manuel Barrutia | Director de Estrategia
«No me siento desprotegida porque no exista un marco legal que lo regule»
José Manuel Barrutia es el director de Estrategia y Digital de Ibermática; una persona acostumbrada a moverse en la 'nube', como el resto de empleados de la firma de Miramón que, explica, ya conocían el teletrabajo, muchas veces en casa del cliente. «No lo tenemos en convenio, pero lo realizaba, antes de la pandemia, un 10% de la plantilla, bien porque lo pedía el trabajador por convenirle en términos de conciliación, bien por voluntad de la empresa, que en este caso sí aporta una compensación», explica. «Ahora -reconoce-, todo ha cambiado y casi todos quieren acogerse a este régimen». «Los jóvenes lo ven como algo natural, y es que meter a mil personas en una oficina es un concepto del pasado», añade. A su juicio, «está bien aprobar una normativa, pues siempre hay vacíos, pero en un punto medio, con un marco general que pueda mejorar luego la empresa». «El comité de empresa es comprensivo y toca regularlo, aunque habrá que ver que dice la legislación, pues no todo es ahorro para la empresa,», apunta. Sobre los gastos y otras cuestiones a debate, como la desconexión digital, aboga por «el sentido común». «Entiendo la preocupación, y a la vuelta del verano seguro que se habla de todo esto con mucha más normalidad», concluye.
María Berasategui | Controller de gestión
«Meter a mil personas dentro de una oficina es un concepto del pasado»
María Besasategui cree firmemente que el teletrabajo «normal»-pues subraya que durante la pandemia y con los colegios cerrados todo ha sido mucho más complicado- es una fórmula que tiene «más pros que contras». Así que no piensa demasiado en cuando en septiembre la plantilla de Ibermática empiece a regresar, de manera progresiva, a la oficina. «Veo más a mi hija, con lo que no dependo de terceros para cuidarla, y tengo más flexibilidad», dice. «Eso sí, esto es algo que no lo veo para un 100%, pues también necesitas contacto con los compañeros, prefieron un híbrido», añade. «No me siento desprotegida por falta de un marco legal que lo regule, y creo que café para todos a lo mejor es un poco arriesgado», afirma, y resalta que más que cumplir con ciertos horarios ella aboga por «completar hitos». Sobre el polémico pago de los gastos, sentencia que «yo internet ya me lo estoy pagando», aunque aclara que «sí serían necesarios unos mínimos, un portátil, unas herramientas...».
Sobre la desconexión explica que en Ibermática ya fichan estando en teletrabajo, «con lo que no veo cambios». «Si se plantea como que no le tiene que salir gratis a las empresas parece algo malo, y no lo es», afirma.
Logikaline
Ainara Mintegiaga | Televendedora
«La verdad, si me preguntan ahora si quiero esto para siempre diría que sí»
A Ainara Mintegiaga no se le borra la sonrisa de la cara durante toda la conversación. Y es que ella, como muchas otras personas, ha descubierto en el teletrabajo una fórmula mágnífica para combinar las responsabilidades de un empleo que le gusta y la posibilidad de cuidar de sus dos hijos, de siete y cuatro años, respectivamente.
«La verdad, si me preguntan ahora si me apuntaría a esto del teletrabajo para siempre diría que sí, que sí que quiero hacerlo, estoy encantada», afirma.
Esta experta televendedora reconoce que el salto con un portátil a su casa al decretarse el estado de alarma fue complicado. «Lo hicimos todos de un día para otro, pues estábamos bien preparados, pero el principio fue un poco caos, aunque desde ese primer día Iñaki (Gorostidi) nos dijo que estuviéramos tranquilos, que pondrían una guardería o algo para atender a los niños, cosa que luego, claro no se pudo», rememora. Sobre la regulación, los gastos y los horarios, afirma que en su caso «el teletrabajo ofrece unos ahorros en gasolina importantes», pues vive en Elduayen, y que ella marca sus propio horarios. «A lo mejor no es para todas las empresas o todas las personas, pero yo tengo claro que me apuntaría a esto para siempre», señala.
Iñaki Gorostidi | Fundador y gerente
«Según como se tire de la cuerda, nos planteamos contratar fuera de Euskadi»
Iñaki Gorostidi, que encarna como pocos la figura del emprendedor en Gipuzkoa, al haber levantado de la nada en Abaltzisketa una empresa de 180 personas, es quizas, de todos los consultados, el más molesto con los mensajes lanzados por la ministra de Trabajo. Y es que tras subrayar que Logikaline «ha funcionado de maravilla en la pandemia y desde el primer día, con una implicación genial por parte de la gente bajo la fórmula del teletrabajo y sacando adelante proyectos muy complejos», no se resiste a poner algunos puntos sobre las íes. «Si nos hacen pagar de todo...», lamenta enfadado. «La cuestión no son 50 euros por internet, que no lo entiendo, el verdadero problema es el espacio, los 50 metros que tienen algunas casas, el cuidado de los niños... y de eso no hablan», apunta.
Tras insistir en las bondades del teletrabajo -con el que, dice, «el que es buen trabajador sigue siéndolo y el que es un vago, lo es mucho más»-, advierte de que «si tiran mucho de la cuerda con la regulación, nos platearíamos contratar fuera de Euskadi, me da igual en Cuenca que en Perú».
Iñaki Gorostidi ve en esto otra pìedra en el camino de aquellos que quieren ser empresarios, «algo que se ha convertido en una aventura y que se va a acabar», afirma.
Xabet
Ohiana Mendizabal | Directora de operaciones
«Lo que hemos vivido no era teletrabajo sino supervivencia»
Ohiana Mendizabal, directora de operaciones de Xabet, ya había teletrabajado en condiciones normales, así que lo primero que explica cuando se le pide un análisis es que «esto no ha sido teletrabajo, sino pura supervivencia». «Con los niños en casa (tiene un bebé de nueve meses), y tú y tu marido trabajando un montón de horas, lo más que puedes hacer es organizarte para atender al niño, además acabas trabajando mucho porque tampoco te importa, como no puedes hacer otra cosa...», asegura.
Pero el teletrabajo que ella conoce no es ese, sino otro en el que «la productividad es buena y ganas en conciliación con tu vida, con toda tu vida». Por eso, frente a la flexibilidad que, dice, aporta el teletrabajo, desconfía de la legislación en el sentido de que «si regulas algo basado en la confianza y que funciona, lo cortas e introduces rigidez». Sobre el asunto de quién paga qué, Mendizabal explica que «todo depende de qué necesites para tu trabajo y de si lo tienes ya o no en tu casa; si ya dispones e internet, pues no te lo tendrán que pagar, pues ahorras de otro lado». «Lo que sí creo que es importante, pensando en esa ley, es que la empresa te provéa siempre de un puesto de trabajo, de un puesto que sea confortable», afirma.
Alberto Conde | CEO
«El problema es que exigir y limitar reste interés por el teletrabajo»
Alberto Conde, CEO de Xabet, firma donostiarra especializada en transformación digital de empresas e industrias, es de los que cree que entrar como elefante en cacharrería en el asunto de la regulación del teletrabajo -una fórmula que en su 'casa' llevan ya en el ADN- no es lo más conveniente. Y es que, como su compañera, recuerda que lo que hemos vivido estos meses «no ha sido teletrabajo». Por eso aboga por «recurrir siempre al sentido común». «Nosotros lo tenemos como una herramienta más, aunque hay cosas que has de resolver tomando un café en la oficina, por eso lo de pagar los servicios que consuma el trabajador no lo veo, no sé, si no los tiene ya en su casa, pues a lo mejor..», dice.
Lo que tiene claro es que «exigir y limitar tiene el problema de que puede terminar restando interés a una cosa interesate y buena para todos». «¿Es una opción? ¿Es una xigencia? Si ya lo llevamos bien ¿para qué una regulación que encorseta?», afirma.
«En Xabet funcionamos claramente en clave de confianza, y si legislas para todos puedes penalizar la fórmula; ahora, creo que la esencia es que el teletrabajo beneficie siempre a las dos partes y nunca solo a una de ellas», concluye.
Bankoa
Iñigo Apaolaza | Dir. de RRHH y operaciones
«Preparábamos una política de teletrabajo y la hemos parado»
Iñigo Apaolaza, director de Recursos Humanos y Operaciones de Bankoa, reconoce que, justo antes de que llegara la pandemia, la entidad estaba redactando una política sobre teletrabajo. «Lo estábamos preparando y lo hemos parado, claro; a ver qué sale», apunta un tanto esceptico pues, como subraya, «las legislaciones tienden a sobreproteger a la parte más débil con el consiguiente riesgo de terminar por desincentivar esta modalidad de trabajo».
Apaolaza explica que «ya existe cierta regulación en el Estatuto de los trabajadores y en la Ley de Igualdad», y subraya que él es «más partidario de que asuntos como éste se regulen en la empresa o en el convenio sectorial, que es donde se está más cerca y más vinculado a la realidad de cada negocio». «No es lo mismo el teletrabajo en un mercado de abastos que en una empresa de informática», añade.
Sin «prejuzgar», insiste, asegura que un planteamiento generalista «puede desanimar a la gente». Además, y ya centrado en su negocio, saca a colación «cuestiones de las que no se habla, como la seguridad de la información o los requerimientos de las mutuas sobre el puesto de trabajo». «Ciertos costes pueden ser compartidos, pero no creamos que la empresa ahorra siempre», dice.
Edurne Blanco | Comunicación
«Yo he estado muy bien este tiempo, pero no firmaría volver»
Edurne Blanco, responsable de Comunicación Externa y Corporativa de Bankoa, reconoce que el teletrabajo durante el obligado confinamiento ha resultado toda una experiencia personal y profesional que, sin embargo, no querría repetir bajo ningún concepto. «Me ha gustado y, la verdad, es que yo he estado muy bien, y me ha venido muy bien para ciertas cosas ligadas a lo mejor con estrategia o la creatividad, pero echaba en falta el contacto humano, así que no firmaría volver, como mucho un par de días a la semana», explica.
Al repasar cómo ha sido ese choque inesperado con el teletrabajo, Blanco pone en valor la formación en gestión de equipos recibida en el banco: «Ha sido fundamental; nos hemos enfrentado a una situación complicada y ha habido que escuchar mucho las visicitudes de cada miembro del equipo antes de ponernos a trabajar». Sobre la operativa, asegura que la entidad «ha estado muy cerca de las oficinas y de los clientes».
Y respecto a la regulación o no, sonríe y parafrasea a Fernando Simón al señalar «yo de eso no hablo». «Habrá que regular, pero sin que eso sea un tira y afloja». «Yo lo que sé es que el teletrabajo exige mucha disciplina y autogestión», afirma.
Angulas Aguinaga
Ana Fernández | Directora de RRHH
«Antes de regular creo que falta un trabajo previo en cada empresa»
Ana Fernández es la directora de Recursos Humanos de Angulas Aguinaga, donde, explica, «aldecretarse el confinamiento, de un día para otro tuvimos que irnos a casa a trabajar unas cien personas». «Nos fuimos la gente de la oficina, pues los compañeros de producción, al ser la empresa actividad esencial, siguieron en su puesto, lo que es de destacar».
«La verdad -añade Fernández- ha sido un éxito, puesto que nos pilló preparados, y ahora, incluso, hay protocolos y cosas que hemos descubierto en el confinamiento y que seguimos utilizando, como por ejemplo el 'Teams' para mantener reuniones».
Sobre la implantación de una forma más o menos generalizada del teletrabajo, asegura que lo óptimo sería «balancear las necesidades de empresas y trabajadores, pero de una manera organizada». Antes que regular o que abordar una ley, Fernández opina que cada compañía ha de hacer un trabajo previo en cuanto a gestionar los tiempos, definir jornadas y puestos concretos, y en base a esa reflexión abordar la puesta en marcha del trabajo a distancia. «Es que según qué puestos, qué responsabilidades o qué tareas, algunos son mejores en teletrabajo y otros, no», dice. Su empresa lo estudia «como una herramienta más»
Inés Bilbao | Brand Manager
«Teletrabajar requiere disciplina y gestionar muy bien el tiempo»
Inés Bilbao, 'brand manager' de La Gula del Norte, coincide con muchos de los protagonistas de este reportaje en que no se puede calificar de teletrabajo 'normal' a lo que se ha vivido en los últimos meses. Aún así, ella, que ya conocía el sistema, se declara «partidaria» del mismo pero con matices, pues reconoce que para su trabajo necesita «contacto» con otros compañeros «y de cerca se solucionan mucho mejor las cosas y surgen siempre las mejores ideas».
«Es más complicado desconectar, sí, pero es que el teletrabajo requiere de autodisciplina y de gestionar muy bien los tiempos; y eso es siempre complicado», dice. Para Bilbao, «legislar puede estar bien, pero las empresas necesitan flexibilidad en este asunto».
«Entiendo que el móvil, el portátil y esas cosas, vale, te las pueden dar -todos nosotros en Angulas Aguinaga tenemos de la empresa-, pero es que es mucho más importante, creo yo, el espacio físico, el lugar donde trabajas; muchos han sufrido estos meses de confinamiento dolores de espalda si no tenían una silla buena o de cabeza por los auriculares todo el día puestos», apunta.
Inés Bilbao cree que «las empresas, en general, han de ir adecuándose a una fórmula que ha venido para quedarse».
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