La crisis de la automoción sigue afectando a las empresas guipuzcoanas
GKN Driveline de Zumaia fue el año pasado una de las damnificadas por el frenazo del coche eléctrico, y Stadler de Oñati acaba de anunciar 58 despidos
La crisis de la automoción impulsada en gran parte por la falta de demanda del coche eléctrico, después de que las grandes marcas acometieran fuertes ... inversiones para transformar sus fábricas hacia la electrificación, dejó ya su huella el año pasado en nuestro territorio y lo seguirá haciendo en este ejercicio. Una de las firmas del territorio que sufrió el año pasado en sus propias carnes el frenazo de la movilidad sostenible fue la zumaiarra GKN Driveline, que renunció a su departamento de Desarrollo de Motores Eléctricos y mostró su intención de prescindir de 34 trabajadores. La razón esgrimida fue el escaso resultado de la apuesta de la empresa por el desarrollo de motores eléctricos.
Más recientemente, a inicios de este mes, otra empresa ligada a la automoción, la oñatiarra Stadler, anunció su cierre, lo que supondrá dejar en la calle a 58 trabajadores. La firma manufactura piezas metálicas sintetizadas para clientes como Mercedes, Volkswagen y BMW, y su dirección ha anunciado la tramitación de un expediente de regulación de empleo para toda su plantilla. Una compañía que se encontraba en concurso de acreedores desde el mes de julio y que no ha podido superarlo.
Stadler es una de las muchas empresas que integran en nuestro territorio la cadena de suministro para la automoción. La compañía, que fue fundada hace 56 años, ya sufrió fuertes pérdidas durante la crisis derivada de la pandemia, que llevó a la dirección a presentar un ERE en 2021 para despedir a doce trabajadores y reducir los salarios un 30%, aunque finalmente no se llevó a cabo. La crisis de la industria alemana ha sido la gota que ha colmado el vaso. Otra empresa que el año pasado también aplicó un ERE fue la planta de Cementos Rezola, de Añorga, tras el cierre del horno y su traslado a Arrigorriaga, aunque en este caso las razones aducidas por la empresa fueron la necesidad de mejorar la eficiencia por las exigencias ambientales exigidas por Europa a las cementeras.
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