Tomás Arrieta se mantiene desde hace un mes como presidente interino del CRL
El lehendakari deberá decidir a quién pone al frente del organismo laboral
Pilar Aranguren
Martes, 27 de marzo 2018
Tras diez años al frente del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi (CRL), Tomás Arrieta concluyó a finales del mes pasado oficialmente su segundo y ... último mandato. El reglamento del organismo no permite prolongar su presidencia. Arrieta sigue estando al frente del organismo laboral pero de forma interina hasta que el lehendakari Iñigo Urkullu decida quién será su sustituto.
Esta es una potestad del lehendakari desde que en 2012 se modificó la ley del Consejo de Relaciones Laborales. Hasta entonces eran los sindicatos y la patronal quienes designaban al candidato y el lehendakari quien lo nombraba. Pero a partir de esa fecha tanto la designación como el nombramiento recaen en este caso en Iñigo Urkullu.
Tomás Arrieta espera que el lehendakari no tarde mucho en deshojar la margarita y nombre a su sustituto. "No quisiera que mi mandato se prolongara durante mucho tiempo", admitía a este medio. Pero cree que no el nombramiento del nuevo presidente no será cosa de días o de pocas semanas, sino que considera que podría prolongarse un par de meses.
El todavía presidente no se plantea a sus 59 años ocupar otro cargo público. Con los diez años al frente del CRL y otros cinco como secretario general con Martín Auzmendi , un mandato, por cierto, que recuerda como "muy convulso", ve colmadas sus aspiraciones. Arrieta es letrado de la Seguridad Social y cuenta con una plaza en Vitoria, que será probablemente su destino.
Pero ¿qué le espera al nuevo presidente? De entrada, una negociación colectiva bastante bloqueada. La renovación de los convenios no terminan de despegar al ritmo deseable tras varios años en los que se ha producido una gran esclerosis, provocada en parte por la última reforma laboral. Fruto de ello, el avance de la negociación estatal que está comiendo terreno poco a poco a la vasca, con lo que se corre el peligro de que se pierda el ámbito vasco de negociación colectiva.
Por otro, el único gran acuerdo firmado entre Confebask y los cuatro principales sindicatos de Euskadi en casi dos décadas, hablamos del Acuerdo Interprofesional, que da prioridad aplicativa a los convenios vascos sobre los estatales suscrito el 17 de enero de 2017, no está teniendo recorrido precisamente por esa ausencia de renovación de convenios. Y además está siendo cuestionado desde diferentes sectores estatales. Pero el ataque más duro llegó la semana pasada por parte de la patronal de restauración estatal, Feadrs, que lo ha impugnado ante los tribunales. Una iniciativa que ha levantado en armas a los sindicatos vascos. ELA exige a las administraciones vascas que no contraten a empresas que "impugnan nuestros acuerdos". LAB dice que supone la aplicación del "155" en materia de relaciones laborales y CC OO defiende el pacto "frente a los ataques de la patronal y la inacción de ELA".
Por otro lado, las enquistadas relaciones entre los dos bloques sindicales, ELA y LAB, por un lado, y CC OO y UGT, por otro, lejos de atemperarse se han ido agravando en los últimos años a raíz de las diferentes estrategias en la negociación colectiva, la participación en la mesa de Diálogo Social de los dos sindicatos de corte confederal y ahora de la mesa sobre la Brecha Salarial, en la que inicialmente partició LAB, pero que ha abandonado tras la primera reunión.
Estos son algunos de los retos a los que deberá enfrentarse el nuevo presidente, aunque no son los únicos. Necesitará mucha mano izquierda, capacidad mediadora y muchas dotes de interlocución. Las quinielas están abiertas.
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