«Los jóvenes tienen ya el chip de la igualdad de oportunidades»

- ¿Qué supone este premio?

- Un honor por lo que Aspegi supone para Gipuzkoa y algo muy dulce tras años complicados para las empresas, con 'gorabeheras' y dificultades.

-¿Es más fácil para una mujer progresar en una empresa familiar como la suya que en una multinacional, por ejemplo?

-No me atrevería a decirlo ya que llegar arriba es difícil tanto para un hombre como para una mujer. Algunas multinacionales, al expandirse por varios países, están muy abiertas a la igualdad y se les exigen unos porcentajes que no se exigen a la empresa familiar. Más que ese factor, es la sociedad la que ha frenado que la mujer no haya evolucionado como lo ha hecho el hombre.

-¿En Lacor Ibili siempre ha habido mujeres en la cúspide?

- La empresa siempre ha estado liderada por hombres ya que los fundadores y las segundas generaciones, mi abuelo y sus tres hijos, eran hombres. Y en esta tercera generación se ha optado por mí para el liderazgo, habiendo hombres y mujeres. Y además se ha hecho de manera muy natural. En nuestra empresa los puestos se ganan siempre por méritos, sean hombres o mujeres, el tema del género nunca ha provocado ninguna desigualdad. Y mi trayectoria ha sido desde abajo. Tras acabar los estudios, entré en la empresa haciendo una sustitución de una administrativa que estaba embarazada, luego hice tareas más comerciales, y luego más estratégicas, para pasar al consejo de administración y ahora a mi actual cargo. Todos los puestos por donde he pasado han sido un aprendizaje y un recorrido de este tipo es necesario para conocer bien una empresa.

-Aspegi le considera un referente empresarial. ¿Tuvo algún espejo de mujer en el que mirarse?

-Más que una con nombre y apellidos, todas las mujeres, e incluso nuestras propias madres, somos referentes de nosotras mismas. Todas a lo largo de la historia han tirado para adelante con sus trabajos.

-Todavía no es lo habitual ver a mujeres en puestos de alta responsabilidad en las empresas, y en los actos económicos la mayoría son hombres. ¿Se ha sentido siempre bien tratada o alguna vez ha vivido algún episodio incómodo?

-Siempre me he sentido cómoda. Nunca he vivido una situación complicada. Quizás porque las personas con las que he coincidido en esos lugares, hombres en este caso, han sido súper respetuosos. Sí que es verdad que en puestos de cierto rango hay muchos más hombres todavía, y hay mucho trabajo por hacer. Son puestos a los que el networking ayuda a llegar y esa red de contactos es algo que necesita de muchos años, no se hace de un día para otro, y en las últimas décadas no han podido llegar tantas mujeres. Afortunadamente hay redes como Aspegi vitales en la causa contra la desigualdad que ayudan a que sea esto así con una seriedad y un rigor ejemplares.

-Usted es madre, ¿cómo ha podido conciliar un puesto de responsabilidad como el suyo con la vida familiar?

-Es cuestión de organizarse, sobre todo con tu pareja. Mi marido también es empresario, entiende mi día a día y los dos estamos en la misma tónica. Hay que lanzarse profesionalmente y asumir que algún día faltarás a algo de un hijo tuyo, pero que otro día ya podrás ir. Hay que saber cuándo priorizar el trabajo y cuándo la familia. Es compaginable y hay que animarse a dar el salto.

-El año pasado recibió otro galardón, el de empresa del año por parte de la Cámara de Comercio de Gipuzkoa. ¿Dónde está el secreto?

- Más que una fórmula concreta el secreto es el grupo que tenemos, que es fantástico, trabaja en la misma dirección y lo hace bien. Es importante el hecho de no pensar que ya no se puede mejorar. Todo es mejorable y no hay que caer en la autocomplacencia.

-¿Cómo ha vivido la empresa este 2022 marcado por la guerra y la inflación y qué perspectivas tienen para 2023

- El 2022 se unió al 2021 y al 2020, con Covid y guerra. Llevamos un tiempo con mucha convulsión. En 2022 las ventas se estabilizaron pero ha habido un gran desvarío con los costes. Nos hemos adaptado como hemos podido a la situación, pero igual que ha hecho todo el mundo, con una organización flexible.

-¿Es posible la igualdad real?

- No solo es posible, sino que tiene que ser posible. Creo que no queda mucho ya que las nuevas generaciones llegan con otro chip ya que la defensa de la igualdad de oportunidades la tienen más marcada.