A debate las posibles salidas de Ulma y Orona

Javier Sotil (Bergara, 1951) fue presidente del Consejo General de Mondragon desde 2014 hasta 2016. Tomó las riendas del Grupo tras uno de los momentos más delicados, la caída de Fagor Electrodomésticos, y las dejó dos años después en manos del actual presidente, Iñigo Ucín. Este ingeniero industrial, que sentó las bases de lo que se llamó el 'Mondragon del futuro', realizó además parte de su andadura profesional en Ulma, donde ocupó el cargo de Jefe de planta. La oñatiarra es hoy una de las dos empresas que plantean su posible salida del paraguas de Mondragon.

Cuando se le pregunta si la posible salida de Orona y Ulma puede suponer un cuestionamiento del cooperativismo de Mondragon entiende que «las cosas no van por ahí». «Las personas de Ulma y Orona han sido y son cooperativistas. Han cooperado y sido solidarios a lo largo de la historia de Mondragon y partícipes en muchos proyectos de intercooperación: Lagun Aro, Mondragon Unibertsitatea, Ikerlan...».

Pero añade a renglón seguido que «también han recibido la solidaridad de otras cooperativas. Alguna de ellas no existiría si esa solidaridad no hubiese funcionado, tanto en el aspecto económico como en el de la aportación de personas para gestionar las cooperativas en dificultades».

Recuerda que el cooperativismo del Grupo va de «intercooperación y solidaridad y hay que seguir impulsando esas ideas porque los retos son importantes».

Unas ideas que entiende no se tienen por qué resentir con la necesidad de crear valor en los negocios y tener resultados económicos, unas cuestiones que también han estado siempre presentes en las cooperativas de Mondragon, «porque si no se crea valor no hay nada que repartir», remarca. Por lo tanto, no cree que esta pueda ser una de las razones que empujan a ambas cooperativas a buscar su futuro al margen de la casa madre.

Añade que el gran diferencial de las cooperativas ha estado en el modelo de reparto, que ha ayudado a crear una de las sociedades con mejor distribución de la riqueza. «En un entorno de individualización creciente es necesario impulsar estos elementos básicos de las cooperativas. No es fácil hacerlo de manera independiente y el ámbito Mondragon debe ser el mejor lugar para trabajarlos». Añade que el desarrollo cooperativo es más complicado hacerlo fuera del Grupo que lidera Iñigo Ucín.

Eso sí, deja claro que «por estar fuera del grupo cooperativo nadie va a mejorar sus rentabilidad, que desde un punto de vista estrictamente económico no deberían tener mayores cambios, «ni a mejor ni a peor». Sotil tampoco considera que las razones que podrían explicar su posible salida pasen por la necesidad de contar con mayores recursos financieros fuera del Grupo o mayor libertad para acudir a los mercados financieros. «No creo que sea una cuestión determinante en este momento, aunque la necesidad de recursos financieros hay que trabajarla en la cooperativas desde el momento del reparto de resultados para reforzar los recursos propios, con la vista puesto en el largo plazo. Pensar en una cooperativa para las siguientes generaciones y no para los socios actuales».

Sotil deja claro que no conoce las razones de la posible salida de ambas cooperativas. «No puedo creer que sea un deseo de cooperar menos ni de ser menos solidarios, por lo que la única explicación que encuentro está en el modo de articular estas ideas y en los comportamientos individuales».

Apunta que los «individuos pasamos pero el proyecto cooperativo de Mondragon es fundamental para este país y sus personas». Y recuerda que «seguramente elGrupo con sede en Arraste no tiene todas las respuestas, pero sí un largo recorrido de experiencia que debe ser enriquecido con nuevas personas e ideas, más allá de desavenencias puntuales». Remata indicando que el cooperativismo tiene mucho futuro y que será un regalo para esta sociedad.

Agustín Markaide (Arrasate, 1958) se ha visto sorprendido por este movimiento pocos meses después de que haya dejado la máxima responsabilidad de Eroski –un cargo que ha ostentado durante once años– una vez cumplida la edad legal de jubilación. Este peso pesado del grupo Mondragon apunta que si se produjera la salida «sería una noticia muy triste», aunque esa posibilidad forma parte de las reglas de juego. Eso sí, lamenta que «este debate se ha hurtado a los demás socios de Mondragon, a los miles de cooperativistas de otras cooperativas, que no tienen conocimiento de lo que pretenden Orona y Ulma más que por la prensa».

Explica que eso no se corresponde con la cultura y las formas habituales de participación de Mondragon, donde los asuntos se discuten profundamente durante el tiempo necesario con los representantes de las cooperativas para llegar a una propuesta que es llevada a un Congreso. «Se informa a todas las cooperativas, estas pueden enmendarla y se debate, y se decide por las mayorías correspondientes».

Y va más allá al señalar que esperaría que «el debate sobre la permanencia se produzca en las cooperativas implicadas con una alta calidad. Limitarse a votar reflejaría una calidad muy limitada. Una participación de mayor calidad exige que la votación se realice tras disponer de buena información, verdadera y completa, sobre lo que se propone y los porqués de esa propuesta y no otra y que se posibilite un debate constructivo y, sobre todo, que sea cooperativo, en el que el futuro propio y el de los demás, los cooperativistas y la sociedad, y la solidaridad estén presentes».

A Markaide tampoco le consta que la posible salida se deba a un cuestionamiento del cooperativismo de Mondragon, «porque el Mondragon actual está construido con propuestas, entre otras, de las propias cooperativas en cuestión, y no se conoce, que yo sepa, otro proyecto diferente». E incide en la idea anterior: «el debate no está a la altura de su relevancia y del papel histórico de las cooperativas implicadas».

Defiende que los resultados de las empresas son también una cuestión muy importante en las cooperativas, pero sin perder de vista la necesidad de gestionarlos de un modo cooperativo, lo que supone «hacerlo de un modo más igualitario, más solidario con otros y con las generaciones futuras, es decir, fortaleciendo las reservas, y causando un mayor y mejor impacto social, generando empleo de mayor calidad a largo plazo o contribuyendo decididamente a la sostenibilidad».

Añade que «si no está vigente esa parte se observan cooperativas sin 'alma'», y que esa cualidad en la gestión del resultado no debe pasar a segundo plano nunca en una cooperativa auténtica, con 'alma'»

Markaide entiende que esa parte social no es un lastre para los planes expansivos de las cooperativas. «Los proyectos empresariales de las cooperativas individuales están muy soportados en las fortalezas de cada una de ellas en sus mercados. El carácter cooperativo aporta ventajas indudables sobre otros competidores, y tienen que ver con la involucración de las personas».

Añade que esas fortalezas pueden mantenerse incluso si ese equipo humano perdiera el sentido cooperativo, «que es solidario por naturaleza. Algo por otra parte, no creo en absoluto que esté ocurriendo».

El expresidente de Eroski descarta que la salida de socios pueda suponer una merma de los fondos colectivos que tiene Mondragon para promover nuevas actividades o para financiar proyectos en situaciones de dificultad, ya que cuenta con un «notable volumen de recursos para atender esas necesidades».

Y recuerda que tras la caída de Fagor Electrodomésticos se constató y reafirmó la independencia que realmente tenía cada cooperativa en su gestión. Cada cooperativa ya era autónoma e independiente antes de ese proceso y lo ha seguido siendo después».

Destaca que también se definieron mejor los mecanismos de solidaridad, a la que añadimos el apellido de 'más exigente', de modo que quien la recibe debe ser más activo en tomar las decisiones que le llevan a no necesitarla en el futuro. Recuerda que «hay muy pocos que no hayan necesitado en el pasado la solidaridad de otros». Y apunta que quien tiene la fortuna de practicarla a menudo, puede también sentir el deseo de no hacerlo. Pero no hay opción, para estar en Mondragon es necesario estar dispuesto a ser solidario».